domingo, 18 de noviembre de 2012

No ser lo que se espera; El injusto papel de un Clérigo especial




Mi personaje en DDO (un juego de rol en línea) es una Clérigo humana, pero no pienses que se queda en el clásico papel de un robot curandero como todos esperarían, esparciendo amor y protección desinteresada a todos los miembros del equipo sin más. Le he vuelto también una guerrera, alguien que pueda apoyar no sólo con salud sino batallando cuerpo a cuerpo contra el adversario; Obviamente en mi calidad de clérigo no podré ser una diestra maestra en las artes de las armas, pero sí tengo la oportunidad de demostrar que no tengo por qué quedarme en una posición secundaria, ignorada al final de la fila, sanando como una madre incondicional que vela por sus despreocupados hijos a cada minuto del día y la noche, porque muchos se relajan en exceso cuando hay un Clérigo presente, le “entregan sus vidas por completo” sin pensarlo, craso error, porque si algo falla, si la misión se complica, si por culpa de unos despreocupados miembros que corren excesivos riesgos, uno tras otro irán cayendo en la guerra y terminarán culpando al Clérigo; Estamos de acuerdo que uno de los motores principales de éstos es la sanación y ayudar al grupo, pero hay pociones, poderes y otros elementos para la auto-curación. El Clérigo te apoyará, pero tú también debes ser responsable contigo mismo; La dependencia total es contraproducente, en cambio el apoyo mutuo ha de llevarnos al éxito.

De cierta forma compadezco al “Clérigo puro”, pues pienso que lo ven como una suerte de hada madrina casi inmortal. A veces pienso que más que “amor” es mero interés: “Te quedas atrás curando, mientras nosotros hacemos lo peligroso y divertido” en vez de “agradecemos tu apoyo, haremos un buen equipo, todos somos partes del secreto para llegar al triunfo”. Muchas veces hay un miembro por lo que todo fracasa y muchas otras, por un miembro es una total victoria; Y muchas de esas ocasiones quizás no se le ha reconocido el esfuerzo al Clérigo Puro, llave esencial para ello. 

Ahora bien ¿qué sucede con uno “impuro”? estamos al margen de la polémica; Se nos desaprueba, quizás hasta se nos ridiculice porque bordeamos los puntos medios; No somos excelentes sanadores ni intrépidos guerreros o hechiceros pero he ahí nuestro encanto; La versatilidad, podemos apoyar con armas y medicina, salvando la situación según varíe ésta. Poseemos cierta autonomía; Puede dejársenos solos peleando y podemos salir victoriosos, salvo excepciones. Pero en esta sociedad se desprecia a veces lo atrevido, lo que rompe normas y a quienes se dan la oportunidad de probar y experimentar,  en un intento de entregar un elemento nuevo con el cual se puedan formar nuevas o distintas estrategias.

Si escogí un Clérigo de Batalla es porque me acomoda el rol de apoyar con salud evitando, en lo posible, lamentar muertes (ya que hay personajes con habilidades indispensables en determinada situación, como el que está liderando una misión) y a la vez, porque necesito la misma adrenalina y placer que da el eliminar a un enemigo como lo disfruta el resto; Necesito protegerme y proteger a otro en la batalla, devolviéndole la mano, como a mi compañero de equipo BlueSilence. No sólo quiero ser una parte indirecta del triunfo, sino que también quiero una participación directa y llena de dinamismo. Pienso que lo merezco y tengo la libertad de hacerlo.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Narcicismo político.


"A mi llegada, me vuelvo a encontrar con las mismas discusiones bizantinas y narcisistas de la "alta" política chilena. Los mismos de siempre se enfrentan en los medios, hacen declaraciones rimbombantes, autorreferentes, muchas veces vacías. Son los actores del docureality de la baja política.(...) Siento que la política chilena no ha llegado todavía al fondo de Chile, y cuando llega, llega tarde a solucionar los problemas reales de los habitantes de un país que existe casi por milagro" Palabras de Cristián Warnken en su columna "La alta política no llega a Puerto Cisnes"