miércoles, 20 de enero de 2016

Relaciones estiradas (Parte I: Traiciones)



(Los relojes blandos o La perseverancia de la memoria, por Salvador Dalí)

I

¿Alguna vez tuviste un amigo, una pareja, un compañero, un contacto o conocido, el que duró más de la cuenta en tu vida? Yo sí, principalmente por apego o por no saber decir adiós. El cariño y el respeto muchas veces te cohíben para poder alejarte de esa persona, ya que no quieres herirla, inclusive si se trata de un familiar.
Hay ocasiones en que el miedo al cambio y la fuerza de la costumbre nos obligan a llevar relaciones por más tiempo del debido, aún cuando dentro de ti, sabes que esa relación está agonizando o simplemente necesitas aires nuevos para crecer, porque ya entregaste todo lo necesario recibiendo a tu vez, todo la enseñanza que te correspondía de ese alguien. No digo que todos los lazos deban ser rotos para expandir nuestros horizontes, hay uniones que son indestructibles, entrañables, eternas. Incluso hay algunos seres que salen y vuelven a tu vida, justo en los momentos más claves. Diría que es una cuestión de procesos individuales necesarios.

En el pasado, en mi adolescencia, el universo me obligó a terminar a la fuerza con unas amistades que nos estaban agotando a mi hermana y a mí. Había envidia hacia nosotros, la cual no queríamos asumir, la cual perdonábamos diariamente como monjas ciegas. Era lo que teníamos, era el círculo que habíamos formado con esfuerzo, cariño y dedicación, pero ya era tiempo de conocer otras personas, de tener otras experiencias, de alejarse de rencores silenciosos. El primer aviso fueron los prejuicios sociales, los cuales rebatí con fuerza, declarando que no me importaba cómo las viera el mundo, eran mis amigas y las defendería con capa y espada. (Sí, era esa época en la que comencé a querer tirar abajo prejuicios discriminadores y separatistas, y esquemas mentales cerrados y equivocados). Lo más triste de este asunto, es que esto generó un rumor, inventado por una misma compañera del grupo “poniéndose el parche antes de la herida”, diciéndole a otra que yo me avergonzaba de ella, cuando en realidad, yo fui la primera en defenderlas a todas, quien abogó para que la amistad continuara sin importar lo ñoñas que las viera el resto. Lo que importaba era lo que teníamos, nuestro cariño y nuestro lazo. Pero mis explicaciones no bastaron, el gritar mi verdad no bastó. Esta persona terminó odiándome -según sus propias palabras-, argumentando que esa otra compañera no tenía razones para mentirle. Nunca entendí su motivación ni su propósito, aunque se lo pregunté directamente. No hubo respuesta clara, sólo lágrimas y culpabilidad en su rostro. Y aún así, traté de entenderla y perdonarla, pese a lo que hizo.
Hice los esfuerzos que estuvieron al alcance de mi mano, haciendo llamadas durante todas las vacaciones de verano, para pedir disculpas que no debía pedir, para poder ser escuchada, para sanar un corazón roto, que habían dañado en mi nombre, con crueldad. No resultó, como les cuento, pero el ambiente escolar nos volvió a unir por compromiso y costumbre, quizás ninguna se atrevía ni sabía a dónde más ir... El tiempo pasó, y con ello, muchos otros sucesos, los cuales tratábamos de resolver con madurez. 

El segundo aviso importante pasó a mitad de la secundaria, en el que, la relación ya gastada, ya cansada, ya “estirada” demás, al fin iba a romperse. Una nueva mentira, una grave, que incluía esta vez, a mi hermana, la cual no estaba presente ese día. Encontré una nota, abandonada a su suerte, sin ningún cuidado en el piso, la cual iba dirigida a otra compañera fuera del grupo, pero amiga en común de algunas de nosotras. En ella inventaba un ataque violento y físico que supuestamente mi hermana preparaba contra la persona que escribió la nota (la misma persona que dañó mi relación con la amiga anterior). Como si para una niña de 14 ó 15 años fuese tan fácil contratar a un matón.
No lo soporté, aclaré las cosas con la chica que recibió el papel y luego encaré a la mentirosa. Nunca le había subido la voz tanto a alguien, nunca le había hablado con tanto dolor a alguien que quería, a alguien con quien conversaba todos los días, a quien apoyaba, consolaba, defendía y aconsejaba incondicionalmente. Nos regañaron a todas injustamente. “¡impertinentes profesores, no entienden lo que pasa. No dimensionan la gravedad de esto!” pensé, (seguramente con palabras más fuertes). No volvimos a hablar luego de ello, nuestros caminos estaban irremediablemente separados ya. 

Otras personas de confianza me contaron los chismes, mentiras y cosas feas que decían de mi hermana y de mí. Falacias que les podrían la boca, pero que, con sinceridad, en primera instancia me hicieron reír genuinamente. Entendí que sólo almas tristes hablan así de alguien que quisieron. Ahora pienso que me lo tomé demasiado bien, tenía un temple de acero en ese entonces. Debí refutar, pero ¿para qué? ya todo había acabado, no quise volver atrás, pero al parecer les importaba más a ellas, de los que ellas me importaban a mí ahora. Me alegro de nunca haber caído en su juego malsano, de no haber hablado mal de ninguna, de no haber revelado ningún secreto, de hecho, jamás hablé de esto sino hasta ahora. Después de más de 13 años. ¿Por qué ahora? sólo necesito sacarlo de mi sistema, ya que no pude evitar recordar este suceso luego de terminar recientemente otra amistad, en otro contexto y de otra forma, la cual contaré próximamente.

15 comentarios:

lichazul dijo...

hay de todo en la viña reza el dicho, y pienso que
todos de algún modo caemos en ello ( eso de hablar de otros jajaja)
unos lo hacen a viva voz otros en blogs jejeje
en fin , que del tejado de vidrio nadie se salva ;)

abrazos

Esther dijo...

Yo tengo que aprender mucho, aún, pero para eso estamos aquí, se supone.

Pero... bien que hiciste. Siempre debemos sentirnos orgullosas de no caer en el mismo nivel y de no ser como ellos.

Bona nit :)

BlueSilence dijo...

Puedo entender cuando una supuesta amistad se mancha a causa de la "intriga política" que se da en la escuela pero esas que se acaban así no más como un corte de luz, sin previo aviso... Esas suelen ser algo desconcertante.

En fin, disfruté leyendo y espero la continuación.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Kadannek, gracias por tus palabras, amiga...Estoy de nuevo con vosotros y el viaje me parece un sueño...Puedo darme cuenta a través de tus letras que todos pasamos por lo mismo...Hay personas que nos hacen daño y nos rechazan, acaban desapareciendo y nos alegramos...Otras, están siempre cerca animándonos y ayudándonos a superar las pruebas de la vida...Me hiciste recordar mi adolescencia. Las amigas eran muy importantes. Puedo decirte que aún conservo muchas de ellas...Otras nuevas han entrado en mi vida, que valoro y quiero. Nada es casual, cada persona nos deja una lección y una huella...
Te dejo mi abrazo y mi cariño...Hasta pronto Kadannek.
M.Jesús

mariposa blanca dijo...

Hablar de ello es un modo de cerrar y sanar heridas. Jamás pasamos por la vida sin recibir algún arañazo, o espadazo, como fue tu caso. Es de "guerreros impecables" perdonar, olvidar y dejar a un lado del camino a todos aquellos que no supieron o pudieron comprendernos, que nos dañaron llevados por su dolor, ira o bajas pasiones. Aprender de todo eso es lo valioso y comprender que tu camino propio es único y muy pocos, a lo largo de la vida, podrán acompañarte.
Actuaste con rectitud, valor y amor a la verdad, y eso es lo que importa.

No dejes de escribir así de claro y fuerte.

Un saludo muy cordial

Alonit(L.B) dijo...

Guerreros , viajeros en el tiempo,recorriendo por pasajes y experiencias.De todos aprendemos y dentro de nosotros mismos hallamos lo mejor.
Gracias por escribir así,un abrazo!

Beauséant dijo...

Los blogs son una estupenda terapia. Te ahorran dinero y simplifican las cosas. Muchas veces no merece la pena entrar en réplicas y contraréplicas, es demasiado esfuerzo y rara vez lleva a algún lado, ¿no?

Laura. M dijo...

Hay aamistades que es mejor abandonar cuando sentimos el primer aviso, si no nos llevaran a estar siempre vigilantes.
Haces bien en contarlo así te vas liberando de ello.

Volveré sólo son unos días ;)
Besos.

**kadannek** dijo...

-Lichazul: No todos, pero sí la mayoría. Gracias por pasar.

-Esther: Exactamente. La idea es aprender de los malos momentos, entendiendo que traen lecciones de vida para ser mejores personas. Un abrazo.

-BlueSilence: Es desmotivante la "intriga política" en cuestiones estudiantiles, esa doble fachada para conservar contactos y seguir dentro de un ambiente tal y como lo conoces, pero sin duda, como dices, las amistades que se rompen explosivamente son las más dolorosas e inesperadas, pero tb de las que más se aprende. Besos.

- Mª Jesús Muñoz: Ciertamente hay personas que cumplen un papel momentáneo en nuestra vida, traen una enseñanza particular y cuando ya la tenemos, el ciclo con esa gente debe terminar. Me alegra que aún conserves amigos desde aquel entonces, es un privilegio. Un gran abrazo, me alegra tu regreso!

-Maite S.R: Muchas gracias por tu visita y comentario, fue un placer leer tu visión del asunto y de la vida. Bienvenida.
Sin duda, este suceso nos ha hecho crecer, cada suceso fuerte nos hace crecer si tenemos la altura de mira suficiente. De verdad gracias por el voto de fe, espero continuar escribiendo así y mejor. Es una forma de sanar, como dices.

-ღ Ady Alonit: Gracias a ti por tomarte el tiempo de comentar. Claramente aprendemos de todos, los mejores maestros, dicen, son nuestros enemigos, y el peor enemigo es uno mismo. Sin duda, conocerse hace la diferencia.

-Beauséant: Ciertamente lo noto, no es el blog en sí, es la escritura la que es terapéutica si se hace con conciencia y sin prejuicios internos. Sacarlo todo con la intención de sanar, soltar y liberar, es gratificante sin duda. Y sí, tienes razón, a veces entrar en discusiones que no llegarán a algo, es energía mal dirigida, malgastada.
Gracias por pasar. Saludos.

-Laura. M: Justamente gracias a esta experiencia es que entendí que no debemos tolerar lo intolerable, no debemos seguir lazos por compromisos, debemos oír las corazonadas para evitar que se llegue a mayores. Saludos, se te extrañará, pero suerte!

Gracias a todos por sus visitas y valiosos aportes.

También, muchísimas gracias a los "lectores silenciosos" que compartieron esta entrada y a quienes me hablaron por privado sobre sus propias experiencias.

Anónimo dijo...

Has cerrado una puerta, has aliviado tu carga y eso es lo que necesitas rescatar de esta historia. Espero que en tu recorrido por la vida de otros y en el recorrido de otros en tu vida, no vuelvas a sentir la necesidad de cerrar puertas de esta manera y que si debes de cerrar alguna puerta, sea porque sencillamente tu sentir para con otro se acabó; porque así como vino un día, se puede ir en otro.

**kadannek** dijo...

Estim@ Anónim@: Gracias por tu tan dedicado comentario. Sin duda, pienso que es mejor que las relaciones terminen de una manera más afable y en el mejor de los casos conversando, pero también es cierto que en ocasiones no queda de otra que acabar con una situación de forma radical. afortunada o desafortunadamente esto acabó así, de forma explosiva y dolorosa en su momento por la impotencia, pero también causó mucho alivio. Saludos!

Veinteava dijo...

Empiezo a leer y sigo...
¡Qué linda es tu narrativa, Kadannek!

**kadannek** dijo...

-Veinteava: Muchas gracias por venir, hace mucho no te veía por mis lares, así que es una grata visita. Me alegra que te guste mi forma de narrar, esto es un poco nuevo para mí, pero ha dado buenos resultados por lo visto.
Cariños.

Brisa dijo...

A veces se hace incomprensible el comportamiento de "amistades" en quien confiamos y de pronto actúan produciéndonos tanto dolor, pero a lo mejor al alejarlos de nosotros¡ al soltarlos, estamos dejando espacio a nuestro crecimiento y a que nuevas personas puedan llegar a nuestra vida. Escribir, compartir lo que sentimos, es una forma de liberarlo y yo también creo que sienta bien Kadanek.

Un abrazote

**kadannek** dijo...


-Brisa: Totalmente, pero totalmente de acuerdo contigo. Algunos "pseudo-emigos" impresionan con sus actos, con sus traiciones injustificadas, sobre todo cuando daño no les hemos hecho, al menos no a conciencia. Dejarles ir es lo mejor para dejar entrar mejores personas y por ende, situaciones favorables a nuestras vidas. No es necesario sacrificarse tanto y de forma tonta. Hay que poner un alto, hay que saber cuándo es sano detenerse y poner límites.
Sin duda canalizar un dolor y crear de él una obra, sea escrita, pintada o de cualquier forma productiva es lo que más recomendaría para poder superar dicho evento y mejorar del mismo.
Gracias por pasar. Un abrazo.