martes, 6 de marzo de 2007

Anorexia y Bulima nerviosas

Mucho se ha hablado de la Anorexia. Existe la restrictiva (en la cual quien la padece, se resiste a comer) y la Purgativa (en la cual quien la padece se induce el vómito o usa laxantes y/o diuréticos).

Hablemos un poco sobre la bulimia ahora:

-Está la Bulimia Purgativa: En la cual la persona se induce el vómito o abusa de laxantes y diuréticos para compensar las enormes ingestas de comidas y así, poder controlar su peso.

-Está también la Bulimia No Purgativa: En la cual la persona recurre a la purga e intenta restringirse practicando el ayuno.

Definamos la bulimia: Es un trastorno que se caracteriza por episodios muy recurrentes de atracones de comidas (es decir, un descontrol al ingerir grandes porciones de alimentos), acompañados por intensos sentimientos de culpa y de auto-desprecio por la sensación de haber perdido el control. He aquí la diferencia con la anorexia, que es un trastorno que se caracteriza por la pérdida de peso inducida a través de una estricta restricción alimentaria. Quien la padece manifiesta un miedo intenso a ganar peso y una gran distorsión de su imagen. Sin embargo, ambos trastornos pueden ir ligados de la mano y ser padecidos al mismo tiempo por la persona.

El problema, socialmente hablando, es que estos trastornos se han transformado en unas enfermedades-epidemias. ¿por qué? producto de los estereotipos de belleza o televisivos que han establecido patrones de bellezas escuálidos, y hasta enfermizos.
¿de quién es la culpa? de los medios dirán muchos, y muchos estaremos de acuerdo. Pero también -quizás y en parte- la responsabilidad la tiene la misma persona quien padece de estos trastornos, pues se dejó engatuzar y atrapar por una imagen. Obviamente puede que hayan razones más profundas, pero principalmente es por problemas de autoestima.

Esto es un problema grave, en que todos tenemos algo de responsabilidad; los medios, la sociedad, las familias y quienes sufren de esto. Pero lo transcendental es luchar y mejorarse, como suelen decir: "admitir que se tiene un problema, es el primer paso"
(y conste, que siempre, el paso más difícil de dar, es el primero)