jueves, 7 de abril de 2016

La lucha del individuo por su nombre


Casi sin cesar, en reiteradas ocasiones regresa a mí, como un eco punzante, un tema que he definido como: “La lucha del individuo por su nombre”. De hecho, este año me he dedicado a tocar puntos relacionados desde distintas áreas, esta vez, principalmente, desde mi experiencia, aunque sin la intención de ser demasiado autorreferente. Por desgracia o por fortuna, me he visto vinculada a personas muy apreciadas pasando por procesos similares a los míos, en cuanto a la identidad y descubrimiento interior. Es por ello, que por medio de la exteriorización de dichos procesos personales (o inspirados en los de amigos), busco visualizar y organizar mi flujo interno, con el objetivo de demostrar que existe la autosanación, y que todos tenemos la capacidad de lidiar con cualquier situación que se nos presente, aunque pensemos lo contrario.

Hoy he estado analizando el asunto desde sus dificultades y beneficios en general. He llegado a la conclusión que sólo existe una negatividad en apariencia, con lo que se refiere al costo y los sacrificios que supone proteger tu individualidad, pero en esencia, sólo se puede hallar riqueza y satisfacción, una vez superadas las trabas mentales y las obstrucciones emocionales. Con esto me refiero a la desprogramación de “autoconceptos errados”, que como expliqué en la entrada anterior, muchas veces son falsificaciones que otros insertan en tu cabeza hasta herir tu corazón. Les recuerdo que ninguna otra persona más que uno mismo puede dictar lo que somos en verdad.

Y esto bien lo sabía Friedrich Nietzsche cuando dijo: “El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.” 

A estas alturas, no deseo poner atención a quienes puedan criticarme por no seguir la corriente al querer ser fiel a mí, dejando atrás comportamientos complacientes que anulan la identidad de cualquiera. A muchos les ha molestado que haya rechazado invitaciones ante cosas que no considero sanas, aptas, buenas, correctas o armoniosas para mí. Hoy hemos de buscar sólo nuestro mayor bien. Esto no significa ser egoísta ni egocentrista, sino íntegro. No importa que los demás piensen que no puedes o que no debes cambiar. Y en realidad no se trata ni de cambios radicales ni superficiales, ni de transmutar necesariamente en algo diferente, sino en algo mejor. 

A mí me pasó algo interesante con esto, pues cuando más sentía que progresaba interiormente, cuando más prejuicios y paradigmas derribaba, más murallas me levantaron algunos seres queridos. Cuando manifestaba libertad, cuando compartía mi progreso “alquímico”, cuando me limpiada de impurezas, más críticas y obstáculos se abalanzaron. El aprender cosas nuevas era tachado de ridículo o de imposible, el querer renovar tradiciones significa una influencia externa y una rebeldía insultante, el querer desarrollar otras facetas era denostar al resto; el explorar, pulir, conocer o potenciar mis habilidades era, para ellos, ser otra persona. “Haz cambiado” -me decían en un tono de reproche- “te cambiaron”; como si se tratase exclusivamente del trabajo de otros y no de una iniciativa o necesidad propia. 

¿Por  qué se me negó avanzar si jamás pretendí lastimarles? Me di cuenta que eran sus miedos y límites proyectados en mí. El miedo a lo nuevo, el rechazo del surgimiento de nuevas capacidades y el no respetar la voluntad del otro fueron factores potentes y destructivos, los que dificultaron mucho mi vida.
Me cuestioné y me percaté que no era yo quien había cambiado, sino las visiones que el resto tenía de mí. Yo seguía siendo la misma, en una versión mejorada, enfrentando lo nuevo y dándole la bienvenida a otros contextos y situaciones. Eran ellos quienes no superaban aún el apego, los que no aceptaban que uno crece, que los ciclos terminan, que otras puertas se abren, que se atraviesan etapas diferentes de muchas maneras y que tenemos derecho a la toma de decisiones sobre nuestra propia vida. No puedo pedirles que me sigan el paso ni que disfruten del progreso personal al mismo nivel que yo, ni que lo intenten. Pueden seguir como hasta ahora; respeto el preferir la zona de confort, así como admiro el tomar riesgos. Sólo exijo que se me respete y tolere, y en el mejor de los casos, que se me comprenda. 

No tengo la intención de gritar por mi nombre, pero no dudaré en defender mi identidad.
Uno nunca busca herir, pero expandir nuestro horizonte descoloca a quienes desean seguir mirando el mismo paisaje por la ventana de siempre.



12 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Noto que tengo aspectos en común con gente que está a distancia, con la cual me conecto por este medio.
Y te entiendo perfectamente la lucha por ser fiel a vos misma, saliendo de las corrientes másivas. Ser fiel a uno mismo es complicado. Hay que enfrentar las propias torpezas, que suelen conspirar contra los intentos de mejorarse.
Implica aprender a trabajar en grupo, sin destruir la propia individualidad.
Por lo tanto, hay que buscar conocer gente positiva para el crecimiento. La hay, pero no es tan facil conocerla. Y las experiencias negativas ´pueden hacer dificil el dialogar.
Es necesario cambiar.

Saludos

Hada Saltarina dijo...

Yo sí creo que uno mismo va cambiando, pero no para ser diferente a sí mismo, sno precisamente para acercarse cada vez más a lo que verdaderamente uno es.

En una ocasióon me dijeron unos sabios: "Tienes que entender que has cambiado, y por tanto es lógico que el paisaje que te rodea lo haga también".

No se trata de desechar lo anterior, pero hay que aceptar los cambios, como tú muy bien dices, y seguir progresando.

Besos y feliz fin de semana, Kadannek

Mi nombre es Mucha dijo...

Que maravilla de connfesión
Me he visto reflejada en tus palabras
gracias por saber definir tan maravillosamente
lo que te ha pasado
un abrazo desde Miami

mariposa blanca dijo...

Me ha encantado. Lo dices todo. Tocas el miedo que puede ser el punto clave de la cerrazón de los demás. La gente tiene mucho miedo al cambio, y ese miedo a trasformarse a sí mismos se traduce en rabia cuando ven que otro consigue salirse, quizá porque a nivel inconsciente se les recuerda su propia impotencia. Es loable y maravilloso crecer, superar los propios límites, avanzar explorando lo desconocido dentro y fuera de nosotros mismos. Pero siempre, inexorablemente, el que lo intenta encuentra obstáculos a su alrededor, lo que hace que pocos lo intenten. Además, suelen ser los más cercanos, la familia, los que más fuerte tiran, por sentirse de algún modo "dueños" de ti. Pero el ser verdaderamente libre no pertenece más que a su alma.

Felicitaciones por estas geniales exposiciones.

Un abrazo grande :)

jordim dijo...

Voy a mirar más bajo la falda del blog...

C&C dijo...

¿Serán celos? ¿Será envidia? ¿No lo has pensado? No todos tenemos la facilidad que tienes tú de profundizar y evolucionar. Los cambios para cada individuo van a ritmos distintos y al ver que una persona crece y se sabe íntegra, puede causar ciertas molestias.

No es fácil ni para quien se descubre ni para quien aún está en proceso.

**kadannek** dijo...

-El Demiurgo de Hurlingham: Afortunadamente o no, me ha pasado lo mismo que a ti. Habitualmente conecto mucho más y mejor con personas a la distancia, por este medio. Es genial porque aprendes mucho y sintonizas de una forma muy especial, se da una compenetración que no se da en otros contextos, pero también es un poco triste por los límites que esto nos provee también. Siguiendo con los otros puntos que tocas, estoy de acuerdo, trabajar en grupo sin perder la individualidad es importantísimo para progresar en la vida. Estoy de acuerdo que en el mejor de los caso, debemos intentar hacerlo con personas confiable, optimistas y con energía positiva; eso ayuda un montón. Gracias por venir!

-Hada Saltarina: Me encanta tu pensamiento. Justamente esa es la fuente y el objetivo de todo esto, poder saber quién eres en realidad, aunque en el camino intenten entorpecer ese proceso. Lo principal es aceptarse primero para que el resto también lo haga (de ser posible. Un gran abrazo, querida!

-MuCha: Bienvenida a este espacio, gracias por tu apreciación, me alegra que te haya gustado y que te hayas podido sentir identificada. Espero que tus procesos no hayan sido tan tediosos, y sobre todo que les pudieras sacar provecho. Saludos.

-Maite S.R: Creo que me diste una frase clave que me permite aclarar el asunto de por qué los más cercanos, como la familia, son lo que más frustran nuestro camino "por sentirse dueños de ti". Tienes razón, esa es una explicación válida. No será así en todos los casos, pero deduzco que sí en la mayoría. El miedo al propio cambio puede ser terrible para algunos y aún peor verlo en otros, pero limitar la libertad de los otros no es justo ni sano, hay que cambiar eso.
Un abrazo apretado. Muchas bendiciones!

-Jordim: Bienvenid@ a este espacio. Espero que hayas encontrado algo de tu interés. Saludos.

-Katerin: No lo había visto por ese lado, supongo que desde algunos podrá ser envidia y celos, pero de otras personas muy en particular, respecto a mi caso, diría más bien que se trata de "perder el control sobre quien amas". Como dije, vi sus propios límites y temores proyectados en mí. No están listos aún para el cambio, pero eso no debería perjudicarme especialmente a mí, no es justo. No es fácil, como dices, pero vale la pena el esfuerzo.
Un abrazo fuerte y cariñoso, querida mía!

BEATRIZ dijo...

El nombre de uno es la mejor ventana para ver, pero se puede hablar al aire libre o en la intimidad, cosa de elegir. Por otro lado, hay algunos que no tienen nombre o decidieron cambiarlo porque de acuerdo a su aprecio, no se parecía a su identidad.

Feliz fin se semana.

Juan Ignacio dijo...

Todo el mundo cambia a lo largo de su vida, ¡ay de aquél que no lo haga! Si no cambiásemos nos convertiríamos en unos inmaduros absolutos y sufriríamos graves problemas mentales por no acompañar nuestra mente a aquello que nos ha acontecido y va sucediendo, a lo largo de nuestras vidas, y que nos va transformando.

Lo que digan los demás no debe importarnos, sobre todo cuando nos quieren hacer ver razones que para sí mismos no encuentran.

Un abrazo.

Brisa dijo...

Sabes..? Creo que ser fiel a una creencia, a una persona, a un lugar, es una opción, a veces algo limitante o incluso puede ser, una interpretación externa, pero ser fiel a nuestra esencia es una necesidad vital, algo imprescindible para poder sentirme en paz.

A mí también me gusta esa sinceridad, esa fuerza con la que disciernes lo que es verdaderamente importante para ti, como defiendes tu derecho a evolucionar, a ser tú, a elegir, a sanar. Lo bueno es que, aunque los demás no lo sepan, estás tomando una gran responsabilidad, mejorando tú, estás transformando tu entorno y tu mundo.

Puede que esas personas que no entienden, simplemente sientan miedo al cambio, a como te afecta a ti, pero sobre todo a como les afecta a ellos.

Así que Kadannek, adelante y gracias ¡¡¡

**kadannek** dijo...

-Beatriz: Por supuesto, con "nombre" hago relación a todo lo signifique identidad para uno, podemos mantenerlo, modificarlo o cambiarlo, con tal que resuene coherentemente con lo que somos. Un abrazo, linda!

-Juan Ignacio: Es gracioso el punto que tocas; algunos quieren hacernos ver asuntos que ni ellos han podido resolver en sí mismos. Sin duda hay que priorizar quiénes somos para estar en paz con nosotros tanto como con los demás, aunque al principio hayan protestas, no podrán callarte siempre. Un abrazo, estimado!

-Brisa: Totalmente de acuerdo contigo, estimada. Ser fiel a uno mismo es una necesidad prima para una existencia honesta y plena. Seguirse a sí mismo en vez de a ídolos falsos no tiene precio.
Diste en un punto importantísimo y lo agradezco por decirlo de forma tan clara: Defender mi derecho a evolucionar", eso incluye el crecer, el trasmutar, el decidir y sanar, como dices. El proceso tampoco es fácil, muchas veces duele, se sufre, se llora, da miedo, pero vale todo el esfuerzo. Si más personas se responsabilizaran por crecer y mejorar, todo sería más agradable ¿no crees?
Estoy segura que es como piensas, esas personas temen al cambio, a la transformación ajena porque derrumba de paso, sus mundos, aunque no sea intencional, pero les afecta de una forma indirecta. Gracias por el apoyo. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Me gustó mucho esta entrada. Ojalá algún día todos ellos también puedan descubrirse y ahí seguramente te entenderán.

Saludos!