Meditación libre
Cuando descubrí la esencia de la Meditación lo olvidé todo. Pude abandonar un poco las recomendaciones, los tips, los audios guiados, las posiciones y las respiraciones. Todo esto es muy útil para entrenar al cuerpo y a la mente, y aún lo utilizo, pero la gran verdad para mí, es que se puede meditar en todo momento, en todo lugar y con casi cualquier actividad.
Sí, aunque no lo creas. Es cierto que prefiero los lugares controlados y el silencio, pero es sin duda sanador caminar a orillas del mar, viendo sus olas humedecer la costa mientras va cayendo la noche. Es terapéutico tejer, coser, cocinar, regar, dibujar y pintar en calma. Todas estas actividades, si se hacen con consciencia y con tu plena atención puesta en ellas, se transforman en una práctica de meditación.
Esto lo descubrí hace algunos años mientras regaba mi jardín. De pronto me di cuenta que estaba totalmente presente, viviendo ese instante absoluto, con mi atención puesta en lo que hacía, no en lo que debería hacer después ni en lo que pasó ya. Me sentía relajada y plena, como cuando medito haciendo alguna visualización o vocalizando mantras, entonces lo entendí: En ese mismo instante estaba meditando también. Así fue como llegué a comprender lo que significa realmente meditar: Vivir en el aquí y en el ahora, disfrutando de ese único momento.
Así que no es necesario buscar una fórmula precisa para meditar, más que vivir el presente. Así es como lograremos conectar con nuestro ser, con la magia del entorno y con la vida misma. ¿Qué revelación o epifanía más sabia, honesta, grande y hermosa que esa?