Antes de entrar de lleno a este asunto, te invito a leer la entrada anterior, en donde se explican los tipos de críticas, lo que es útil de saber para diferenciar, entender, y posteriormente dar y recibir de la mejor manera una crítica, lo que trataremos en estas entregas.
Problemática
Pienso que es menester partir mencionando la problemática implícita que supone la renombrada “libertad de expresión”, pero malentendida y abusada, en donde se está manejando sin criterio y con la mentalidad de: “Yo tengo derecho a decir todo lo que se me venga en gana. Estamos en un país libre en donde los otros tienen el deber de escucharme y me da igual si al otro eso le molesta, insulta o hiere, yo digo las cosas tal y como son porque la franqueza me caracteriza”. No desacreditaremos a las personas sinceras, directas y que no se van con rodeos, pues enviar un mensaje de forma clara y precisa, es importante para captarlo rápido y actuar con la información enunciada. El problema radica cuando se cree que la libertad de expresarse implica pasar a llevar al resto, atentar contra su integridad, incurrir en comportamientos, actos y frases que lo denigren, manipulen, humillen y le falten el respeto.
Tener libertad de expresión no es relativo a vomitar todo lo que pienses y sientas sobre una situación sin considerar la postura, ideología o susceptibilidad de los demás, sin medir las correspondientes consecuencias y sin aceptar tu parte de la responsabilidad, o analizar si realmente tu visión es justa y certera, y sobre todo, si vale la pena decirla; a veces callar es la respuesta correcta. Cabe destacar que los sistemas sociales en general no giran expresamente en torno a tus necesidades particulares, sino a las de un conjunto de personas y otros sistemas (guste o no).
Esto tampoco se trata de ser santurrones o hipócritas, pero sí de manejar un mínimo las normas básicas de convivencia, pues sabrás que ello es clave para tu tránsito por el mundo, pero la vida como ermitaño en el monte, es otra sabia opción.
Dicho esto hablemos de cómo dar críticas.
¿Quieres mejores relaciones interpersonales, trabajadores más felices, ampliar tu vida social y amorosa, mantener buenas amistades, compañeros, vecinos y afectuosos lazos familiares? Es necesario que aprendas el arte de dar críticas constructivas.
Ya sea en un contexto personal o laboral, hay que saber manejar algunos conceptos de comunicación básica para que el mensaje se entienda, llegue al receptor y se efectúen los cambios pertinentes.
1.-Objetivo e intenciones: Como recomendación primordial, antes de hacer una crítica, debe esclarecerse de antemano y puntualizar cuál es el asunto a tratar, y cuáles son tus motivaciones o razones para hacer dicha señalización. Cuando se trabaja en grupo, por ejemplo, las correcciones deben ser relativas al trabajo que se realiza en el equipo, con el fin de mejorar la efectividad de los resultados, y no por el placer de bloquear el avance o ánimo de alguien.
2.-Planteamiento: Escoger el modo propicio de comunicar algo para cada contexto y persona según corresponda, es crucial. Aquí es cosa de discernimiento. La comunicación formal o casual, el paralenguaje, los gestos faciales, la inflexión y tono de voz, son claves para darse a entender con mayor profundidad y eficacia, evitando enfrentamientos o malos entendidos innecesarios. Recordemos que las personas tenemos formas inherentes a nosotros para ofrecer datos informativos con el lenguaje no verbal; una mirada en silencio puede decir más que una explicación extensa.
3.-Propuesta: Usualmente una crítica efectiva debería estar siempre ligada a una posible solución o invitar a la búsqueda de una respuesta consensual, en vez de tornar el asunto en un ataque personal desmotivador que estanque el progreso.
4.-Retroalimentación: Los Feedback son instancias sumamente necesarias para la mejoría y crecimiento de las personas. Indicar qué estamos haciendo bien, qué debemos modificar y cómo hacerlo, poder preguntar sin vergüenza o miedo, y tener una respuesta clara y en buena tónica, hace madurar las relaciones. Un entorno cordial y amigable da mejores resultados que uno hostil.
Como conclusión por hoy, diremos que una buena crítica no es necesariamente alentar, aprobar y halagar, así como tampoco lo es descalificar, burlarse o rechazar. Una opinión debe apelar al avance, a la mejoría, a la apertura de nuevas propuestas, soluciones concisas y benéficas para todas las partes. Si realmente quieres hacerte escuchar, aprende a hablar con respeto, y de paso, también a escuchar y valorar las iniciativas e ideas del otro. Por último, saquen una conclusión juntos que les satisfaga en una dosis equitativa. Esto se conoce como “sana convivencia”.
Claro está, que todos pueden reaccionar de forma muy diferente ante las críticas ajenas, lo que desembocará en el siguiente punto a tratar: Cómo manejar y aceptar una crítica.