lunes, 29 de noviembre de 2010

Divagaciones: "Lluvia y café"


-Busqué alguna manera especial para presentar lo que leerán a continuación, pero me percaté que el contenido o el trasfondo de esto hablará por sí solo.
Pero cabe destacar que si hay algo que me llena de fascinación son esos pequeños espacios que parecen escondidos, cuasi perdidos irónicamente pese a su valioso material, para ser encontrados, tal vez, como una suerte de tesoro misterioso sólo para ser apreciado por algunos, cuales elegidos.

"Divagaciones" es uno de los sitios que posee mi muy estimado Rakro, un hombre con inquietantes dudas que rayan en lo ácido y tajante que puede llegar a ser el existencialismo humano, bajo su crítica y sincera visión. En este lugar encontré ese toque caóticamente complejo y bello de la vida, con todo y su ironía y dulce sarcasmo; Esa filosofía básica, reflexiva y concientizante. Todo un mundo.
Como me gustan las cosas de calidad, le invito a leer uno de los textos que más me gustan, con ese delicado detalle poético, pero si gustan de mayores cuestionamientos hay un sin fin de temas que podrán ser de su agrado.




"Comienza a llover de nuevo, justo cuando la mesera deja mi café en la mesa, sin mucho ánimo y con una cara de tedio que me recuerda la era del desencanto en la que he nacido.

Me pierdo en el profundo aroma de mi bebida, mientras el sonido de las gotas estrellándose contra el suelo arrulla mi memoria. De repente, un rayo, el trueno, y la luz nos abandona. Nos quedamos a oscuras, pero no importa, las grandes ventanas dejan entrar la triste luz de este día gris.

Algunos comensales hacen un drama, y parten en busca de esa claridad que aquí ya no pueden encontrar. Otros, los solitarios, nos quedamos a disfrutar de las sombras a las que ya somos indiferentes.

La lluvia arrecia, y la noche lo cubre todo con su manto espectral. Una vela aparece en el centro de mi mesa, junto con una nueva mesera que pregunta si deseo algo más. Pido otro café, y mientras espero, el cielo se ilumina repetidamente. La tormenta se ha vuelto eléctrica, y la atención al cliente grosera.

¿Qué hago aquí? – me pregunto cuando noto que tengo frío y que el café caliente ya no es remedio. Espero – me respondo desganado. Espero que alguien pase por la acera enfrente de esta ventana, y vea a un hombre taciturno tomando café, que se compadezca de él y entre a compartir sus penas, y que lo ame entonces por descubrir un alma sincera.

Pero ni hombre, ni mujer, ni bestia cruzan ahora por la acera. La lluvia ha lavado las calles de gente. Y los truenos limpian mi alma de esta enfermiza autocompasión. Me levanto, pago y no dejo propina, sólo una servilleta que reza: “pésimo servicio”.

Salgo a la calle, y veo a las personas refugiadas en parabuses y techitos. A mí, hoy no me importa mojarme, porque confío en que el agua me limpie la enfermiza tristeza con la que he despertado hoy."
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Fuente: Divagaciones
También sugiero: La otra voz En donde hallará pensamientos de los cuales no podrá pasar inadvertida su capacidad reflexiva e igualmente digna de debate como el primer sitio.

martes, 23 de noviembre de 2010

Derechos de Libertad


Ilustración tomada de: http://larabozzolo.blogspot.com/

[...]y aunque no podemos -por el momento- evitar que primates, leones y otros vivan en cautiverio para la entretención humana, podemos partir por casa y pedir encarecidamente que no se tengan especies como pájaros, las cuales deban mantener en una jaula, privándolas de su vuelo, de su cielo, de su libertad por derecho propio.-


Si deseas leer esta entrada completa (a la cual no le faltan más que seis líneas) te invito al blog de Libertad Natural y entrar en "Derechos de libertad"


sábado, 20 de noviembre de 2010

Almacenamiento de datos a la práctica


Escultura: El pensador, le penseur o Apilio pensando, de Auguste Rodin.

"La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica." (Aristóteles, filósofo Griego)


martes, 16 de noviembre de 2010

El día se ha ido (A. G.)




Ahora andará por otras tierras,
llevando lejos luces y esperanzas,
aventando bandadas de pájaros remotos,
y rumores, y voces, y campanas,
-ruidoso perro que menea la cola
y ladra ante las puertas entornadas.

(Entretanto, la noche, como un gato
sigiloso, entró por la ventana,
vio unos restos de luz pálida y fría, y
se bebió la última taza.)

Sí;
definitivamente el día se ha ido.
Mucho no se llevó (no trajo nada);
sólo un poco de tiempo entre los dientes,
un menguado rebaño de luces fatigadas.
Tampoco lo lloréis. Puntual e inquieto,
sin duda alguna, volverá mañana.
Ahuyentará a ese gato negro.
Ladrará hasta sacarme de la cama.

Pero no será igual. Será otro día.

Será otro perro de la misma raza.



Autor: Ángel González