jueves, 10 de octubre de 2019

Orden para retomar el control I: Entrar en el caos



Rol equivocado: Tomé una labor que nunca estuve realmente segura de hacer, invertí tiempo y energía, gané experiencia y tuve momentos realmente gratificantes, pero a la vez también perdí mucho; dinero, paciencia y respeto. Tuve una rutina sumamente pesada por un par de meses, en la que detuve mi propia vida, mis proyectos y quehaceres personales, todo por un insano “sacrificio por amor”, para que algunos seres queridos cumplieran sus aspiraciones y otros no llevasen tanta carga. Me creí en obligación de, por tener un horario flexible, y porque en ese momento, no sabía que estaba actuando bajo una cadena inconsciente de sacrificio genealógico. Lección: No te postergues ni cedas por otros. Las últimas semanas me vi interrumpida con roces y diferencias en la forma de proceder, para finalmente, no sólo acabar con una rutina que me había costado mucho establecer, sino, además, pausar lazos afectivos. Esto es material para otro post, pero es a raíz de esta ruptura de esquemas que todo comienza: Depuración: Eliminar el caos y recuperar la finalidad: Con el orgullo herido, sin el dinero que me correspondía, con las ilusiones y los planes destruidos, y sin estabilidad psicoemocional, inicié una depuración profunda (que sigue en proceso). Para retomar el control de mi vida decidí eliminar los factores caóticos que me estresan y desequilibran. Para ello comencé a reorganizar mi entorno. Desahogar de tanta cosa tu cuarto, por ejemplo, y darle el lugar que le corresponde a cada elemento, saber lo que tienes y en dónde está, no sólo es una mejora notoria por cuestiones prácticas, también es tranquilizador. Lección: Cada cosa y espacio tiene una finalidad, así como uno mismo. Separar, desechar y regalar, ha sido el gran truco de magia para reponerme y volver a respirar, en este proceso de limpieza y renovación externa e interna Regalar para fluir: Regalar ropa que no usaré pero que sirve, me enseñó a ser mucho más desprendida y a darle un cierre positivo a etapas que esa ropa me recordaban constantemente. Lección: Es hora de avanzar hacia nuevas cosas. También regalé material escolar, en su mayoría totalmente nuevo. No tenía sentido seguir guardándolo si no lo utilizo. Es como abandonar a esos lápices y cuadernos para que sólo se arruinen y desperdicien con el tiempo. Así, además, me parece que destrabo la energía estancada y abro un nuevo flujo de intercambio y de movimiento. No sólo me enseña a ser desapegada, sino a discernir, catalogar y priorizar con mejor criterio sobre lo que verdaderamente necesito y quiero tener. Descubrir patrones limitantes en el proceso: Por otro lado, además, me ayuda a eliminar ese patrón familiar de carencia, de acumular “por si luego falta”. No sabía lo tan instalada que estaba esta creencia en mí hasta que inicié con esta limpieza profunda. También descubrí que no sentía el permiso de deshacerme de algunas cosas, sobre todo regaladas, porque implicaban un valor sentimental, monetario y de esfuerzo por conseguirlas. El juego malsano del merecimiento, la ingratitud, la culpa y el patrón de carencia, participan en el apego con las cosas, inculcado por nuestro árbol familiar.
Estoy contenta, orgullosa y agradecida por, en este proceso depurativo, haber visto este patrón heredado y empezar a hacerme cargo de él. Tardé en entender el funcionamiento de sus capas, y aunque sabía de su existencia, no estaba segura de sus modos de manifestarse y actuar, hasta ahora. He tirado recuerdos y objetos que no usaré, que nadie querría o que ya no sirven. Ha sido liberador dejar ir. Hay cosas a las que nos aferramos, pero que al final sólo estorban y contaminan nuestro espacio, por ende, nuestra vida también. He de continuar trabajando sobre esto para una vida más próspera y libre.