miércoles, 10 de marzo de 2010

(II) "¡Fuerza Chile!"

Un país que renace de los escombros

Sé que circulan teorías sobre experimentos nucleares los cuales pudieron haber causado intencionalmente el caos en este país así como en Haití. La noche anterior a los hechos se vio una Luna ya no blanca e inocente, sino una Luna amarillenta, anaranjada y a momentos rojiza, notoriamente exaltada, pronosticando que algo andaba mal. Pero esta no es la única prueba –si quiere tomarse así-, se vieron durante el día unas nubes extrañas, rectas, sin forma natural, por el contrario, casi artificiales, evidenciando las ondas magnéticas que viajaban por nuestros cielos junto a inexplicables gamas alteradas de colores. Podemos avalar esto como hacer la vista gorda e ignorar, podemos culpar naturalmente a las placas de Nazca, podemos filosofar diciendo que es parte del destino, cuestiones de karma o deudas cósmicas, o reclamar el cúmulo de energía estancada en nuestra tierra, que por nuestra falta de conciencia y conexión con el mundo y el universo, no circula fluidamente. Podemos tratar de encontrar una y mil explicaciones, y tal vez sea una mezcla de todo, pero en estos momentos, con la sensibilidad al borde de la histeria de esta patria que cursa un proceso de re-construcción no servirán teorías ni respuestas, sino acciones y apoyo en todas sus formas. Los que nos encontramos en mejor estado nos preocuparemos de sacar nuestras conclusiones y comprobar estudios, los cuales, personalmente no me considero apta para exponer por creerme sin el derecho moral de hacerlo en este instante.
Pero sea como sea, esto comprueba lo vulnerables que somos frente a las catástrofes y ante la maravillosa Natura, que no es ni amante de nosotros ni enemiga, sino un ente neutro por sí mismo.

Sigue existiendo una congoja colectiva aplacada sutilmente por una suerte de esperanza protagonizada por los cientos y cientos de anónimos que de alguna u otra forma hemos intentado aportar, y aunque nunca parezca suficiente es un avance. Cabe destacar el optimismo y la fuerza interna que me ha sorprendido gratamente; Me parece fuera de lo común la entereza que mueve a este pueblo, haciendo de aquél punto herido en el corazón del país, el motor que empuja a “tirar pa´rriba”,“echar pa´lante” como héroes de la vida propia. La calidad humana sobresale en esta crisis y es inconmensurable y conmovedora, golpea hasta al más duro e indiferente en apariencia, demostrando que la frivolidad es sólo una mascarada.



… Miro la fotografía de aquél artesano chileno llamado Bruno Sandoval, que sin esperarlo se ha convertido en el ícono de este drama y de la campaña de Teletón “Chile ayuda a Chile” que ya recaudó más de cincuenta mil millones de pesos para levantar al país, pero sin afán de burla o de incomodar no pude evitar percibirlo como algo tragi-cómico; Al principio me cuestioné: “Ser reconocido como el rostro de un cataclismo que destruyó no sólo casas y mató personas, sino que derrumbó millares de sueños no puede sentirse muy bien..” pero luego entendí que se trataba más que eso; Se trata no de una postura de víctima, sino de un resurgimiento, de un país que pese a estar devastado ahora no dejará de luchar por sí mismo, haciendo que del dolor nazcan las obras más grandes, hermosas y honestas.

Ahora no puedo más que sumarme a las palabras de Bruno cuando dice: “[…] comencé a cavar desesperado entre el barro y vi la bandera. Estaba casi destruida y llena de barro. La miré y me di cuenta que tenía un hoyo al medio" – afirma-. "Cuando la estaba examinando miré al frente y veo que dos reporteros me están sacando una foto. Así comenzó todo".
“Yo mostré la bandera sin intención. Ahora me doy cuenta que al ver que estaba rota, simbolizaba que era todo el país que estaba roto por el terremoto. Estamos sucios y embarrados, igual que la bandera, pero aún estamos en pie. Saldremos adelante con la unión de todos". "Estoy contento de que esta imagen sirva de esperanza para los chilenos, pues hemos sufrido mucho. Ojalá todo salga bien y se pueda reconstruir la zona y el país”.

Eso esperamos todos y tendremos la fe puesta en ello.

Nunca me he calificado como alguien precisamente patriota, mas bien me considero como una “ciudadana del mundo” a quien le tocó vivir en este país, pero hoy en día cuando en la memoria del presente –que no es otra cosa que el pasado- deja una cicatriz en mi gente y la conciencia social nos alienta y a la vez nos produce una suerte de culpa por ser parte de los afortunados, permítaseme vociferar: “¡Fuerza Chile!”.