miércoles, 10 de enero de 2018

¿Una dosis extra de magia?





Mi padre era un fiel seguidor de las celebraciones tradicionales, sus épocas favoritas eran Navidad y Pascua. Sacaba toda su creatividad y niño interior para hacernos pasar las épocas más fantásticas posibles. No sólo eran los regalos que aparecían repentinamente, era toda la atmósfera de ensueños, enfatizada por su gran don de narrador. Me encantaba; aunque fuese extraño de alguna forma intuitiva, a la vez estaba dispuesta a entregarme a esas aventuras. Agradezco a mi padre y a mi madre por poseer un espíritu dadivoso y creativo.
Como era de esperar, con los años, mi sentido común me ayudó a percatarme que las tradiciones e historias con tintes mágicos en realidad existían en un mundo aparte; en alguna fibra muy sensible y profunda en el corazón humano. 
Continué presentándome a dichas celebraciones sin explicar mis teorías, pues así como mis padres, y adultos en general quisieron darnos algo de “magia extra” a la realidad de quienes éramos niños en ese entonces, no quise echarles abajo ese esfuerzo que habían creado con intención de enriquecer y extender nuestra inocencia infantil. Lo consideré un gesto puro de mi parte, así como reconozco aún hoy, sus buenas intenciones y las agradezco.

Mi hermana quería confirmar las obvias sospechas de todo niño con el pasar del tiempo; esta nueva realidad, muy distinta a la que le habían contado, estaba hoy, demasiado cerca de sus ojos. Las dudas hicieron mella en sus sentimientos. Ella preguntaba con severidad: “¿Existe de verdad o no?”- a lo que nuestra madre contestaba: “Existe en tu corazón”. Sigo pensando que fue una respuesta perfecta, amorosa y compasiva. Ella tenía razón. Todo cuanto tú desees puede vivir dentro de ti. Pero mi hermana lo vio como una traición por parte de todos los adultos.

Yo no veo culpables como tal, veo adultos construyendo mundos imaginarios sobre los niños para hacerles amar la vida y entrar en contacto con esa chispa única y mística, que a simple vista sólo te la alcanzan las fantasías. Pero, gracias a esto, también tenemos a niños rotos, que en algún punto dejan de creer. Una luz se apaga y se enfrentan a un mundo verdaderamente gris, sin magia ni aventuras fantásticas. Lo que de grandes ignoramos, es que los niños no necesitan una dosis extra de magia, porque ellos son mágicos per se. Tienen todo un mundo por descubrir y la maravilla está ahí mismo, abierta para ellos. No deberíamos interrumpirla ni sobre-adornarla.

El punto de todo gira en torno a la relevancia de hasta qué punto seguir o no perpetuando estas creencias, quizás es importante renovar el enfoque con el que pesentamos estas celebraciones a los niños de hoy. Pienso, a modo muy personal, que no debemos subestimar su criterio ni su astucia. Claro está que mucho depende del niño, pues para mí, no fue un golpe el ir re-descubriendo las cosas poco a poco, de hecho me pareció tierno y conmovedor, pero hay otros niños que lo toman como un engaño. “Las primeras y más importantes personas en mi vida me han mentido desde siempre. Me hacen sentir como un tonto, abusando de mi confianza, porque creí en ellos, di por sentadas sus palabras, pero las cosas no son de la forma en que me hicieron creer que eran…¿Por qué?”. Estos son los cuestionamientos que he escuchado de niños, ya en mi época o ya en otras generaciones.

Hay una presión social fuerte que pasamos por alto. Por eso no debemos juzgarnos entre nosotros, tanto para el que sigue al pie de la letra las historias y tradiciones con tintes mágicos, como para el que considera que ya es hora de darle un giro al tema.

Es un asunto delicado ¿cierto? Mi planteamiento es simple: No se trata de desmitificarlo todo, no es justo señalar que todo lo que exista en el mundo infantil es una falacia, porque cada personita tiene el derecho de ir construyendo su realidad. Se valen los cuentos de hadas y contestar con un “no lo sé” ante algunas preguntas. No des por sentado que toda la verdad está en tu boca y raciocinio, porque a veces los niños ven más allá de lo que podemos ver nosotros, y eso no se trata de mera imaginación, sino de una conexión superior y más honesta con el planeta. La Tierra abre sus puertas místicas a quienes tienen los ojos abiertos, por eso, pienso y repito, que los niños no necesitan una dosis extra de magia.

Pero veo necesario, mas no obligatorio, modificar la perspectiva en que estamos presentando las tradiciones. Puedo contar la historia de San Nicolás, los reyes magos, el nacimiento del niño Jesús, pero no tengo que comprometer a un niño a creer en su existencia ni condicionarlo a ser bueno para recibir por interés, la visita y regalos de estos seres. Son narraciones con enseñanzas que valen la pena contar; No estoy negando la existencia de estos personajes en particular, pero los regalos que reciba saldrán de nuestros bolsillos, y creo que esa parte no habría que omitirla. Otro asunto sería hablar del hada de los dientes y el conejo de Pascua… Tendrás que prepararlo para el golpe de la verdad que descubrirá si le das fe de la veracidad de estos cuentos, porque es triste para un niño darse cuenta que la moneda bajo su almohada o los huevos de chocolate que encontró alguna vez fueron puestos por ti y no por estos seres que le dijiste que vendrían. En este punto debo destacar que todo depende del cómo se digan y llevan a cabo las cosas, y sobre todo, la madurez o resiliencia del niño. No digo que algo esté bien o mal, sólo te dejo este planteamiento sobre la mesa.


10 comentarios:

lunaroja dijo...

Es un texto que me deja pensando, porque tienes toda la razón en lo que dices,sin embargo, si miro hacia atrás y me recuerdo en la infancia, vuelvo a sentir la desilusión de saber que Papá Noel no existía o los Reyes tampoco.
NO sé como lo manejaría hoy día si mis hijos volvieran a ser niños. Sé que me sumé a la creencia del lugar donde vivo, y donde los Reyes eran la fiesta más grande.
Mi nieta sabe ya con 6 años recién cumplidos que son los papás... y yo, no sé que decirte, no ver la ilusión que sentía yo o mis hijos me deja un sabor diferente.
Quizás, como dices, contándolo como una parte de la historia sagrada y que hoy se perpetúa a través de los padres,sea una buena fórmula!
Un feliz y hermoso comienzo de año!

Adelina dijo...

Yo considero que un niño roto es al que no le han permitido tener fantasía, imaginación juegos...

Qué bonito lo que hicieron tus padres, fuiste un niño con suerte. Yo también lo fui...

Un beso.

Javier Muñiz dijo...

Hola Kada, el tema da para mucho y todo es opinable, las tradiciones poco tienen de realidades, al final siempre se juega con la ilusión pero también con la inocencia de un niño, de una niña..y no olvidemos el trasfondo comercial económico que dichas tradiciones llevan encubiertas...
Gracias, buen día, besos inacabados..

Alma dijo...

Nuna vivi algo asi
Nada de magia ni tradiciones
Nunca me hicieron creer en reyes magos ni nada...
Aunque quizas un niño roto es aquel que no imagina

Beauséant dijo...

Los días pasados tuve conversaciones de ese tipo con mucha gente. Algunos con niños ya mayores y otros aún pequeños, y la verdad es que nadie parecía tener la fórmula mágica... a todos los padres les gustaría crear un muro enorme que permitiese a sus hijos ser unos niños siempre, pero eso es imposible. Poco a poco ese muro se va resquebrajando hasta que se desmorona... supongo que siempre es mejor que sean los padres quiénes desmonten ese muro, pero...

Será otra de ese millón de cosas que nos ocurren de pequeños y nos convierten en los adultos que seremos... para lo bueno y para lo malo...

Kasioles dijo...

Yo agradezco enormemente la etapa de mi vida en que vivía aquellas fantasías.
Al ir madurando, uno se va dando cuenta que no todo puede ser verdad, pero agradeces y valoras también que hayan creado para ti otro mundo fantástico que está fuera de la realidad y que nos ha hecho felices en aquél tiempo.
Si alguna decepción he tenido, fue el día en que me dijeron que los Reyes no eran los que me traían tantos regalos.
Te dejo un fuerte abrazo con mis cariños.
kasioles

Unknown dijo...

Gracias por escribir ésto, porque tienes razón, hoy en día la inocencia de los niños se pierde a temprana edad (no digo que todos, pero sí una gran parte). Todos merecemos que nos hablen con la verdad, claro, con el tacto debido para no lastimar y menos a personitas que son el gran futuro de nuestro mundo.
Todos tenemos derecho de crecer con imaginación e ilusiones, ya con el tiempo conservamos la creatividad y las enseñanzas para alcanzar la madurez.
Besos...

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Aveces esos mitos, no son más que metáforas ...Porque si lo pensamos bien, todos los regalos vienen (directa o indirectamente) de Dios; el nos ha dado la salud para trabajar y puso el dinero en nuestros bolsillos para los regalos...

Interesante reflexión

Te saludo en Paz&Armonía

Isaac

Noa dijo...

Me temo que ya puedo imaginar a quién has sacado ese don de la narración... .

Un beso,

Noa

**kadannek** dijo...

-Lunaroja: Siempre, pero siempre es un agrado encontrarte por mis lares, con tus comentarios tan atentos y bien construídos. Agradezco el que me cuentes un poquito de tu historia familiar y la manera en que llevaron este asunto. Me alegra que esta nueva fórmula de contar las cosas te guste, sería interesante irla implementando poco a poco.
Lamento la desilusión que tuviste al enterarte de la verdad, no sé si es un precio justo a pagar o si es algo por lo que no deberíamos pasar, por eso plantié este tema. Saludos.

-Carmen Magia: Coincido que a un niño al que se le cortan las alas y no se le permite desarrollar su creatividad es un niño roto y, por ende, un adulto fracturado también. Muy triste.
Yo me considero afortunada y bendecida por los padres tan maravillosos que escogí, grandes maestros de vida. Saludos.

-Don Vito Andolina: Un punto que no toqué justamente es el interés económico que envuelte estas fechas y tradiciones, algo que deberíamos ir limpiando poco a poco. Saludos.

-Alma: Como le decía a Carmen Magia, coincido en que un niño al que no se le incentiva su creatividad termina triste y dañado, pero no sé si realmente estas tradiciones sean la fórmula correcta para ayudarles a soñar. Saludos.

-Beausénat: Todo nos forja, cada experiencia nos construye poco a poco, hasta ser quienes somos, como dices. Es difícil saber qué es lo correcto, por eso abro este tema, cada quien sabrá qué le funciona mejor. Un abrazo.

-Kasioles: Me pasa como a ti en el sentido de agradecer todo lo que crearon para mí, y aunque no me tomé a mal cuando supe la verdad de estas fantasías, a muchos otros, como a ti, les dolió mucho. Incluyo a mi hermana y a varios niños y adultos con los he hablado. Como dije, ignoro si ese precio vale o no la pena. Gracias por contarme alguito más de ti. Saludos.

-Angela H.R: Gracias a ti por leer y comentar un punto tan importante y te cito: "Todos merecemos que nos hablen con la verdad", eso es lo que muchos queremos, a veces no considero que no es necesario sobredimensionar las cosas, recargarlas, cuando el mundo es maravilloso por sí mismo. Uno puede ser creativo e imaginativo sin la necesidad de tanto adorno por las tradiciones. Saludos.

-Sólo el Amor es real: Me gusta tu manera de pensar, sé que son metáforas para enseñar grandes lecciones y esta parte hay que dejarla clara, quizás, desde un principio.

-Noa: Gracias, no me esperaba esa observación. Para mí sería un orgulloso haber sacado una pizca de su ingenio. Saludos.