lunes, 23 de agosto de 2010

La conquista de los deseos


(Pintura de Leonardo Da vinci)


"Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo."

Aristóteles, filósofo Griego.

martes, 17 de agosto de 2010

Progreso externo no es igual a progreso interno



Veo tecnología, grandes maquinarias, inventos revolucionarios, avances en la ciencia, pero no veo que la vida sea más sencilla ni más feliz. Dudo mucho que estas cuestiones aporten de lleno a mejorar la calidad interior de los hombres.

Es claro que apoyan hasta cierto punto la comodidad referente a los “lujos básicos” que podemos tener como familias promedio, pudiendo entender como ello la luz eléctrica, lavadoras automáticas, refrigeradores, etc. Pero muy equivocados estamos si creemos que son los ingredientes para las cosas esenciales; Encontrar nuestro lugar en el mundo, distinguir nuestro camino, crecer como seres, mejorar como individuos contribuyendo así a la especie, subir el nivel del ser, llegar a la realización personal, superar miedos, trabas y obstáculos, por nombrar algunas cuestiones.

Transitar por el mundo externo es un paso que ayuda, claro, siempre y cuando no descuidemos el interno y caminemos en él libremente. Una combinación medida de ambos aspectos es una clave para la evolución y/o el avance.


jueves, 5 de agosto de 2010

Adiós a los niños (C. W.)


Lo que leerán a continuación es parte de la columna "Adiós a los niños" escrita por Cristián Warnken (Periodista, columnista, profesor de castellano y conductor de "una belleza nueva") publicada hoy para el diario El Mercurio.

"(...)¿Es que se había olvidado este padre distraído de que estamos a las puertas del Día del Niño? Gran día de la mentira travestida de verdad, de la gula metamorfoseada en necesidad. He aquí la fiesta de la incontinencia y la bulimia, el juego perverso de pedir y dar, el bombardeo de las marcas sobre las caritas rubicundas. He aquí el nuevo cuento para niños modernos, cuentos con final feliz, con brujas vendedoras y magos del marketing. Y he aquí a los nuevos hermanos Grimm: creativos de agencias publicitarias, dispuestos a no dar tregua por semanas a ningún hogar, a ninguna familia, con sus cuentos edulcorados y facilistas. Folletería invasiva, jingles a granel, imágenes cayendo del cielo como meteoritos sobre el planeta de la inocencia.

Cuando termine el tan anunciado día, ya no habrá niños sobre la Tierra. Una nueva raza de adictos a todo tipo de juguetes y golosinas de última generación reemplazará a los niños que jugaban a hacer crujir las hojas, a leer cuentos legendarios, a cantar canciones y a imaginar figuras en las nubes. Una vez anestesiado el aburrimiento, muere la infancia. La infancia que crea, inventa, sueña, la que se deleita y asombra con lo mínimo, lo que está a la mano, lo que florece en la sencillez y la carencia. Ahora todo sobrará, hasta los padres, el amor, la música del viento, la palabra humeante y necesaria. Ya no bastó con que muriera Dios hace siglos, asesinado por la incompetencia de nuestros tatarabuelos que lo mataron con sus verdades viejas, gastadas e hipócritas. A nosotros nos estaba reservado un crimen más alevoso aún: el asesinato de la infancia.

Un asesinato sin sangre, silencioso. Sin comentarios filosóficos. Un asesinato en serie, que en todas las ciudades del mundo donde reina la abundancia, saca a los niños de sus juegos, los bota de sus caballos de madera, les quita los guijarros de sus jardines (el oro de sus botines y tesoros imaginarios), para lanzarlos a un abismo multicolor donde cada cual es devorado por los monstruos de sus propias pulsiones e incontinencias(...)"

Para leer la columna completa vaya a: "Adiós a los niños (C. W.)"