miércoles, 25 de mayo de 2016

Como dijo Whitman




Cuando fuimos niños muchos sufríamos en los cumpleaños tanto propios como ajenos, ya por no compatibilizar con el grupo y las actividades propuestas o peor aún, por ser obligados a incluirnos en juegos que no nos gustaban. Personalmente encuentro ridículo el juego de "la silla musical". Siempre vi accidentes, chicos llorando y a tramposos que arrebataban con rabia el lugar de otro sólo por ganar. 
...Y la piñata, ¡ah, la reverenda piñata! si no recibías una estocada por parte del festejado que daba golpes a la loca para atinar al premio gordo, recibirías empujones de los "niños-pirañas" que se lanzarían raudos y veloces, cuales fieras listas para comer las vísceras de la pobre piñata destripada. Casi nunca pude coger dulces; la verdad es que no quería verme así de primitiva y mucho menos salir herida. Y aún hoy, sigo sin comprender la gracia de enterrarle el rostro al cumpleañero en el pastel. Además de ser una tradición humillante a mis ojos, es un total desperdicio de recursos e higiene.

Poco a poco me excluí no sólo de cumpleaños sino de cualquier evento social con tónica fiestera. Incluso perdí interés de celebrar el mío por experiencias incómodas al igual que le pasó a  mi esposo. Conversando con él concluimos que básicamente la disconformidad con la dinámica que se genera en estas reuniones, el compromiso, la falta de autorocontrol de los invitados y otros males fueron factores para dejar de disfrutar las festividades. Pero hoy reflexiono y me doy cuenta que el dejar de celebrar tu propio cumpleaños tiene una raíz todavía más profunda: El escaso amor propio, una mente rígida, el sentir que es algo tonto, insignificante y que no vale la pena invertir en uno, etc.

Todos tenemos traumas viejos o más recientes, pero es importante cambiar la perspectiva con la que estamos valorizando esos eventos. A veces es cosa de madurar las relaciones, cambiar de entorno o proponer pautas con las que nos sintamos mejor. No tiene mucha ciencia en realidad, más que saber con certeza qué queremos.

Mi esposo estuvo más de 10 años sin celebrar su cumpleaños por asuntos personales y experiencias negativas, pero ya luego con otra visión de las cosas, se dio cuenta que quería volver a celebrar su cumpleaños, estar con amigos queridos y tener pastel. Algo simple, pero significativo. Y así lo hiso. Por mi parte, estoy tomando el control sobre estas cosas, es decir, con quién quiero estar y qué quiero o no hacer. No necesito parafernalias, sólo buena compañía, un café y quizás un trozo de pastel también.

Siempre nos estamos criticando o compadeciendo de nosotros mismos, en vez de sumar aceptación y aprobación hacia nuestra propia persona. Es válido e importante al menos una vez al año poder tomar la oportunidad de reconocernos, premiarnos después de tanto esfuerzo, agasajarnos y mimarnos después de todo lo vivido, pues somos merecedores de grandes dones. Alegrarse por estar aquí y ahora, siendo uno mismo, tratando de cumplir con el propósito. 


"Me celebro y me canto a mí mismo" como dijo Whitman, y desde ahora, con mi esposo, espero siempre celebrarnos a nosotros mismos, compartir en nuestros cumpleaños porque es el día en que nacimos (¡qué evento tan grande!), y disfrutar otras fechas, que nos recuerdan las cosas bellas y significativas que hemos vivido y que validan nuestra historia y nuestra existencia como individuos.

11 comentarios:

BlueSilence dijo...

Para contextualizar un poco, no se trata de criticar las tradiciones o los festejos en sí. El asunto es que, siendo niños, se nos transmiten rituales que hacen parte de la cultura que ha desarrollado la comunidad y estos terminan por ser un completo sin sentido a los ojos de mentes... inusuales como los de la autora. Este blog es un viaje de auto-descubrimiento en el cual se comparten experiencias que bien podrían ayudar a otros [los lectores] que van por su propio camino de auto-descubrimiento.

Es el privilegio que tienen las mentes inusuales: El poder desprenderse de todas las tradiciones que son inexorablemente benignas para la mayoría, y formar sus propios rituales exclusivos, afines a pocos, pero en últimas gratificantes pues los "por defecto" nunca lo fueron para ellos.

Esta entrada evidencia que la autora ha logrado desprenderse (o está a punto de lograrlo) de esos "por defectos" de las celebraciones y de esta forma obtener el control definitivo de cómo celebrará su ser. Y es ahí donde está la clave de todo: Celebrarse a sí mismo, no a la mayoría que sólo va por el pastel (o torta).

Sería interesante el ahondar en el por qué sentimos que debemos celebrar (o no celebrar) nuestra existencia en una futura entrada. Quizás investigar el origen de estas celebraciones.

Ilesin dijo...

Yo nunca he dejado de celebrar mis cumpleaños ni los de mi familia, tal vez por que nunca habido nada que nos traumatizara, o por que siempre se ha intentado que fuera un día de alegría y risas.
Besos

maidagán dijo...

No tuve traumas en mi infancia, sólo me tocó crecer en una familia donde las piñatas eran ridículas. La celebración de nuestros cumples no eran con tortas, hacíamos una comelona y listo. Siguen siendo así mis cumples cuando estoy sola y no me molesta no celebrarlos.

Mientras una este bien, el resto sobra. Pasa tus días, sean cumpleaños, día de los enamorados, días festivos, etc como mejor te parezca y como mejor te sientas. Creo que es lo más sano.

Saludos.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Kadannek, puedo recordar muchas cosas de mi infancia...Era una niña tímida y sensible, frente a otras niñas fuertes y descaradas...Si recuerdo que me resultaba fácil conectar con todas, comprenderlas y amarlas, a pesar de los pelotazos en el recreo o de celebraciones exageradas...Siempre me gustó celebrar cumpleaños, míos y ajenos. Eran motivo de alegría, de cercanía. El tiempo se paraba, vivía la magia, la emoción en la cara de los otros niños...Creo que, debemos celebrar la vida cada día y recordar todo el tiempo vivido.
Mi felicitación por tu cumpleaños en este mes de mayo, para nosotros primavera, para ti otoño...El otoño me encanta, siempre me gustó su serenidad, su color y su alma.Te dejo mi abrazo y mi cariño, amiga.
M.Jesús

Patricia dijo...

Holaaa
Feliz cumple!! Te deseo paz, amor, felicidad y prosperidad...Me encanto el post, aprender de las experiencias con un sentido positivo, celebrarse a si mismo y disfrutar las cosas bellas que hemos vivido!! Ahhh me siento muy feliz. Hoy es este presente, vivelo plenamente y olvida el pasado ni que el futuro cause mucha ansiedad...pues es en este presente que puedes tocar la eternidad...
miles de besos, feliz fin de semana!!

Hada Saltarina dijo...

Cada época nos va situando en diversos contextos; a veces somos más sociables, a veces menos, pero lo importante es celebrar la vida y mantenerse abierto a nuevas formas de entenderla y desarrollarla; y así en vez de repetir festejos rutinarios, vivirlos con una renovada alegría.

¡Feliz cumpleaños, Kadannek!

mariposa blanca dijo...

Yo, personalmente, no celebro mi cumpleaños, pero no porque tenga algún trauma, sino porque no lo necesito, al igual que no necesito celebrar San Valentín, Navidad, etc. Me siento bien conmigo misma y me celebro y amo cada día. Realmente, cuando tengo que felicitar a alguien o me felicitan me siento superficial, infantil, está fuera de lugar para mí. Eso no quiere decir que no comprenda la necesidad que la mayoría de la gente tiene de estos rituales de fortalecimiento del yo y del vínculo social. Por eso mi norma para mí y para todos es hacer lo que te SALGA DEL CORAZÓN: lo que te haga feliz. Y eso es lo más bello. Si te hace feliz celebrar tu cumpleaños, ánimo y a disfrutar del pastel.
Buen artículo.
Un abrazo :)

Tatiana Aguilera dijo...

Pienso que ambas reacciones son válidas porque dependen del pensamiento y actitud humana. Lo importante es sentir que ese día -se celebre o no-, somos importantes y nos amamos a nosotros mismos. Cada persona verá si necesita el jolgorio, invitados, torta o si le es más placentero reunirse con su familia, amigos y beba una copa de vino. Como todo en la vida dependerá de su decisión.
Interesante reflexión.
Un gran abrazo para ti.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

No sé si es ficción, una experiencia tuya o un poco de ambas. Pero puedo identificarme con eso.
Por otra parte, tal vez no se trata de festejar o no festejar, sino de como festejar el cumpleaños ni como hacerlo.
Un abrazo.

Beauséant dijo...

Yo estuve con alguien que se empeñaba en que los celebrase y los recuerdo como los días más tristes del año.. Ahora he cogido la costumbre de estar lejos esos días y casi es mejor...

quizás vuelva a querer celebrarlos, como dices, son rachas, ¿no?

lo que no merece la pena es obligarse..

**kadannek** dijo...

-BlueSilence: Tu comentario supera creces lo que intenté transmitir en esta entrada. Tocaste varios puntos importantes y que me interesa tocar más adelante si la inspiración me acompaña. Gracias por focalizar y esclarecer mucho más a fondo lo que expresé. Es importante recalcar, que como bien dices, no queremos dañar la imagen de las tradiciones, pero sí abogo por tomar conciencia sobre sus orígenes y si realmente nos sentimos bien con ellas. Buscar una forma en particular para celebrarse a sí mismo lo hallo interesante y bueno, pues nuestro ser es individual, y como individuos a veces tenemos necesidades diferentes a otros. Gracias por tu gran, gran opinión.

-IIesin: Me alegra por ti y tu familia, los traumas a veces arruinan mucho el disfrute de las cosas, pero también ayudan a romper esquemas viejos y darle la bienvenida a lo nuevo. Saludos.

-Lorena Rosania: Estoy de acuerdo contigo, la idea principal es no ceder ante presiones socio-familiares e incluso, a presiones o restricciones personales. El asunto es disfrutar como quieras. También estoy a favor de no celebrar si no se quiere, pues ese día a lo mejor vale más pasarlo tranquilo. Un abrazo.

-M. Hesús Muñoz: Gracias por tus felicitaciones y por apreciar el Otoño tanto como yo. Me sentí identificada con tus palabras, en parte; aunque de niña para mí no fue fácil conectar con otros, ni amarnos de buenas a primeras. Pero sí recuerdo algún pelotazo o esos exagerados cumpleaños en los que tan fuera de lugar me sentía. Pero como bien dices, es importante celebrar cada día de vida, a tu manera, con tus reglas. Un abrazo grande, linda!

-Patricia: Tu alegría es contagiosa, la agradezco tanto como tus saludos. Bendiciones para ti también. Ciertamente el secreto es seguir adelante contando con la experiencia que el pasado nos otorgó.

-Hada Saltarina: Estoy de acuerdo, estimada. Hay épocas en que podemos exteriorizar más y compartir, y otras en las que es menester irse hacia adentro. Lo importante es no consumirse en ninguna. Además tocaste un tema central aquí, no repetir rituales por rutina, sin consciencia. Y en eso estoy, renovando las intenciones con las que festejo y no sintiéndome incómoda si no lo hago. Cariños y gracias por tus saludos!

-Maite S.R: Tampoco tengo problemas con no celebrar algunas fechas, la idea es no sentirse obligados si no quieres hacerlo y tampoco incómodos si no lo hiciste. Yo no lo veo superficial en sí, más bien es un autoreconocimiento que valida y sube las vibraciones del ser. Aunque sí hay saludos y algunos festejos que pueden ser muy, pero muy superficiales. Como dices, la clave la tiene nuestro corazón, él sabe lo que necesitamos o no.

-Taty Cascada: Sin duda depende de las elecciones personales, e insisto en que si a uno le incomoda celebrar que no lo haga, pero que investigue la razón de esa molestia, así como debería investigar las razones que lo llevan a querer celebrar.

-El Demiungo de Hurlingham: Es una experiencia personal y también basada en experiencias ajenas. El trasfondo, como le comento a Taty, es interiorizar en uno y descubrir las motivacaciones y/o necesidades que nos impulsan a querer o no celebrarnos. Saludos.

-Beauséant: Exactamente, no vale la pena obligarse, pero sí vale la pena superar esos malos ratos. Hay personas que se empeñan en que festejemos y peor aún, de forma extrambótica y excesiva, cuando sólo necesitamos un rato simple de regocijo. Celébrate, amigo. Celébrate a solas y luego comparte si te apetece. Te deseo éxito en ello. Como dices, pueden ser rachas.