sábado, 26 de octubre de 2013

Página en blanco


 "(...) ¿escribir no es acaso itinerar, salir sin rumbo cierto de un lugar e internarse en un territorio abierto, donde muchas veces no sirven ni las brújulas ni los manuales ni los mapas? He aprendido a abrazarte, página en blanco, al filo del alba.

Pero hoy te me resistes como nunca. No sé qué es lo que pasa. Es como si quisieras, con tu inusual resistencia, decirme algo. Lo preocupante no es que yo no tenga nada que decir: eso siempre, o casi siempre, es y ha sido y debe ser así. Pero parece que esta vez no quieres recibir mis palabras, esas sondas que envío a tu espacio a explorar, para que vayan haciendo una huella, abriendo un camino. Pareces decirme: "Necesito otras palabras, tus palabras ya no sirven, mi vacío no las quiere, no las soporta, necesito palabras venidas de muy lejos, de otra parte, palabras nuevas, vírgenes de todo prejuicio"

"(...)Es de noche y veo desde mi jardín las mismas estrellas muertas en el cielo que vieron cientos de generaciones antes de mí. ¿No seremos -los que tenemos tribuna para opinar- estrellas muertas que almas jóvenes están viendo desde otro lugar, desde otro tiempo, simultáneo al nuestro, pero distante?

Página en blanco: tengo que dejarte, tengo que ir afuera, a buscar la salida a la trampa levantada y sostenida por nuestras construcciones mentales del mundo, que ya no coinciden ni sirven para avanzar a campo traviesa. Pero no puedo hacer solo este viaje: soy apenas un columnista, un opinante de jueves por medio, necesito encontrar a otros que estén sintiendo lo mismo que yo, ahora ante sus propias páginas en blanco. Tenemos que ir juntos a reparar el motor del alba, como dijera Vicente Huidobro. Estamos en pana en el desierto. El guión se estropeó y no hay ya piezas de recambio. Pero, ¿cómo mudar de piel, cómo mirar de frente la luz de un presente que desconocemos y nos ciega? ¿Tú no lo sabes, página en blanco? Página en blanco, dímelo tú, que eres mi única certeza, tal vez la última certeza."

Lee la columna completa de Cristián Warnken,


lunes, 21 de octubre de 2013

Etapas de vida



Todo parece estar dividido y hasta sub-dividido en etapas o niveles. Es cosa de pensar en la escala evolutiva del hombre o en el supuesto ciclo de la vida, pero veo errores o desajustes; La juventud casi siempre se toma como sinónimo de belleza, pero la mayoría estaremos de acuerdo en que la belleza es relativa, por otro lado ¿de qué sirve vivir sólo en y del físico si luego o en cualquier momento éste puede arruinarse? Pienso que la juventud es una especie de momento, en la mayoría de la gente, irreflexivo, de desenfreno estúpido por el vigor que se posee el cual parece una sobrecarga energética que se necesita liberar a toda costa, pero desgraciadamente éste es desaprovechado.

La juventud no debería tomarse como una mera excusa para ser irresponsable y descuidado, menos como una etapa provista de superficialidades. No todo se centra en la apariencia. Recordemos que a veces lo aparente es contrario a lo verdadero, por ende se transforma en una ilusión o falsedad.
Ilusoria o no, la juventud es una etapa que necesita direccionarse con enfoques claros; Conocí muchos muchachos y muchachas los cuales, creyendo que entregándose a la diversión desmedida, podrían llenar el vacío que les produjo la crisis de identidad al entrar en la adolescencia, e incluso empeorando luego de ésta.

Ésta debería ser la instancia perfecta para entrar en cuestionamientos importantes sobre quiénes somos, qué aspiramos, qué queremos y qué no queremos. Tomar más en serio y con mayor entusiasmo la decisión de hacia dónde nos dirigimos y hasta dónde nos gustaría llegar. Se cumplan o no las metas auto-impuestas, soñar  está permitido, es humano.
Hay que intentar resolver las dudas personales e incluso universales. Buscar el saber, la verdad. No queremos personas conformistas a las que les basta con lo primero que se les dice u ofrece; Hasta parece una justificación para ser perezoso mentalmente.

La vejez también es engañosa, los estándares que ha propuesto nuestra sociedad, personalmente los creo algo injustos; Las personas inutilizan a los mayores o por el contrario, los sobre-estiman, pues no todos son necesariamente más sabios con el tiempo, aunque éste sería otro asunto.


Tampoco esto debe entenderse como una crítica a todos los jóvenes, pues claro está que existen millares de excepciones con mentes creativas y corazones nobles, pero a veces su voz parece muda en comparación a la poca pro-actividad de esas otras entidades superfluas con emociones volátiles, lo que se me hace algo desalentador..


viernes, 18 de octubre de 2013