jueves, 30 de junio de 2016

Silencio...




Uno de los elementos más valorados, respetados y amados por monjes budistas o personas que buscan la paz y la tranquilidad en sus vidas se llama “Silencio”. Pero no sólo se entiende a éste como la ausencia del sonido, ya que en el fondo el sonido nunca cesa. El sonido es uno de los tres principios o fuerzas creativas que formaron el universo y dan vida a toda existencia, junto con la luz y la forma. Incluso el silencio tiene sonido. Así que en realidad, lo que se busca es la calma y la armonía auditiva, en la que no haya interferencias ni “ruidos” que perturben el ambiente ni a la persona. 
No sólo se trata de ruido acústico, sino de ruido mental. Puede existir mucha turbulencia en tu mundo exterior; bocinas de automóviles, gente hablando y el clásico frenesí de la vida cotidiana, pero con el silencio debes de ser capaz no sólo de apartar al mundanal ruido (o fluir en armonía con él), sino también de acallar las ideas negativas, las autocríticas, las voces mentales y la sobre-actividad psíquica, para obtener la tan anhelada quietud interna. 

El silencio no sólo es un equilibrante natural, también es un sanador indiscutiblemente eficaz si se le aplica con buen criterio, es decir ni en exceso ni en escasez.
Su práctica es esencial para el balance y la organización interna, ya que nivela las emociones, calma los pensamientos y regula el funcionamiento del cuerpo al permitir que el fluyo sanguíneo y otros circulen con naturalidad y calma. Básicamente nos regresa a nuestro centro.

El silencio es la base para cualquier relajación. Si le acompañas de una respiración lenta, profunda y consciente, puedes ser capaz de transformar y cocrear una nueva realidad o visión de las cosas. Al estar relajados y más conscientes de nosotros mismos podremos decidir con mejor discernimiento sobre eventos que afecten directamente nuestra vida o la de otros.
Así que en momentos de crisis, no cuestiones, no emitas juicios, no te llenes de ruido, aplica Silencio; entonces llegarán las verdaderas soluciones y respuestas que necesitas.

viernes, 24 de junio de 2016

Los códigos del clan



Este tema que tocaremos a continuación me parece muy interesante y necesario de abordar en estos tiempos, pues muchos nos estamos dedicando al conocimiento y crecimiento interior, a raíz de ello es que estamos tratando de romper esquemas mentales arcaicos e inservibles para la vida libre y plena a la que aspiramos. Así que es menester analizar el por qué hacemos algunas cosas sin cuestionarlas como lo son las tradiciones culturales o familiares. 

Aunque el tema existe en psicología yo lo nombraré como "códigos del clan", los cuales son una especie de contratos o pactos silenciosos que se dan por sobreentendidos al formar parte de una comunidad como lo es el núcleo familiar. 

Por ejemplo ¿alguna vez sentiste que no puedes perdonar a una persona porque ésta lastimó alguna vez a tus padres pese a que se porta bien contigo?, ¿crees que no tienes razones de llevarte bien con tal persona porque le cae mal a uno de tus hermanos? o todo lo contrario, ¿debes aceptarle en tu vida de buenas a primeras porque es tu tío o un buen amigo de la familia aunque no tenga afinidad alguna contigo? Y no sólo eso, ¿te ha tocado "luchar contra la corriente" para estudiar arte en una familia de abogados los cuales ahora te tratan de vago, muerto de hambre y desagradecido porque ya te tenían la vida resuelta heredando el negocio familiar?, ¡con qué derecho tomas decisiones por tu cuenta!. ¿Atraes hombres terribles a tu vida que te hacen daño y te ves repitiendo una historia de maltratos, así como tu madre que se tuvo que divorciar o recordando la triste experiencia de tu abuela a la que le fueron infiel o la de tu hermana mayor a la abandonaron?. Si es así, debe de haber un switch metal que te está diciendo que las mujeres de tu familia, incluida tú, no tienen derecho a una relación estable porque todas están destinadas a sufrir.

¿Han notado como los mismos errores y problemas se heredan de generación en generación sin descanso hasta que llega un miembro el cual quiere romper esas limitaciones y borrar esos odios porque no le pertenecen realmente pero con sólo intentarlo es atacado, criticado y juzgado como si de una deslealtad terrible se tratase?. Entonces este miembro seguirá llevando esos ciclos viciosos que no le dan libertad ni permiten la sanación geanológica si se detiene con esta proeza. El clan te ayuda a sobrevivir así que en un punto muy profundo de tu subconsciente puedes llegar a sentir que serás excluido y totalmente abandonado si se te ocurre hacer algo diferente a lo que se ha estilado en tu comunidad.

No se trata de renegar nuestras raíces, los ancestros siempre serán respetados y venerados por su sabiduría, pero no tenemos por qué continuar con una línea de rencores viejos, promesas, compromisos y votos que hicieron otros y que mantienen una historia familiar enferma que pasará a nuestros descendientes, los cuales no son culpables de los errores del pasado.
Es hora de abandonar ese karma de lo contrario nadie aprenderá ni superará las huellas traumáticas que viven en nuestra sangre.

Eres dueño de tu vida y de tus decisiones. Asimila el hecho de que tienes como deber alcanzar tus propias metas y aceptar que posees el derecho absoluto de ser quien eres o quien quieres llegar a ser. Quizás seas tú o tu descendiente el que posea la llave para liberar a la familia. Trabaja desde el amor para ello.

jueves, 16 de junio de 2016

El monje y el guerrero (Parte II y final)

Las tierras comenzaron a palpitar y la realidad a distorsionarse. Pronto todo era distinto ante sus ojos, una visión extraña. Esta dimensión se había transformado en un reino con majestuosas y antiguas fortalezas en un punto olvidado del universo. Pero habían unido ambos mundos; enfrentados estaban ahora, El monje-mago con el guerrero solar, hoy, lleno de ansias de supremacía; pero las dos grandes figuras permanecieron inmóviles y vigilantes ante los posibles movimientos de su adversario. Pero entre los aldeanos y soldados se atacaron para defender y honrar a sus deidades, muchos salieron heridos como es de esperar. Hasta los super-hombres cayeron, contando al soldado y al pequeño discípulo. La idea, sin duda, no era llamar al fin de los días, no quería destruir a la humanidad, perder sus tierras amadas ni olvidar sus ideales creados por la experiencia en sus aventuras. Claramente el soldado había comprendido que para utilizar los misterios de la vida, se necesita estudio, conocimiento y guía.
El monje-Mago le observó de reojo, y el avergonzado, deshonrado y desangrado soldado pudo ver la furia en esa mirada, pero también la misericordia. En esos ojos yacía la clave para traer otra vez la paz dentro del caos, y como si de un espejo se tratase, vio en esos irascibles ojos el reflejo de una campana a lo lejos, detrás de sí mismo. ¡No era una ilusión! ahí estaba, una campana enorme a la distancia, vieja, colgando inmóvil y abandonada. El pequeño monje moribundo miraba a su amigo tratando de reunir fuerzas. El soldado tomó su arco y flecha, apuntó a la campana pero el tiro fue débil y apenas la rozó. Ya casi no le quedaban fuerzas, pero el pequeño monje sostuvo sus manos y ambos apuntando otra vez a la campaña atinaron un flechazo sagrado y potente. La campana resonó, resonó tan intensamente que todos cubrieron sus oídos gritando de dolor y terror. El mundo se estremeció y cuando esto no parecía acabar, habían regresado a sus tierras sin nombre.

Con el tiempo llegaron otros dioses, otras civilizaciones, otras criaturas y culturas, por ende, otras rutas para el destino del planeta.
No se sabe si las piezas sacras que formaron ese portal dimensional desaparecieron o fueron custodiadas por el semidios guerrero y el gran monje-mago. Pero la catástrofe dio origen a una tregua silenciosa, pues ambos gigantes deberían reconstruir la humanidad de la cual se supone estaban a cargo. Tampoco se sabe si estas deidades hoy yacen descansando en el núcleo del mundo, esperando morir, o si se abandonaron juntos en otro portal dimensional, flotando en la nada.

miércoles, 8 de junio de 2016

El monje y el guerrero (Parte I)


Hasta ahora no sé si se trata de un simple sueño o del recuerdo de una remota vida pasada, ignoro qué papel jugué en esto y hasta qué punto de la historia de este mundo se remonta. Como todo clásico es menester iniciar este relato diciendo que hace millones y millones de años, existieron dos poderosas fuerzas personificadas en semidioses, los cuales contenían dentro de sí todos los dotes mágicos, las más altas virtudes y habilidades maestras. Uno de ellos, fue uno de los primeros y más diestros guerreros que se posaron en toda la faz del planeta, poseía más fuerza y poder que todas las deidades de ese entonces reunidas. Gran inspiración para su séquito y soldados. El otro, un monje que controlaba a su merced las corrientes del tiempo y otros elementos. Protegía a su pueblo y discípulos con entereza y paternidad. Pese a su grandeza, sus nombres fueron, no sé si borrados o prohibidos de pronunciar.

El majestuoso monje-mago nació primero y conoció al temible guerrero durante su primer centenar de vida. Sus conocimientos los vincularon, su calidad de gigantes criaturas los conectó. Compartieron algunas de las artes más sacras, primitivas y arcaicas que ellos mismos crearon. Dos bestias llenas de poder y sapiencia se entrelazaron como compañeros de viaje, aunque con ideales y propósitos diferentes.
De abundantes barbas y finas vestiduras, iba ataviado el gran monje-mago, escondiendo su cabeza debajo de una capucha la cual pareciera aspirar a tocar al cielo. Los discípulos se cobijaban alrededor de su túnica, la cual infundía halos de misticismo y delirantes secretos. Aunque su paso esa sereno y de solemne lentitud, nunca se detenía en el camino. Sólo se permitía una pausa cada milenio para la contemplación de sí mismo por medio de la transformación de las órbitas cercanas.

El gran guerrero, el cual parecía cubierto de fulgurantes rayos de sol invocaba el caos necesario en cada región para que se gestara nueva vida. Se veían cada cien años y juntos movían mares, provocaban cataclismos para el surgimiento de montañas y otras civilizaciones. Pero con el tiempo, el temerario guerrero se obsesionó con el imponente monje, quiso dividir al mundo para hacer de su parte su propio reino, sin las influencias elementales de su compañero. Así fue construyendo enormes muros con el objetivo de alcanzar al monje en su travesía y encerrarlo en un angosto trozo de tierra. 
El Mago, aún enterado de las intenciones de su compañero siguió su camino en paz, protegiendo de su pueblo, instruyendo a sus discípulos y admirando a los astros. 

Uno de sus discípulos era un muy hábil soldado, entrenado por la deidad guerrera en el arte del arco y flecha, pero su alineación interna era neutral, así que ayudaba a construir el muro pero también viajaba con el monje. Éste súper-hombre buscaba con apasionada ilusión el reencuentro de dos piezas supremas, conformadas por minerales que ya no existen. Ya poseía una parte, pero para su gran suerte, en una de sus reuniones con los aldeanos dirigidos por el sabio mago, un discípulo monje le muestra un hallazgo extraordinario, una pieza única en su especie, nunca vista sino hasta ahora, la cual rescató desde las profundidades de un ancestral volcán. Emocionados ambos unen las piezas, encajando a la perfección. Ahora sabrían si lo que contaban sus antepasados con tanta expectación y temor era cierto...