martes, 9 de abril de 2019

¿Qué papel juegas?



Con honestidad ¿estás satisfecho con tu rol, tu personaje y tu lugar en el mundo?, ¿cómo llegaste a ser de la forma en que eres hoy?, ¿te moldeaste a ti mismo o te ayudaron proyectándose en ti?

Es tan interesante y a la vez limitante el papel que nos fabricamos con ayuda de la familia, el contexto sociocultural, la herencia y la necesidad de sentirnos amados, protegidos y aceptados, que al final, muchas veces, tenemos que replantearnos: “¿quién soy realmente?, ¿hago lo que me hace feliz o lo que me traerá aprobación?, ¿soy yo quien decide o un sistema de patrones inconscientes?”

Aprendemos a movernos en el mundo por observación e imitación. Conforme crecemos entendemos qué comportamientos son aceptables y cuáles no, en qué momentos expresar determinadas peticiones, necesidades o acciones y el cómo nos veremos mayormente recompensados con afecto. Aprendemos a transar y a ceder. A exigir y a callar, y nos vamos adaptando a las normativas éticas y de convivencia social. Muy bueno para la subsistencia, hemos de decir, sin embargo, ¿hasta qué punto te permites ser tú mismo?

No podemos negar que nuestro entorno nos construye; nos crea traumas, inseguridades, pero también nos forja el carácter y nos da herramientas para sacar nuestro potencial, cosa que hay que agradecer. Pero hay un punto muy importante a tener en cuenta y es si estás demasiado cómodo con la estima en la que te tienen, es decir, con qué etiquetas estás relacionándote. Me explico; todo gira en torno a catalogar a las personas y en dejarnos catalogar,  poniéndonos los unos a los otros en un pedestal o al final de la lista. El problema aquí es cuando alguien se siente esclavizado y obligado a seguir con un patrón de conducta particular para que su clan no lo excluya. Cumplir las expectativas de los demás sumado a las de nosotros mismos es una carga que se puede llegar a sentir como una cadena limitante, y soltar esa atadura y miedo es vital para todo ser humano, sin embargo, cuando se rompen las visiones que tienen otros sobre uno, la cortina se cae, la ilusión revela la esencia real y todo tambalea. Ponen en duda tu juicio. 
Desafortunadamente cuesta asimilar que alguien se enfrentó al cambio y se aventuró a la libertad, porque en el fondo, no estamos acostumbrados a que el otro rompa el molde y deseamos que siga siendo como le hemos querido ver, como le hemos etiquetado, con todas nuestras proyecciones e ideales puestos en él, en vez de permitir que sea quien es en realidad, con sus errores y particularidades.
También es responsabilidad de uno mismo elegir continuar jugando con ese personaje impuesto por los demás o no.

¿Cómo saber que estás dentro de un personaje irreal? cuando estás cansado, cuando en el fondo deseas hacer algo o no hacerlo, pero te detienes y haces lo opuesto a tus propios deseos para complacer y no perder el afecto de tu entorno.

Te pongo un ejemplo: Decidiste ayudar en los quehaceres del hogar para quitarle algo de peso a tu madre, todos se maravillaron con este comportamiento y te encasillaron como un niño hacendoso, muy bueno en la organización y limpieza. Te gustaron los halagos y el orgullo que sentían hacia ti, y aunque a veces quisiste parar para jugar, distenderte y olvidar las responsabilidades, no lo hiciste para no perder la aprobación que con tanto esfuerzo ganaste. Te programaste como una persona sumisa y complaciente. Priorizarte y tener tiempo para ti es difícil, se te acusará de irresponsable y de tener mala voluntad, pues quién hará las labores que están bajo tu cuidado ahora. Sólo puedes reconocer que tú te pusiste en este rol impulsado por la necesidad de amor y aceptación, y que las etiquetas que te mantienen atado a este personaje que te creíste impuesto por otros, te bloquean, y aunque en cierta medida tengan algo de verdad, no deben ser un peso que te impida avanzar, así que es hora de quitárselas.

15 comentarios:

lunaroja dijo...

Es muy complicado romper con los patrones que traemos heredados y esos mandatos nos pesan como mochilas.
Darse cuenta de esos mandatos,nos ayudarán a contactar con nuestra esencia.
Me confieso como persona complaciente,producto de la educación que me han dado , donde las mujeres ocupaban un lugar mucho más sumiso.
Precioso POst!
un besazo.

Beauséant dijo...

Somos criaturas totalmente condicionadas por nuestro entorno y por nuestra educación de una forma tan precisa y directa que hasta asusta.

Lo que tus padres repitieron, las acciones que recibieron su premio y las que tuvieron su castigo, los aplausos y los golpes... todo eso configura que seas el adulto en el que te acabas convirtiendo..

Y, como seres sociales que somos y como bien dices, buscamos el aplauso y la recompensa de "nuestra tribu" y, aunque sea una pena, nos "jode" que alguien no siga ese camino marcado y, en el fondo, deseamos ver caer a quiénes lo intentan...

Debemos, como apuntas al final, buscar esos pequeños resquicios. Analizar las cosas buenas y las malas de toda esa mochila que arrastramos y empezar, poco a poco, a quitárnosla.

Lo bueno de tus textos es que me ahorran mucho dinero en terapia.

Un abrazo.

Isabel dijo...

De verdad lo que me gusta a mí leer reflexiones así! Qué parecidas somos en cuánto a este pensamiento y forma de expresarlo. Así es, ¿somos capaces de llenar un vacío existencial por nosotros mismos?¿nos desarrollamos como queremos o como los demás esperan que lo hagamos? Qué alivio leer ésto. Un beso

www.somosfuego.blogspot.com ♥

CRISTINA dijo...

La vida es un juego donde no se trata de quién gana o quién llega antes. El premio está en saber disfrutar, aprender, acumular experiencias de calidad, de las que nos hacen ricos y privilegiados en mente y corazón. Por eso es importante ser consciente de que estamos jugando una partida, que podemos ganar o perder depende de nosotros. Siempre estamos jugando, ya que es imposible no jugar o no mover ficha. Y si no lo haces tú, alguien lo hará por ti y te empujará a una partida que no has elegido, sintiéndote manipulado por ello.
Un abrazo.

MalaEnTodo dijo...

Creo que todos los dias hay que intentar ser mas fiel a uno mismo aunque eso nos lleve a ser infieles al resto, como al mandato familiar por ejemplo.
Ser una constante busqueda y vivir siempre en expansión.
Y siempre apostar por lo mejor!
Besitos ♥

Maite-volarela dijo...

Es como dices.
Muchas veces nos atamos a los demás por esa necesidad de aprobación, y tarde o tempano tenemos que reclamar nuestra independencia.

Un abrazo cordial 😊

Mª Jesús Muñoz dijo...

Kadannek, impresionante tu post, amiga.La familia, el entorno,la educación...Todo nos condiciona y a veces nos preguntamos si somos realmente libres y dueños de nosotros mismos.Pero, llega un momento en que la vida nos para y nos obliga a replantearnos nuestras ideas y nuestros actos. Entonces sabemos que, es hora de valorarnos, de cuidarnos y darnos lo que necesitamos para sentirnos dueños de nuestro propio ser.En mi caso, la poesía me ha ayudado mucho a encontrarme a mi misma.
Mi gratitud y mi abrazo por tus buenos posts, Kadannek.

**kadannek** dijo...

-Lunaroja: Lo importante es que eres capaz de reconocer esos patrones y conforme sea tu propio proceso irlos modificando para que halles algo más de libertad. Gracias por pasar. Un beso!

-Beauséant: JAjajaj Me alegra que esto sea un poco terapéutico, en el fondo, esa es la idea, que todos vayamos mejorando poco a poco con estos aportes. Y es cierto, desde el vientre nos empezamos a condicionar con la genética y la memoria heredada. No es que sea una maldición, en realidad es parte del inconsciente familiar que no tiene división, ve a todos los miembros como parte de un todo, es por ello que si hay una historia inconclusa pasa a la siguiente generación o heredero para que provea de luz a su árbol, pero cuesta bastante percatarse de esto, vivimos muy dormidos en general y nos acomodamos incluso a los ciclos viciones; repetir tradiciones, costumbres y patrones resta mucha libertad. Hay que tener un poco de voluntad para romper con lo que no sirve y honor para potenciar los dones y virtudes heredadas.

-Isabel: Me alegra mucho que te identifiques y que coincidamos en este saber. Espero que puedas irte sintiendo más liviana y libre conforme trabajas sobre estas cargas familiares y sociales hasta llegar a ser verdaderamente tú. Un abrazo.

-Cristina: No estoy segura, pero siento que tomaste el tema por otro lado, de todas maneras agradezco tu aporte. Es importante ser dueños de nuestra vida y no fichas en el tablero de alguien. Un abrazo.

-MalaEnTodo: Concuerdo contigo. Lo trascendental es que hallamos más personas capaces de ser fieles a sí mismas y que así, más personas se vayan sumando a esta manera de vivir. Lograríamos una sociedad más feliz. Besos.

-Valorela: Muy cierto, incluso nos atamos nosotros mismos con visiones equivocadas que nos creemos. Hay que aprender a mirarnos con honestidad. Un abrazo.

-M. Jesús Muñoz: Gracias por tu apreciación tan buena a este post. Me ha pasado como a ti, hace un par de años sentí que la poesía me rescató y me ayudó mucho a verme, con demonios y ángeles. Fue importante en mi proceso de reconocerme como soy en realidad y no como otros quieren quesea. Gracias por tu comentario tan enriquecedor. Un abrazo.

Beauséant dijo...

Ya, eso es cierto, es más cómodo seguir el camino que andar buscando a ciegas uno nuevo que lo mismo, mira por donde, ni existe...

Ángela dijo...

Muy de acuerdo con lo que expones.
...Pero si en la vida hemos ido viviendo mirándonos por dentro, llega un momento que nos sacudimos estereotipos, creencias, normas...y con la mochila libre y sin lastre, vemos esa cara de nosotros mismos que siempre ha estado ahí. Y qué sencilla es entonces la vida!!
Un fuerte abrazo kadannek

**kadannek** dijo...


-Beauséant: En realidad sí existe ese camino, para descubrirlo es necesario un gran esfuerzo de autoexploración y de introspección. Cuesta, claro. No todos los logran, admitámoslo, a muchos no les importa, pero se puede.

-Ángela: Exacto. Es importante el autoanálisis, tener sentido de autocrítica y voluntad para transformarse. Lo bueno es que en esta era tenemos más recursos que antes, por ende, el cambio es más seguro y posible que antes. Un abrazo!

Paloma dijo...

El problema es que muchas veces el precio a pagar por mostrar nuestra autenticidad es el rechazo y una gran soledad. Hay que ser muy valiente y no siempre lo somos.

**kadannek** dijo...

-Paloma: Exacto. A veces ese es el precio, pero considero que lo vale. A la larga, tarde o temprano igual encontraremos personas que aprecien lo que somos. La soledad y rechazo es sólo temporal. Saludos.

Noa dijo...

Nuevamente, coincidimos en muchísimos puntos. Es muy fuerte cómo la presión social y familiar afecta en nuestra conducta.

Me identifico muchísimo con tu ejemplo. Desde niña ayudaba muchísimo a todos, en todo, tanto que a veces ya confundían mi edad y parecía más adulta que una niña. Un día, dejé de satisfacer las necesidades de todos y... ¿adivina qué? Terminé en la calle.

Es un tema que escuece y no poco.

Con amor,

Noa

**kadannek** dijo...

-Noa: Es intenso esto, puede ser una condena tanto como una bendición, y sólo si sabemos identificar qué es lo que nos mueve en el inconsciente. Lamento tu experiencia, pero a la vez, me alegra que hayas sido una de las pocas personas valientes que conozco, capaz de enfrentar su verdadero destino y romper con esas historias inconclusas familiares que no nos corresponden, y sólo nos restan libertad.