Profundizando en el complejo de mártir
-¿Te consideras o te consideran una persona altruista, dadora de bienes materiales y ayuda espiritual, de forma desinteresada (aunque duela algunas veces), siempre dispuesta a apoyar, atender y consolar sin importar la hora o el contexto?, ¿antepones sin protestas -evidentes al menos- el bienestar del otro por sobre el tuyo porque no sólo lo necesita, sino que lo merece, incluso más que tú, ya que tú puedes soportar o lidiar con el dolor?, ¿es un deber perdonar y dejar pasar las fallas de los demás sin represalias, aunque signifique callar tu propia angustia o vivir con las consecuencias de los errores ajenos?, ¿tienes patrones de complacencia, condescendencia y obediencia? si lo analizas con detalle podrás descubrir si haces las cosas por satisfacer a los otros y tener su aprobación y aceptación, más que por una cuestión de voluntad real, y aunque pueda tratarse de un comportamiento heredado dentro de tu línea familiar, tienes todo el derecho de no vivir más así.
-Hay personas que no están realmente “abiertas a recibir” la abundancia y prosperidad en su vida, sea de la forma que sea. Su subconsciente está programado para rechazar la ayuda o los regalos de la vida. Poseen un desbalance extremo en cuanto a lo que la ley de retribución dicta de un justo equilibrio entre el dar y el recibir. Dan sin medida, pero les cuesta aceptar retribución monetaria u otro tipo de compensación material por sus labores ofrecidas, ya que eso atenta contra el complejo de mártir. Es como si la paga ensuciara inconscientemente su camino.
-Y aunque no todos padecen el complejo de mártir del mismo modo, todos pueden conservar las propiedades favorables de un mártir: mantén tu templanza, tu entereza intacta, tu voluntad firme. Protege a quienes amas, guía a quienes necesitan ayuda, pero respeta tu cuerpo; proporciónate lo que necesitas, ya sea en cuanto a cosas tan básicas como agua y comida, o más trascendentales como tu realización personal. Dirígete con entusiasmo hacia la consecución de metas y sueños que tengas. Lo mereces, como cualquiera. No te postergues, acepta lo que el universo tiene disponible para ti. Puedes desempeñar tu rol en el mundo sin tener que censurar lo que deseas y sin tener que cargar con las angustias ajenas.
*Aunque ésta es una visión general del asunto, cabe destacar que hay muchas formas diferentes de vivir esto. También debes considerar que si tienes algunas características descritas, no necesariamente tienes un complejo de mártir, sólo rasgos. Si te afectan, corrígelos. El primer paso es reconocerlos, el segundo es romper los esquemas limitantes al permitirte ser y sentir libremente, sin culpas. Mereces lo bueno, lo lindo y lo mejor.
También puedes usar decretos o afirmaciones para reprogramación mental, tales como éste, que he fabricado especialmente para ti:
“Yo (tu nombre completo) decreto ante el universo, que me libero de toda creencia de que debo sufrir penurias y dolores para completar mi propósito de vida. Estoy abierto a las bendiciones cósmicas. Le doy la bienvenida a la prosperidad, a la abundancia y a la plenitud a mi vida, pues soy merecedor de grandes dones. Ahora ya, en este mismo instante. Así es y así será. Gracias” (Repetir de una a tres veces diarias, con un mínimo de 21 días o hasta que sientas que te has liberado).
*Es una creencia errada el pensar que el hombre viene a sufrir al mundo y que debe sudar y sangrar para alcanzar lo que quiera. Es un error pensar que es un castigo todo lo que nos sucede o que realmente sólo se goza de un bien después de mucho dolor y esfuerzo. El sufrimiento es un camino para aprender ciertas cosas, pero llega un punto en que debes cambiar de ruta para aprender de otra manera y llegar a otros planos de consciencia.
Desde ahora procura ser libre de los dolores innecesarios. Parte del progreso se llama integridad personal; autovalórate y respétate. ¡Mucho éxito!