sábado, 24 de marzo de 2018

Lo sano v/s lo justo


(Imagen: Autor desconocido)

Hace unos meses interactué brevemente con una bloguera, cuyo sitio es un diario-blog en donde cuenta sus pesares. Quise darle un par de consejos y levantar ese ánimo tan menoscabado. Al parecer los recibió con mucho entusiasmo. Ningún problema hasta ahí. Yo también recibí con agrado sus opiniones. Comenzó a buscarme con una leve intensidad que no me incomodó, pero con la que decidí poner atención de acuerdo a su perfil en donde algo me inquietaba; pues cuando alguien se fascina con una persona ambas tienen las de perder; la una agobia a la otra, y a su vez, ésta, tarde o temprano no llenará las expectativas de la primera, ¿me explico?. Nunca pongas a alguien en un pedestal. De hecho, terminó desilusionándose de mí porque esperaba más de la cuenta, cosa con la que estoy bien, porque nadie te debe nada, más todavía cuando no tienen ninguna relación.

Al poco tiempo escribió muy enojada contra sus contactos blogueros, porque no leíamos ni interactuábamos en todos sus posts. Manifestó con gran molestia ver que algunos comentaban en otros sitios, pero no en el suyo. Aunque yo era un muy nuevo contacto supe que era una indirecta que me incluía; usualmente no contesto las indirectas, pero entendiendo las condiciones depresivas de esta muchacha, decidí disculparme por mi falta de atención, suponiendo que era pertinente, ya que uno no busca lastimar a sabiendas. Aquí mismo terminó nuestra nula relación, una porque no hubo respuesta de su parte y otra, porque no vi necesario suplicar perdón por mis actos que fueron con mucha consciencia. Le expliqué mi propia experiencia al respecto, sumando el hecho que ninguno de nosotros estamos en la obligación de leernos siempre o de comentar; por lo menos yo no quiero un compromiso forzado. Además, debemos ser sensatos y, recordar que tenemos distintos horarios y actividades. A veces no hay tiempo (o ganas) para mantenerse al corriente. Sé que a veces es triste y podemos llegar a no sentirnos lo suficientemente valorados, o dudamos de las temáticas y calidad de nuestro contenido al no recibir el mismo interés que prestamos a otros, pero la vida es así, no debemos atar a nadie ni nosotros esposarnos a los demás. Lo único que no le dije en su momento, es que fue mi decisión no sobre-dosificarme con su densidad; ese tono tan autocompasivo y negativo no es algo que quiera en mi vida ahora, agregando que es muy desanimante, por ello, me había dicho a mí misma, que no revisaría todas sus actualizaciones intentando salvar a alguien que no busca salir de ese estado. En el pasado lo hice y es algo a lo que estoy tratando de desacostumbrarme. Esto no significa que no ayude a quien esté pasando por un mal momento, pero puedo decidir a quién, cuándo y en qué medida. Ustedes ya saben que no me siento cómoda con las personas clamantes de atención, pues todos tenemos una vida.

Algunos de los blogueros con los que me frecuento son contactos en común con esta persona, no les pediré que no vayan con el chisme, pero sí que sean discretos y entiendan que usé esta experiencia para ejemplificar mi punto. De hecho sé que muchos nos hemos sentido alguna vez como ella.

Con esta anécdota, en el fondo, quiero decir que lo que es sano para mí no es necesariamente justo para ti y visceversa, pero es un asunto de autoconservación con consciencia, muy diferente a reaccionar con el clásico instinto egoísta y no racionalizado. Básicamente esto se reduce a decisiones, en donde ponemos muy claramente nuestra escala de prioridades sobre la mesa, siendo los principales amos y señores de nuestra vida, con todas las elecciones que conlleva la misma, le duela a quien le duela…No se trata de hacer daño al otro porque sí, pero tampoco intoxicarnos por ser incapaces de poner límites y apartar esos agentes externos que sacuden negativamente nuestro mundo. No tenemos por qué ser los “segundones” en nuestra propia película.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Bloqueos creativos y golpes de suerte



He de confesar que hay ocasiones en que logro crear algo tal cual como un golpe de suerte, se siente así cuando después de mucho intentar, nada surge, hasta que por arte de magia e inesperadamente, llenas de pronto, una hoja que estaba completamente en blanco. “¡Un milagro!” - piensas-.
Este mes ya escribí 5 artículos, de los cuales sólo han visto 2 y sin contar éste. Aún cuando me excusaba diciendo que no tenía inspiración. Cuando estás atrapado por mucho tiempo en episodios de bloqueos creativos, todo se siente así, como una inspiración divina venida de las más elevadas esferas, y cuesta bastante darse cuenta que ya saliste de esa sequía creativa...
A veces detiene ese enfrentamiento con la variabilidad infinita de posibilidades, porque queremos escoger el mejor camino, obviando que las rutas equivocadas también aportan lecciones.

Es hora de asumir que hay muchas cosas en el día a día que se presentan como un golpe de suerte, a veces lo agradecemos y a veces simplemente tomamos la oportunidad por inercia. 
Y así pasa con muchas situaciones en la vida. Personas llegan como un regalo o como una gran lección que debemos agradecer; la diferencia con las cosas, es que las personas no somos desechables, pero tampoco ataduras. Si ya tomaste el aprendizaje necesario debes aprender a soltar; y con esto no sólo me refiero a darle libertad al otro para que siga con su camino, sino a ti mismo para continuar con el tuyo.

Sé que este post no tiene la “contundencia” clásica que siempre intento dar, pero hoy me apetecía una reflexión breve y descomplicada. Espero que de todas formas sea de su agrado.

lunes, 5 de marzo de 2018

Por el bien de mi alma



Porque haya un puesto en el estacionamiento, que la dieta rinda frutos, que te llegue la llamada telefónica que ansías, por la salud de la familia, el éxito en una relación amorosa, por tiempos mejores, por la economía del hogar, hasta por el fin de las guerras y la paz mundial. Sé que la mayoría habemos puesto la mente y el corazón en pedir, orar, invocar la ley de atracción o simplemente enfocar nuestro esfuerzo y dedicación en este tipo de deseos, ¿pero alguno de ustedes ha procurado, verdaderamente, dedicar tiempo o algún acto en pos del mayor bien para su alma? 

Realmente se me hace una pregunta interesante y de una relevancia significativa.
Y no me refiero a subir de puesto o comprar el automóvil de tus sueños. En realidad estas cosas satisfacen más al ego y a la personalidad que al alma. 
Estoy de acuerdo en que hay objetivos que al alcanzarlos nos facilitan y alegran la vida, pero yo quiero ir a un estado mucho más profundo y a la vez elevado, y me refiero a una sanación álmica intensa, una instancia en que podamos hablar con nuestra alma, sentirla y rendirle el honor que merece. Desde los Registros Akáshicos me dijeron que el alma se comunica y expresa a través de intuiciones; es decir que cuando percibes una corazonada, una respuesta repentina o una inspiración sublime, es ella, tu esencia divina hablándote, pero tú no siempre respondes, oyes ni actúas, aún cuando todas las señales internas están latiendo para ti.
Una forma sencilla de aprender a atender tu alma es aprendiendo a escuchar tu cuerpo primero; comer cuando tiene hambre, dormir cuando lo pide, respirar aire fresco si lo deseas.. Poco a poco aprenderás a oír la voz venida de tu fuero interno, con todo lo que necesitas saber.

Regálate esos momentos de paz que en el fondo tanto quieres; ese café en el parque, esa caminata a las afueras de la ciudad, esa tarde bella a orillas del mar… Las instancias de distendimiento son medicina silenciosa pero potente, pequeños lujos simplones para ti, pero que tu alma agradece. 

  • Hoy quiero regalarnos este mensaje espiritual, acto simbólico, poema místico o carta psicológica, como gusten llamarle; es para mi alma y para la tuya. Puedes poner incienso, música bonita y prender una vela. Puedes meditar antes y/o después, pero lo más importante es que lo leas a consciencia para ti mismo:


Por el bien de mi alma 
(Escrito por Kadannek)

Por el bien de mi alma hoy hago el gran llamado: Invito a mi gurú interno a escucharme y hablar conmigo. Invoco la magia sublime de mi espíritu para despertar, volver a mi centro y palpar el punto de origen, pues necesito recordar que nunca hubo separación, que sigo siendo parte de la fuente primera; una extensión de amor universal con forma humana.
Por el bien de mi alma hoy respiro profundo, me lleno de luz y me dejo fluir en cada exhalación.
Por el bien de mi alma me saludo, bendigo y honro, abriendo los brazos a la dicha y a todo lo bueno que la vida quiera obsequiarme. Agradezco la sabiduría infinita que mora en mí, la cual me ha guiado lo mejor posible en cada plano existencial.
Por el bien de mi alma me permito romper las cadenas mentales que me han mantenido atado tanto tiempo a circunstancias, momentos y personas indeseables. Si alguien en algún punto de mi tránsito por este u otros mundos me ha dañado, hoy le perdono y me perdono por perpetuar consciente o inconscientemente este dolor, rencor y trauma. Si yo he herido a alguien en algún punto de mi tránsito por este u otros mundos, le pido perdón y me perdono por haber perpetuado consciente o inconscientemente esta culpa, desprecio hacia mí mismo y dolor. 
¡Hoy me declaro un alma libre, abandono la tristeza y vuelvo a unir cada espacio roto y vacío en mí! ¡Qué cada herida cicatrice y se abalance el amor incondicional, divino y sanador en toda la extensión de mi ser! ¡Qué mi corazón sea feliz de aquí en más, y que ese goce se proyecte, envuelva y contagie a mis seres queridos, para así, avanzar y mejorar juntos!
Por el bien de mi alma le permito borrar las memorias dolorosas del ayer que mi personalidad quizás ignora, pero que en algún rincón del subconsciente continúan afectándome. 
Alma mía ¡Hoy declaro mi amor por ti! ¡Hoy puedes sanar! ¡Hoy en adelante estoy receptivo y agradecido de escucharte y permitirnos ser!.

¡Dicho es, hecho está! Gracias.

*Opcional:

Fecha:                Nombre y Firma: