sábado, 13 de febrero de 2016

Emociones Ajenas


¿Alguna vez fueron juzgados por su forma de vivir o reaccionar ante un suceso doloroso y personal?, ¿o fueron ustedes los que señalaron “las faltas” del otro en el cómo manejó sus emociones y procesos, porque no lo hizo como ustedes lo harían? Estoy segura que la mayoría habremos pasado al menos una vez ambos casos.

Es curiosa la forma en que cada persona atraviesa sus crisis. Conozco algunos casos en que decidieron pintarse, cortarse o raparse el cabello y en mayor medida, hacer cambios radicales en su look para sentir que son “otra persona”, una reinventada. Otras personas cambian de lugar los muebles o incluso los renuevan; dicen que moverlos de lugar libera energías estancadas, y a la vez, ayuda a nivel psicológico dotando de una oportuna sensación de “empezar de cero”. Hay casos que van más allá, mudándose de casa, de ciudad, cambiando de trabajo y hasta rompiendo lazos. Ahora ya nada los atará a ese pasado que desean olvidar.

Pero lo que con mayor frecuencia se ve, y hasta hablo por experiencia propia, es la necesidad de estar a solas, pero sin ser desamparado. El querer ausentarse de todo para hallar el centro perdido. Lo triste del asunto es, que muchos no logran comprender esa urgencia interior, y bombardean con planes sociales y extravagantes para llenarte de risas, tragos y charlas, muchas veces, intrascendentes. Hay momentos en que se necesita sólo de profundidad y silencio: Calma. A veces necesitas irte por un tiempo sin que te olviden, pero el resto se lo toma personal creyendo que les abandonas. No se ponen en el lugar del otro, no hacen las preguntas correctas, sólo critican y etiquetan las decisiones emocionales de los demás. ¡Aquí hallo un peligro tremendo! y abogo por dar un paso atrás para poder mirar todo el panorama con mejor perspectiva antes de tachar de irresponsable, indiferente, alocado, inmaduro o ridículo a alguien. Es posible que no se conozcan por completo sus circunstancias. No estás dentro de su cuerpo, por ende no sabes a ciencia cierta lo que pasa en su mente y corazón, ni cómo está lidiando con el asunto dentro de sí. Existen “las luchas internas”, las cuales no siempre se exteriorizan, mucho menos de una forma clara, porque son personales y no son creadas para que particularmente tú u otro las comprenda más que la persona quien las vive.

Otras personas necesitan exteriorizar esas dolencias monstruosas y lo hacen por medio de la apariencia, el lenguaje, el comportamiento o cualquier otra actividad que les permita liberarse, gritar y vomitar la crisis. Pero, otra vez, se ven limitadas por la mirada ajena, las señalizaciones, el chisme… No quieren entender tu forma de expresarte ni reconocen la valentía que tienes para hacerlo. No comprenden que es una transfiguración de tu ser, una transformación para superar un periodo difícil. 


Pero no seamos intransigentes, debemos ser flexibles y asumir que socialmente se está condicionado para cumplir ciertos parámetros que cuentan con una escala conceptual, que incluye posturas ideológicas, actitudes y determinados comportamientos que son apreciados como “normales”, por ende “esperables” en cada situación. Si se sale de lo habitual a la gente le cuesta asimilarlo, así que el que atraviesa por una etapa complicada, debe aceptar de antemano que se le agregará esta necesidad extra de hacerse entender o al menos, de exigir su espacio o tiempo.

 Cabe destacar que no hablo de casos en que las reacciones son tan turbulentas que terminan dañando directamente al otro, física o emocionalmente. En estas circunstancias se necesita no sólo un tipo de apoyo especial por parte del entorno, sino también de especialistas. Tampoco es sano tolerar injusticias o maltratos.

Ahora, para quienes juzgan, ¡tengan cuidado!, porque a veces no lograrán dimensionar el tamaño del daño que causarán sus críticas infundadas. Pueden llegar a motivar a tal extremo la autocrítica del otro hasta un nivel destructivo. A veces ni esa persona sabe lo que le pasa.

Cada persona reacciona diferente y trabaja con sus emociones a su manera, porque, valga la redundancia, son sus emociones. 

Vive y deja vivir los procesos personales. Apoya, comparte y escucha todo lo que te sea posible. Abraza si se requiere, acompaña en silencio, haz las preguntas pertinentes, pero por favor, opina con tacto, y de ser posible no opines, muchas veces lo que el otro necesita es calidez humana, un hombro donde llorar y empatía... Pura y simple empatía.


10 comentarios:

Loren dijo...

Hola.

Si te refieres a personas que no están siempre en tu entorno y por eso "pueden juzgarte fácilmente", que eso no nos importe, que tengamos la fortaleza interior para bloquear todo lo que nos pueda hacer daño. Obvio que esta fortaleza se construye, no viene gratis y es hasta difícil construirla, pero vale la pena intentarlo.

Si te refieres a personas que están en tu entorno, sean amistades, familiares, etc; lo ideal sería hablar y decir que necesitas estar sola, que necesitas un cambio, que necesitas un abrazo, que necesitas llorar... en fin. Como tú bien dices, nadie sabe por lo que pasas, nadie sabe lo que sientes, si no lo dices de alguna manera ¿cómo quieres que no te juzguen? Y ojo, no aplaudo ni justifico el que juzguen pero somos así, todos los seres humanos somos así, juzgamos y somos juzgados siempre. Ten en cuenta que muchas personas ofrecen lo que necesitan ellas en una situación similar, por ejemplo, hay personas que necesitan sentirse querida constantemente y más en momentos bajos, esas personas irán hacia ti a ofrecerte lo mismo. Hay personas que tratarán hacerte reír y olvidar el momento porque, casi siempre, es lo que ellas buscan cuando pasan por un trago amargo. También tendrás personas que te dejarán en paz... ¿no te ha pasado que sientes que necesitas estar sola pero te gustaría que una persona en particular esté ahí contigo, esté pendiente de ti, te haga reír, te abrace, etc? Casi siempre esa persona suele ser la que entiende que debes estar sola y te respeta.

Creo en la importancia del conocer a la persona puesto que si realmente conocemos, sabremos cómo actuar en momentos duros. Es muy difícil tratar a alguien que sólo quiera alejarse, no es fácil de comprender que alguien, en momentos difíciles, quiera apartarse del mundo. ¿No querrá un abrazo? ¿No querrá compañía? ¡Debemos hacerle olvidar ese momento! ¿Por qué se cierra? ¿Acaso le hemos hecho algo? ¡No debe estar solar, se vendrá abajo! ¿Por qué no suelta todo lo que siente? Cerrándose de esa manera no logrará nada... esas son algunas de las frase/preguntas que se muchos se hacen.

Lo que a mi me cuesta es mantener esa relación aún cuando desaparezco por un tiempo. Cuando vuelvo ya no es igual y me duele.

Perdona lo extenso.

Saludos.

Juan Ignacio dijo...

No suelo juzgar a nadie por sus actos que no me incumben. Los juicios de los demás sobre mí no me suelen llegar, si los hay. Como bien dices hay que vivir y dejar vivir, y si nos necesitan, ayudar.

Feliz fin de semana.

Saludos.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Mi querida amiga, cada persona es un mundo y se enfrenta a sus emociones de forma distinta, unos lo exteriorizan y otros se repliegan en si mismos desapareciendo del ambito social...Es fácil dejarnos llevar por las apariencias y opinar o juzgar, pero con el tiempo vamos profundizando y dándonos cuenta que reaccionamos de forma distinta ante las circunstancias y todo es respetable.Es importante la comprensión y empatía, ser conscientes de que cada uno necesita su tiempo, su intimidad y su capacidad de reacción para adaptarse...
Te agradezco que nos hagas reflexionar...En una vida hay muchas vidas, situaciones y circunstancias que debe afrontar y aceptar y que le llevan a madurar poco a poco...Todos estamos en ello, Kadannek.
Mi abrazo grande y mi cariño.
M.Jesús

lichazul dijo...

todos de algún modo lo hacen , sin excepción
en mayor o menor grado
es parte de la naturaleza humana
es parte de las relaciones interpersonales y la convivencia social
imposible evadir

yo no creo en nadie que diga que nunca lo ha siquiera pensado jajaja

buena semana

M. J. Verdú dijo...

Sí, es cierto, la sociedad condiciona nuestro comportamiento, nos juzga y a veces eso nos impide ser nosotros mismos. Sin embargo, debemos tener la autoestima y la fortaleza necesaria para vivir según el corazón, ser autenticos, vivir y dejar vivir, como bien dices.

Venía a leerte y a agradecerte tu cariñoso comentario en mi blog sobre los animales. De hecho, ellos no pierden el tiempo con juicios, no piensan como nosotros y por tanto, están abocados a vivir el presente, como hacen los niños. ¿Cuándo aprenderemos los adultos? Este texto que has escrito sobre las emociones me hace reflexionar y cuestionarme porqué la raza humana se complica tanto la existencia

Laura. M dijo...

Aunque me llaman la atención esos cambipos tan drasticos de algunos, no suelo juzgar por las apariencias, cada cual es dueño de sí mismo para comportarse de la mannera que quiera siempre dentro de un orden.
Pero es cierto que hay gente que da grandes cambios.
En eso soy más de costumbres. no suelo cambiar mucho, me he aceptado tal como soy con mis manías y todo :)))
Un beso.

**kadannek** dijo...

-Loren: Hola! gracias por venir, es curioso verte comentando aquí y se agradece mucho. Comprendo y comparto tu opinión, el asunto es que muchas veces te juzgan sin darte la oportunidad de darte a entender. Fue un caso muy específico el que me inspiró esta entrada, algo que le ocurrió a otra persona, que por conceptos errados de la gente le descalificaron y criticaron injustificadamente. Fue un contexto difícil. Pero sí, la idea es poder conversar, pedir tiempo y espacio o compañía si así se quiere, por eso abogo a la comunicación y la empatía. Saludos!

-Juan Ignacio: Esa es la gracia, apartar prejuicios, no meterse en temas que no incumben. Saludos.

-Mª Jesús Muñoz: Tu visión es magnífica, comprendiste bien lo que trato de transmitir, eso lo agradezco tremendamente. Por otro lado se nota la importancia que le das al asunto. Concuerdo con todo lo que dices.

- Elisa Alcántar C: También pienso eso y lo parto diciendo al principio de la entrada, creo que la mayoría nos encontraremos tanto en el papel del juez como en la postura de la víctima. El asunto está en "despertar" y dejarnos de juegos idiotas, saber que cada uno tiene su modo de ser, ver, sentir y actuar. Cariños!

-Mª Jesús Verdú Sacases: Un placer contar con tu opinión, comparto lo que dices, es imprescindible dejar ser al otro e incluso permitírnoslo a nosotros mismos tb.
Me gustó mucho la reflexión de los animales, es un tema que nos compete a todos, además el planteamiento que haces es esencial. Un abrazo!

-Laura M: La aceptación es el punto crucial en todo esto, tienes toda la razón. Aceptarse a uno para no entorpecer los procesos ajenos.
Lindo tenerte por aquí. Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

He visto gente de aspecto atípico, alguien tatuado hasta los ojos, por ejempolo, que resultaba ser buenas personas

mariposa blanca dijo...

De nuevo, me siento muy identificada con lo que escribes. Ese silencio, ese encontrar tu propia voz que muchos no comprenden...
La buena amistad se basa en el respeto, y el respeto más profundo hacia el otro es amor verdadero.
Siempre buenas enseñanzas en tu pensamiento y escritos.

Un abrazo grande

Maite-Volarela ;)

**kadannek** dijo...


-El Demiurgo de Hurlingham: Exacto, estimado. Esos arreglos físicos sólo son manifestaciones internas de algo en particular que se necesita sacar a flote. Aunque peculiares y llamativos, no son indicativos de que no sean buenas personas. Un saludo.

Maite S.R: Hola querisa Maire, es genial tenerte aquí, siempre tus comentarios son afables y llenos de reflexión. Gracias por tu apreciación. Pienso como tú, la amistad no debe delimitarse por otra cosa que no sea el respeto, la confianza y el cariño.
Saludos.