sábado, 7 de diciembre de 2019

Revolución


(Fotografía de Susana Hidalgo, actriz)

Estos meses han sido, como suele decirse, “una montaña rusa de emociones”, tanto a nivel personal como a nivel país. Puede que algunos no lo sepan, pero vivo en Chile, en donde se ha producido un estallido social tremendo. No pretendo hacer un resumen cronológico de lo que ha ocurrido porque abunda información por internet, y respecto a ello, estoy muy agradecida por la existencia de las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, ya que de esta forma hemos podido mantener circulando la información más cruda y real, y no maquillándola como lo han hecho descaradamente los noticieros y programas nacionales. 

Cuando todo inició me fue necesario, no sólo participar en las protestas, marchas y distintas manifestaciones en mi ciudad, sino también hacer una reflexión, por decirlo de alguna forma, “sociológica”, para poder comprender lo que estaba ocurriendo: Lo que sucede en Chile es el enfrentamiento con el inconsciente colectivo que al fin ha salido a flote. Cuando hay tanto descontento en nuestro interior y no lo atendemos más que con parches momentáneos, tarde o temprano explota de todas las formas posibles, ya creativa o destructivamente. Hay que mirar todas las capas de lo que pasa y escuchar lo que nos quiere decir su mensaje de fondo; más allá de la pérdida material y la incertidumbre, nos hablan de un pueblo frustrado, dolido y cansado. Pero ¿por qué tardamos tanto en reaccionar? Probablemente fue el miedo de las generaciones pasadas, las que vivieron la dictadura de Pinochet. Desde ahí, el Chileno promedio se acostumbró a vivir en silencio, oprimido y temeroso. Era mejor vivir de forma indigna pero conservar tu integridad. Cuando el estado no te ampara, sino que te secuestra, te tortura, te viola y te asesina, sólo cuentas contigo mismo. ¿Se dan cuenta del gran desamparado que ha soportado el país? Y esto, amigos, se repitió en pleno 2019. Ya somos uno de los países con índices más altos en cuanto a la violación de los derechos humanos. Nuestra policía y milicia, una vez más, mostró su verdadera cara, una de psicópatas.

(Fotografía de Ramón Monroy Aton)

Las barricadas, las quemas y los saqueos provocados por el pueblo, de cierta forma son "un mal necesario" para que esta sombra ignorada, de una parte de Chile, tuviese visibilidad. Evidentemente se nos fue de las manos, se mezclaron la disconformidad social con las miserias personales y los montajes de carabineros para desvalorizar el movimiento social y propagar el temor.
Es momento de replantearnos la forma en que vivimos y pedimos lo que creemos justo. Y exigir cambios, pero partiendo por nosotros mismos también. Desde la transformación de cada quien podemos traer una realidad más sana y satisfactoria a nuestro entorno. Unámonos con fuerza, con sentido común y balance para que todos obtengamos mejoras y tranquilidad.

Siento dolor, tristeza, indignación e impotencia y quisiera hacer más, por ahora la forma más creativa y amorosa con la que me siento capaz de contribuir, es con esta clase de reflexión que les comparto, además de mantener la información real circulando, por más dolorosa que sea. No podemos tapar el Sol con un dedo.
Fuerza para toda latinoamérica, especialmente para Bolivia, Ecuador, Paraguay y Colombia que también comenzaron a protestar con valentía y firmeza. No podemos parar ahora, hay que resistir hasta lograr verdaderos cambios, se lo debemos a nuestros heridos, a nuestros baleados, a nuestros detenidos desaparecidos y a nuestros muertos. ¡Por los de entonces, por los de ahora y por los de mañana! ¡Por todos!



jueves, 10 de octubre de 2019

Orden para retomar el control I: Entrar en el caos



Rol equivocado: Tomé una labor que nunca estuve realmente segura de hacer, invertí tiempo y energía, gané experiencia y tuve momentos realmente gratificantes, pero a la vez también perdí mucho; dinero, paciencia y respeto. Tuve una rutina sumamente pesada por un par de meses, en la que detuve mi propia vida, mis proyectos y quehaceres personales, todo por un insano “sacrificio por amor”, para que algunos seres queridos cumplieran sus aspiraciones y otros no llevasen tanta carga. Me creí en obligación de, por tener un horario flexible, y porque en ese momento, no sabía que estaba actuando bajo una cadena inconsciente de sacrificio genealógico. Lección: No te postergues ni cedas por otros. Las últimas semanas me vi interrumpida con roces y diferencias en la forma de proceder, para finalmente, no sólo acabar con una rutina que me había costado mucho establecer, sino, además, pausar lazos afectivos. Esto es material para otro post, pero es a raíz de esta ruptura de esquemas que todo comienza: Depuración: Eliminar el caos y recuperar la finalidad: Con el orgullo herido, sin el dinero que me correspondía, con las ilusiones y los planes destruidos, y sin estabilidad psicoemocional, inicié una depuración profunda (que sigue en proceso). Para retomar el control de mi vida decidí eliminar los factores caóticos que me estresan y desequilibran. Para ello comencé a reorganizar mi entorno. Desahogar de tanta cosa tu cuarto, por ejemplo, y darle el lugar que le corresponde a cada elemento, saber lo que tienes y en dónde está, no sólo es una mejora notoria por cuestiones prácticas, también es tranquilizador. Lección: Cada cosa y espacio tiene una finalidad, así como uno mismo. Separar, desechar y regalar, ha sido el gran truco de magia para reponerme y volver a respirar, en este proceso de limpieza y renovación externa e interna Regalar para fluir: Regalar ropa que no usaré pero que sirve, me enseñó a ser mucho más desprendida y a darle un cierre positivo a etapas que esa ropa me recordaban constantemente. Lección: Es hora de avanzar hacia nuevas cosas. También regalé material escolar, en su mayoría totalmente nuevo. No tenía sentido seguir guardándolo si no lo utilizo. Es como abandonar a esos lápices y cuadernos para que sólo se arruinen y desperdicien con el tiempo. Así, además, me parece que destrabo la energía estancada y abro un nuevo flujo de intercambio y de movimiento. No sólo me enseña a ser desapegada, sino a discernir, catalogar y priorizar con mejor criterio sobre lo que verdaderamente necesito y quiero tener. Descubrir patrones limitantes en el proceso: Por otro lado, además, me ayuda a eliminar ese patrón familiar de carencia, de acumular “por si luego falta”. No sabía lo tan instalada que estaba esta creencia en mí hasta que inicié con esta limpieza profunda. También descubrí que no sentía el permiso de deshacerme de algunas cosas, sobre todo regaladas, porque implicaban un valor sentimental, monetario y de esfuerzo por conseguirlas. El juego malsano del merecimiento, la ingratitud, la culpa y el patrón de carencia, participan en el apego con las cosas, inculcado por nuestro árbol familiar.
Estoy contenta, orgullosa y agradecida por, en este proceso depurativo, haber visto este patrón heredado y empezar a hacerme cargo de él. Tardé en entender el funcionamiento de sus capas, y aunque sabía de su existencia, no estaba segura de sus modos de manifestarse y actuar, hasta ahora. He tirado recuerdos y objetos que no usaré, que nadie querría o que ya no sirven. Ha sido liberador dejar ir. Hay cosas a las que nos aferramos, pero que al final sólo estorban y contaminan nuestro espacio, por ende, nuestra vida también. He de continuar trabajando sobre esto para una vida más próspera y libre.

domingo, 14 de julio de 2019

¡Misión cumplida!: La importancia del reto.



Seguro que todos experimentamos una sensación de satisfacción o al menos de alivio, cuando logramos completar una tarea, un proyecto o un propósito por más grande o pequeño que sea. Mejor aún si disfrutamos del proceso, porque a veces el recorrido entrega un mayor aporte que el mismo fin, y si de paso el aprendizaje se da de forma grata ¡todavía mejor!

El 1 de Enero de este año comencé con el reto de escribir un journal basándome en un listado de 190 ideas. Prácticamente todo un semestre. Fue realmente emocionante realizar la última reflexión y luego analizar cada página. Me llevó una libreta y media, tomando en cuenta que agregué un par de temáticas que necesitaba o quería tocar, así que en realidad fueron más de las pre-establecidas. ¿Qué viene ahora? seguir escribiendo, ¡claro!, es probable que con la misma frecuencia, porque practicar el journaling ya es parte de mis hábitos. (Si a alguien le interesa que profundicemos sobre el journaling hágamelo saber).
Por supuesto que no me gustaron todas las sugerencias, algunas actividades se me hicieron sosas y otras un poco difíciles, pero importantes de enfrentar; pero conforme me permití la oportunidad de hacer cada ejercicio sin juicio, pude entrar de lleno al mundo de la escritura terapéutica y autoreflexiva. Abrir la mente y darte el permiso de aprender de ti mismo te puede ayudar a reformular tu vida. Yo tuve varios motivos para hacer esto, pero la esencia es conocerse y sanar. 

Con esto reafirmé la postura de que para toda persona es fundamental participar en dinámicas que de alguna manera le conecten consigo misma, o mínimo, que sean gratificantes de alguna manera para relajarse, pero que también supongan algo nuevo, desafiante y emocionante, que les lleva más allá para crecer. Proponerse un proyecto, objetivo o actividad genera compromiso, desarrolla la voluntad, ayuda a la concentración y estimula la motivación.
Hacer algo con fines personales y no obligatorios te hace sentir que haces algo por ti (aunque involucre a otros directa o indirectamente), te llena, te desbloquea y de alguna manera, también te fortalece. Estás haciendo algo “con sentido” y por supuesto, estás escuchando los deseos de tu yo interior. Ello tiene muchísimo valor y riqueza para todo ser humano. Esencialmente esta es la importancia de los retos y desafíos: nutrir tu autoestima.

Metas realistas, incluso ir de menos a más, es la mejor opción si pasas por un mal periodo o no acostumbras realizar proyectos personales, pero te interesa superarte y mejorar. Así que si quieres romper ese ciclo de decaimiento, de bloqueo creativo o desmotivación, escoge una idea sencilla, pero estimulante que quieras probar, crea un plan de acción realista para tus habilidades e intereses y sé coherente contigo siempre; no te fuerces, si no te gusta cómo lo estás llevando cambia el enfoque y, encuentra la mejor ruta que se ajuste a tus gustos y requerimientos. ¡Confía y diviértete!. Si eres realista, moderadamente optimista y te comprometes con tu decisión te irá bien. 

jueves, 23 de mayo de 2019

Amo la sensación de...



Amo la sensación de certeza y claridad, en la que todo mi cuerpo y ser vibra sin una pizca de duda; la verdad se manifiesta en firmes corazonadas y así sé qué camino tomar en armonía con todo, guiada por mi sapiencia interior y a su vez por la sabiduría universal.
Estoy protegida por la luz, no habrá errores ni consecuencias desfavorables, porque realmente he oído la voz de la intuición. 

¿Qué sensación amas tú?

viernes, 10 de mayo de 2019

Espacio



No sé cómo podrían llegar a ser interpretadas estas palabras, pero ¿alguno de ustedes coincide en que a veces el tiempo invertido en los demás puede llegar a ser bastante desgastante? Hoy en día estoy practicando una fórmula de dar espacio. Por ejemplo: Te envío un mensaje preguntando cómo estás y si no respondes, no me lo tomo personal, pienso lo siguiente: “Tendrá ocupaciones o cero ganas de hablar”, como también me sucede a mí, cosa que es respetable. Si me dejas en visto, escojo la opción de no tomármelo como un insulto, sino como una señal de vida para no invadirte y entender que no te mereces tanta atención (al menos en este momento). Así que, dependiendo de quien seas y nuestra relación es probable que tengas que ser tú el que reanude la interacción si aún te interesa. Te doy esa libertad. Obviamente tomo en cuenta algunos factores extras y determino si vale la pena insistir después de un tiempo (aunque no hayas respondido), porque en ciertas situaciones es inevitable sentirme preocupada por ti.

A mí no me gustan esos juegos de hacerse el enigmático al que hay que exprimir para sacarle las palabras. Por favor, no es necesario hacerse el interesante a estas alturas. No hay paciencia ni tiempo para eso. Tengo mis propios asuntos también. Si quieres decir algo sólo dilo, si no quieres, ni lo menciones.
Tampoco me engancho cuando te dejan en medio de un “hoy no me siento bien” y no me responden el por qué. Cómo puedo ayudarte si mínimo no me dices qué pasa o qué necesitas. Ayuda a los otros a ayudarte. 

Quizás durante la adolescencia, donde las emociones son un alboroto y los eventos parecen todos graves, podía dedicar mi energía en subirte los ánimos, mostraste otro lado del prisma y acompañarte por horas en esa instancia de dolor. Hoy en día, no es que sea más insensible, sino que “estamos en una edad” de forjar nuestro camino de la mejor manera, con toda la dedicación posible sobre nuestros proyectos. Te acompaño, te apapacho, te ayudo a resolver los problemas, pero no estaré detrás de ti intentando salvarte cada día. Hoy entiendo que cada uno de nosotros somos nuestro propio salvador a la vez que nuestro principal verdugo. 

martes, 30 de abril de 2019

Ovejunez



Hace poco leí algo como “No hay que olvidar que esa persona a la que llamas oveja negra siempre está para todos”, en un intento por reivindicar su papel. Pero admitámoslo, hay ovejas negras que justamente hacen la labor de no estar, porque no son lo que se espera, y he ahí su encanto y misión.

Hay que reconocer que todos podemos llegar a ponernos una piel ovejuna bastante oscura en alguna etapa, porque más que una forma de ser se trata de un proceso, de una rebeldía necesaria en algún punto de la vida para todos, como un llamado a despertar. 

Te lo explicaré de este modo por si en tu familia hay una oveja negra o tú lo eres: Aunque hay distintos niveles de “ovejunez” y algunas formas en las que estas personas proceden puede llegar a ser bastante cuestionable, incluso pasar de ser la valiente oveja anarquista a un astuto lobo vestido con piel de oveja, en la mayoría de los casos -por no decir que en todos- los mensajes de fondo son dos: Primero, mostrarnos nuestro lado inconsciente, entendiendo por éste, todo lo que no aceptamos ni enfrentamos de nosotros, todo lo que negamos y tenemos pendiente de resolver. Y segundo, romper estigmas socio-familiares que están obsoletos y que sólo obstaculizan la evolución; nos muestran las falencias en la incondicionalidad, la comunicación y la incapacidad de ser nosotros mismos. Además de revelar secretos familiares y sociales por medio de la conducta. Es necesario para limpiarnos de prejuicios, ya personales o ajenos. 
Por ello, la oveja negra de la familia -o de la comunidad- es un gran espejo y maestro para revelar la verdad de nuestra especie, si es que sabemos mirar y apreciar su rol. 

jueves, 18 de abril de 2019

Bajarse del pedestal; humanizarse



Estoy muy segura que más de alguno se identificará con lo que hablaremos hoy, aunque sea desde el polo opuesto de la cuestión. De hecho, estoy tan segura, que me dan ganas de reír como loca mirando al cielo, por esta gran ironía de la vida.

Podríamos decir que esta reflexión se relaciona con la entrada pasada sobre qué papel jugamos, pero aquí me extenderé en una experiencia personal que podría hacerte eco.

Considero que no hay nada más peligroso que quedarnos encerrados en los conceptos errados sobre nuestra persona, sin tener la valentía de confirmar su veracidad o de transgredir dichos límites. Quedarse cobijado en tu zona de confort, aunque seguro, es restrictivo y no te ayuda realmente a evolucionar. Eso sí, no toda la responsabilidad es tuya, tranquilo, el otro hace su gran aporte queriendo verse en ti, ya sea señalando defectos monstruosos o virtudes divinizadas. Es un juego vicioso e interminable sobre suposiciones y dar por sentado. Cuesta salir de esa rueda, de ese samsara social, en donde nos conformamos o criticamos sin proponer cambios de raíz.

Mi cruz ha sido cargar con una visión angelizada de mi ser por muchos, muchos años. En donde me han idealizado de una manera impresionante, no sólo la familia, también los entornos sociales y las amistades. Creo que hay facetas que se confunden; por ejemplo, es cierto que por mucho tiempo he sido bastante seria, reservada y cortés, dándome un aire muy maduro que incluso logra un efecto de halo misterioso a mi alrededor. Cosa que no pedí, pero que sin embargo no me molestaba en su momento. De hecho, era mi zona de confort, ya que las personas no hacían preguntas impertinentes ( aunque seguro que un par se obsesionó con “develar la verdad”), estaban más interesados en que las analizara en vez de analizarme a mí. Pero esto creó un absurdo sentido de inferioridad, en donde, incluso amistades se sentían intimidadas por un intelecto sobre-natural que se inventaron de mí. Es como si fuese una persona inalcanzable, cuando ni siquiera me sé todas las tablas de multiplicar y estoy lejos de alcanzar el estado búdico. Deduzco que todo partió a raíz de las temáticas que me interesaban y las preguntas existencialistas que hacía, el asunto es que eso no muestra, necesariamente, que alguien sea mejor, sino que quiere compartir solamente gustos (según yo). 

Recuerdo especialmente a alguien, la primera persona que me confesó sobre sentirse intimidada y “tonta” al lado mío, sólo por tener intereses diferentes. El punto es que ella se empequeñeció sola, cuando yo jamás intenté disminuir sus problemas o gustos, todo lo contrario, me encantaba su compañía y su forma de ser. Aquí fue cuando supe que las personas me estaban idealizando. 
El segundo “despertar” importante fue gracias a otra persona, que se vió sorprendida y decepcionada cuando me supo enojada, frustrada y triste. Mayor fue su espanto cuando me oyó decir “¡mierda!”. “¡Oye, dijiste mierda!, qué raro...”, y cada vez que salía algún improperio de mí ella me lo hacía notar, era divertido, hasta lo hacía intencionalmente para molestarle. Esta persona consideraba que estaba mal, no por la grosería en sí, sino porque no era “propio de mí”. Finalmente confesó que me había idealizado demasiado y que le decepcionada que la visión que tenía de mí se hubiese roto, pues me hallaba una persona centrada, inteligente y muy equilibrada, pero saber que podía enojarme fue demasiado, aún cuando mis sentimientos negativos no iban hacia ella. Recuerdo muy bien esa charla, en la que le dije que no era de extrañar que yo tuviera sentimientos como los que todas las personas experimentan, que soy humana y que sentía la confianza suficiente en ella para mostrarme vulnerable. Tristemente, fue mucho para ella. Quizás, a riesgo de malinterpretar, el rol que estaba jugando era el de ser un pilar inamovible, capaz de sostenerle siempre. Pero se ignora que los pilares también pueden sufrir fisuras e incluso caer.

Me puse a reflexionar mucho y caí en cuenta que se me encasilló como una chica dulce, centrada y callada desde pequeña, que no daba problemas y tenía una voluntad de oro. Y no es que esa visión no haya sido real, pero sí exagerada y restringida a la vez. Me oprimió por muchos años, puesto que muchas cosas las viví en secreto. Es como si expresar facetas contrarias a la creencia que tenían de cómo era yo, fuese pecado. Yo quería equivocarme con libertad, desahogarme, expresar mis arrebatos, pero un ”angelito tan tierno” no tiene sentimientos negativos ni deseos estrafalarios. Hasta que decidí romper ese molde impuesto, quitar esas cualidades y características sobre-dimensionadas, bajarme de ese pedestal celestial y ser humana. Rompí muros y otros se levantaron, esto es así. Hay que saber que todo a tu alrededor se opondrá al cambio, pero es parte del proceso. Es difícil, pero la libertad de ser quien eres no tiene precio.
A mí también me inquietaba salir de mi encasillamiento, tomar una a una las etiquetas y desmentirlas o bajarle la dosis, y creo que esta lucha es más compleja que el cómo te verán los demás. 

La honestidad contigo mismo es fundamental aquí. Tienes que ser consciente de cuándo es el mejor momento para ti y la manera más conveniente de proceder. No hay formas perfectas, pero sí más prudentes que otras. 
Por eso quiero que sepan que río más de lo que se piensa, juego y bromeo mucho, ya no me interesan tanto los libros como en el pasado, digo groserías y estoy dispuesta a tomarme un café contigo hablando de cómo contactar a los dioses Sumerios, teorías de conspiración, el otoño o sobre la última serie que viste, y aún seguiré tomándome algunas cosas con mucha solemnidad y, seguiré siendo igual de flexible y pacifista como me gusta ser. Porque debes entender que sólo son distintas facetas de mí.

martes, 9 de abril de 2019

¿Qué papel juegas?



Con honestidad ¿estás satisfecho con tu rol, tu personaje y tu lugar en el mundo?, ¿cómo llegaste a ser de la forma en que eres hoy?, ¿te moldeaste a ti mismo o te ayudaron proyectándose en ti?

Es tan interesante y a la vez limitante el papel que nos fabricamos con ayuda de la familia, el contexto sociocultural, la herencia y la necesidad de sentirnos amados, protegidos y aceptados, que al final, muchas veces, tenemos que replantearnos: “¿quién soy realmente?, ¿hago lo que me hace feliz o lo que me traerá aprobación?, ¿soy yo quien decide o un sistema de patrones inconscientes?”

Aprendemos a movernos en el mundo por observación e imitación. Conforme crecemos entendemos qué comportamientos son aceptables y cuáles no, en qué momentos expresar determinadas peticiones, necesidades o acciones y el cómo nos veremos mayormente recompensados con afecto. Aprendemos a transar y a ceder. A exigir y a callar, y nos vamos adaptando a las normativas éticas y de convivencia social. Muy bueno para la subsistencia, hemos de decir, sin embargo, ¿hasta qué punto te permites ser tú mismo?

No podemos negar que nuestro entorno nos construye; nos crea traumas, inseguridades, pero también nos forja el carácter y nos da herramientas para sacar nuestro potencial, cosa que hay que agradecer. Pero hay un punto muy importante a tener en cuenta y es si estás demasiado cómodo con la estima en la que te tienen, es decir, con qué etiquetas estás relacionándote. Me explico; todo gira en torno a catalogar a las personas y en dejarnos catalogar,  poniéndonos los unos a los otros en un pedestal o al final de la lista. El problema aquí es cuando alguien se siente esclavizado y obligado a seguir con un patrón de conducta particular para que su clan no lo excluya. Cumplir las expectativas de los demás sumado a las de nosotros mismos es una carga que se puede llegar a sentir como una cadena limitante, y soltar esa atadura y miedo es vital para todo ser humano, sin embargo, cuando se rompen las visiones que tienen otros sobre uno, la cortina se cae, la ilusión revela la esencia real y todo tambalea. Ponen en duda tu juicio. 
Desafortunadamente cuesta asimilar que alguien se enfrentó al cambio y se aventuró a la libertad, porque en el fondo, no estamos acostumbrados a que el otro rompa el molde y deseamos que siga siendo como le hemos querido ver, como le hemos etiquetado, con todas nuestras proyecciones e ideales puestos en él, en vez de permitir que sea quien es en realidad, con sus errores y particularidades.
También es responsabilidad de uno mismo elegir continuar jugando con ese personaje impuesto por los demás o no.

¿Cómo saber que estás dentro de un personaje irreal? cuando estás cansado, cuando en el fondo deseas hacer algo o no hacerlo, pero te detienes y haces lo opuesto a tus propios deseos para complacer y no perder el afecto de tu entorno.

Te pongo un ejemplo: Decidiste ayudar en los quehaceres del hogar para quitarle algo de peso a tu madre, todos se maravillaron con este comportamiento y te encasillaron como un niño hacendoso, muy bueno en la organización y limpieza. Te gustaron los halagos y el orgullo que sentían hacia ti, y aunque a veces quisiste parar para jugar, distenderte y olvidar las responsabilidades, no lo hiciste para no perder la aprobación que con tanto esfuerzo ganaste. Te programaste como una persona sumisa y complaciente. Priorizarte y tener tiempo para ti es difícil, se te acusará de irresponsable y de tener mala voluntad, pues quién hará las labores que están bajo tu cuidado ahora. Sólo puedes reconocer que tú te pusiste en este rol impulsado por la necesidad de amor y aceptación, y que las etiquetas que te mantienen atado a este personaje que te creíste impuesto por otros, te bloquean, y aunque en cierta medida tengan algo de verdad, no deben ser un peso que te impida avanzar, así que es hora de quitárselas.

sábado, 30 de marzo de 2019

¿Qué hace a una persona bella?



Algunos sabrán que comencé a practicar el journaling para reconciliarme con el mundo de los diarios de vida, especialmente para usarle como una herramienta de autoconocimiento, en vez de un mero medio de desahogo.
El ejercicio de hace unas semanas fue responder una pregunta simple en apariencia: “¿Qué hace a una persona bella?”. No se preocupen, no fui tan vaga como para responder que “un buen físico y una sensual sonrisa”, y mucho menos limitar el asunto a “una agradable personalidad”, porque eso son puntos o cualidades específicas que algunos buscan y no una definición en sí.

Sí, ya imagino lo que muchos querrán decir a esto: “La belleza es relativa”, “una cuestión de perspectivas y gustos”. “depende del ojo que mire”, “es un constructo cultural”, etc. Sí, todo eso ya lo sabemos, así como la mayoría coincidimos en que hay parámetros que intentan medir un tipo de belleza y desacreditar injustamente otros, y que muchos estamos algo hartos de eso. También sabemos que los atributos físicos son los que enmarcan este tema, dejando en segundo plano los demás. 
Pero si pudiésemos integrar todos los aspectos de una persona ¿cómo concluir si es bella o qué tanto lo es? Créanme que lo reflexioné bastante y diría que la palabra que más se ajusta para resolver esta inquietud es “Armonía”. Pienso que esta idea abarca perfectamente a todas las aristas de la belleza en cualquier parte del mundo. 

La armonía se caracteriza por el balance, equilibrio y orden de los elementos. Por ejemplo, un cuerpo es biológicamente más atractivo si hay una adecuada proporción anatómica y simetría en el rostro; aunque ideológicamente diremos que hay “imperfecciones” que yo considero simples “particularidades”, las que otorgan un toque único y de interés a cada individuo. 
Unido a esto va la coherencia a grandes rasgos; es decir, concordancia entre lo que se dice y se hace, o entre lo que se piensa y se siente. Básicamente tener un estilo de vida que vaya con la forma de ser sin contradicciones, porque traicionar nuestra propia esencia es de las cosas más feas y poco armoniosas que existen. Y es este punto el que destaqué en mi journal: “La capacidad de proyectar la esencia, es decir, la naturalidad con la que una persona se permita ser ella misma, porque eso habla de un corazón honesto y un alma valiente, atributos magnéticos e inspiradores. La esencia, para mí, es el verdadero estandarte de belleza y poder manifestarla libremente debería ser nuestra real aspiración.
Alguien que es sinceramente quien es, se vuelve una persona libre, alegre y agradecida. ¿Y qué hay más atractivo que la alegría genuina de alguien? Inspira y conmueve. Y algo bello siempre provoca una sensación profundamente agradable”


Una persona desequilibrada, tóxica y desenfocada se relaciona con el aspecto caótico de la belleza, y aunque ya sabemos que en gustos nada está escrito, por ende, puede ser algo interesantemente atractivo para algunos, rompen el patrón armónico de su propia belleza (conforme a la forma en que estamos hablando aquí). Porque según la idea de armonía, la salud física, psicológica, emocional y espiritual deberían ir amorosamente unidas. La salud es un equivalente de balance externo e interno, por ende, una expresión de belleza.

Ojo, no por atravesar épocas duras, uno que otro vacío existencial o problemáticas variadas es que seamos más o menos guapos. Sólo estamos construyendo el camino y pasando los procesos necesarios hasta llegar a una vida más armoniosa y sana, por ende, más bella.

jueves, 14 de febrero de 2019

Almas gemelas o complementarias



Para mí, es prácticamente innegable la existencia de almas complementarias o gemelas, pues éstas son vínculos primordiales que nos unen en espíritu. No hay nadie que no pueda hallar un alma gemela, si creen lo contrario, es producto de la imagen romantizada y utópica que se ha estructurado alrededor de éstas.

Toda persona es una chispa divina nacida de La Fuente para experimentarse a sí misma, por eso encarnamos junto con un grupo o familia de almas, con quienes pactamos algunas experiencias y aprendizajes juntos. Si pudiéramos vernos como una semilla luminosa, podríamos entender que desde nuestro centro se ramifican divisiones energéticas (por así decir) que conforman nuestra familia de llamas o almas; en cada división hay almas tanto masculinas como femeninas, es aquí en donde se encuentran las almas gemelas.

Robert detzler llama a estas ramificaciones pétalos y explica sobre las almas gemelas, en su libro Renacer del alma, la cuestión de esta manera: “Un alma es una llama que está formada de la energía de Dios y así mismo sale de ella. Esta llama está moldeada semejando una flor, cuyos pétalos pueden tener de una a nueve divisiones. Cada pétalo tiene elementos masculinos y femeninos. Las combinaciones de elementos Masculino/Femenino son referidas como llamas gemelas.” 

Vale aclarar un punto: Un alma puede ser femenina o masculina independiente de su género al encarnar en un cuerpo. Quizás te preguntes si de aquí puede nacer la homosexualidad y la respuesta es que a veces sí, pero no en todos los casos. Puede existir un alma masculina dentro de un cuerpo femenino y la persona ser heterosexual. Porque las cualidades de un alma femenina o masculina, van más allá de las creencias y conceptos que se relacionan social o mundanamente con ser mujer u hombre; van ligadas, más bien, a aspectos sagrados de estos elementos, vistos como fuerzas complementarias. 
También hay casos de almas andróginas que no se dividieron, pero son sucesos muy aislados, y en mi experiencia aún no me topo con alguna.

Volviendo a lo importante. Al encarnar, las almas gemelas o complementarias no siempre tendrán un tinte romántico, a veces son familiares o amigos, en este caso te unirías en pareja con un alma o llama afín que esté en tus ramificaciones (o flor), así como puedes decidir mantenerte en soltería.

Aunque ya dijimos que un alma gemela puede tratarse de un familiar, un amigo o inclusive un conocido, nos enfocaremos en la situación de parejas. Seguro alguna vez soñaste (o sigues soñando) con hallar a tu media naranja, esa pareja perfecta que te hará bailar en las nubes. Créeme, encontrar a tu alma gemela no es tan difícil, pero identificarla sí que puede llegar a serlo, sobre todo porque podría ser todo lo contrario a lo que esperas. Un alma gemela es algo muy especial a nivel evolutivo, pues ésta aparece no siempre de la mejor manera ni en el mejor momento. A veces llega como un torbellino justo en medio de una crisis en tu vida; puedes sentirte aún más inestable y confundido, pero debes saber que es de esta manera, para ayudarte en tu proceso de crecimiento. Las almas  gemelas vienen para provocar cambios, traen muchísimo aprendizaje para evolucionar como ser. Por eso se dan relaciones tan intensas, llenas de amor, pero a la vez de conflicto. Ojo, no hablamos de soportar un conflicto tóxico, tormentoso y mucho menos agresivo, de ningún modo. Más bien, de relaciones en las que debes replantearte mucho sobre ti mismo y la vida, sobre todo con encuentros de opiniones y perspectivas muy distintas. Debes tener en cuenta que aunque se trate de tu alma gemela no están obligados a soportar malos tratos ni estar toda la vida juntos; esto suena más a condena que a compromiso real.

Así suelen ser muchos encuentros de almas gemelas o complementarias, pero también las hay que son muy afines, llenas de armonía y estabilidad. Estos casos pueden ser frecuentes, pero no tanto como los anteriores. Estas relaciones pueden ser así por múltiples motivos, pero para no alargarnos, diremos que es cuando ambas almas están terminando un ciclo evolutivo que las ha llevado a estar en un nivel en el que sintonizan. Es como decir que en la rueda de aprendizaje ambas partes están sobre el mismo peldaño, entonces pueden descansar, disfrutar y avanzar juntos.

Una última acotación antes de terminar: Todo el mundo brilla de ganas por hallar a esa alma gemela o alma complementaria, pero en realidad hay algo más profundo que ella, de lo cual quizás hablaremos próximamente.

miércoles, 16 de enero de 2019

Técnica de corte de vínculos energéticos y karmáticos



¿Alguna vez sentiste que ya era hora de dejar viejas historias atrás, pero no te creíste capaz de dejarlas ir? Quizás aún sientes nostalgia por un antiguo amor o rencor por cómo se dieron las cosas con un compañero de trabajo, quizás te quedaste estancado en una amistad tóxica o un jefe te hizo la vida imposible. A lo mejor tienes el poder de la autocrítica y al fin asumiste que le hiciste daño a alguien, pero pedir perdón después de tanto tiempo es posible que ya no venga al caso. Sea cual sea tu historia, te traigo un ejercicio para cortar esos vínculos limitantes, que de manera subconciente te mantienen atado a esas personas y momentos.

Eres libre de modificar las palabras, de agregar o quitar frases para que se adapten lo mejor a tu caso en particular.


Técnica de corte de vínculos energéticos y karmáticos:


1.-Imagina a la persona con la que cortarás los vínculos y llámala por su nombre (en voz baja, media o alta). Puedes usar una foto si es que la tienes y te es más fácil así.

2.-Rodéala con una vibrante esfera o llama de color violeta o verde para que sus emociones, pensamientos o intenciones no lleguen a ti, y ella también vaya sanando si es su deseo.

3.-Explícale por qué le invitas: “Agradezco tu presencia y quiero explicarte por qué hago esto: Nos hicimos daño y nos llenamos de emociones de baja frecuencia. Y sé, que nuestros lazos deben cortarse de raíz para que cada uno prospere y sea feliz por su cuenta, sin la intervención del otro.”

4.-Dile: “Te perdono por el daño que me haz hecho, pues hoy entiendo que sólo proyectaste tus conflictos internos en mí y actuaste según tu nivel de consciencia. También te pido perdón si en algo te dañé de manera consciente o inconsciente, pues no fue mi intención herirte, y también actué según mi nivel de consciencia. A la vez que asumo mi responsabilidad me libero de la culpa y de ti, así mismo te libero de mí, pues declaro ante el universo, tu alma y mi alma que desde este instante nuestros caminos se separan en direcciones opuestas, ya no es necesario que estés en mi vida ni yo en la tuya, en ningún plano ni dimensión, pues nuestros procesos de evolución van por líneas diferentes.”

5.-Dile: “Agradezco lo que aprendimos juntos, soy más fuerte y mejor persona hoy, eso lo valoro, pero ya no tenemos nada que entregarnos, ya dimos y tomamos lo suficiente, ya aprendimos y saldamos cuentas. No tenemos pendientes karmáticos ni contratos etéricos que cumplir entre nosotros.  No necesito ni quiero encontrarme contigo de nuevo ni en ésta ni en otras vidas; los aprendizajes e historias inconclusas que te quedan por resolver son tu carga y responsabilidad, no la mía, lo solucionarás por tu cuenta o con otras personas, pero ya no conmigo.”  

6.-Visualiza y siente los vínculos energéticos que hay entre ustedes. Si no los ves, imagina un lazo rojo, blanco o plateado (o el color que intuyas) que va desde tu estómago al suyo o desde tu corazón al suyo. Alza tu mano dominante y pide al universo una tijera o cuchillo dorado. Con esta herramienta cortarás los vínculos y se irán cauterizando los cortes sin dejar ninguna herida áurica. Hazlo tranquilamente, tómate el tiempo que requieras y regresa la herramienta al cielo, la cual desaparece o se eleva hasta que ya no puedas verla.

7.-Dile: “He cortado nuestros vínculos energéticos y karmáticos, ya no tenemos ninguna unión física, emocional, mental o espiritual. Sólo nos volveremos a ver cuando ambos regresemos como chispas divinas a la Gran Fuente, hasta entonces, no te permito que vuelvas a vincularte a mí ni a mis seres queridos, en ésta o en otras encarnaciones. Si me envías tus lazos energéticos será en vano, ya que no te está permitido, es más, te prohíbo que intentes conectarte conmigo otra vez. Por esa razón levanto un poderoso muro de luz violeta entre nosotros y alrededor de mí, para que su luz transmute, disuelva, purifique y limpie cualquier residuo energético, emocional o bajas vibraciones que haya entre nosotros; eres libre de recibir esta curación también y liberarte del dolor, la culpa, la tristeza, el rencor y miedo si es la voluntad de tu ser. Ahora date la vuelta y sigue tu camino en paz. Que seas feliz."

8.-Ve partir a la persona hasta que desaparezca, si no se quiere ir, expande el muro violeta suavemente, éste no le lastimará, sólo le irá empujando hasta que se de vuelta y decida irse por su voluntad o hasta que desaparezca en el horizonte.

9.-Agradece la oportunidad de liberarte y sanar con tus propias palabras.

Nota: Esta técnica sirve si la realizas una vez con toda tu concentración, pero para relaciones que fueron muy íntimas, intensas o largas debes repetirla por 13 días continuos para que se produzca una real transformación.
Te sugiero no hacer la práctica desde la ira, sino desde la paz y deseo de armonía. Si quieres es aconsejable escribir una carta de desahogo primero y luego hacer la técnica. 

Nota 2: Debes estar seguro de querer cortar estos vínculos, porque si te das cuenta sacas a la persona completamente de tu vida y tampoco le das la oportunidad de reencontrarse en otra encarnación. Es algo radical y fuerte.

Nota 3: Puedes nombrar los aprendizajes específicos que tuviste con esa persona cuando le des las gracias. Ej: Agradezco que contigo descubrí que soy muy bueno escuchando a los demás. Aprendí el valor del autorespeto. Aprendí que debo tener más confianza en mí mismo y poner límites a los demás, etc.

Acotación: Usualmente la persona desaparece de tu vida, pero hay contextos en que podemos seguir viéndonos, aunque ya no te va afectar como antes.

Muy buena suerte con esta práctica, que te permita ser más libre, sano y feliz.