sábado, 7 de abril de 2018

Pedir nacer


(Imagen: Autor desconocido)

Si alguien te dijera que todos tus “¡Yo no pedí nacer!” o tus “Detesto a los padres que tengo” y además el infaltable “La familia no se escoge” -dicho con aire rezongón-, no sólo son (o fueron) excusas victimistas para culpar al otro por las miserias en tu vida, sino que además se tratan de un autoengaño, ¿cómo te lo tomarías?. Es muy probable que la forma de mirar cada suceso importante que te haya ocurrido, a las personas que te rodean, e incluso la manera en que te ves a ti mismo, cambiarían por completo, ¿no lo crees?, porque esto significaría, que no existen otros responsables más que uno mismo sobre el venir a este mundo. ¡Vaya... Pero qué bofetón!, ¿verdad?.

Desde mi perspectiva, de adulto es posible que lo ignoremos, pero desde que somos pequeños todo ser vibra con el deseo de vivir, independiente de miedos e inseguridades que aparezcan luego. Digamos que existe una chispa divina e inmoral que vendría siendo una célula del Gran Todo o de la Fuente Primera, la cual es “encapsulada” por un alma para experimentar desde la individualidad; es el alma la que solicita materializarse en algo palpable y denso, por ello se crea un cuerpo para nacer y no al revés, de lo contrario se trataría de una especie de clon elemental, un envase que han hecho vivir a la fuerza y no por voluntad. Dicho de otra manera, el cuerpo es una expresión física del alma, que se utiliza como vehículo para sus experiencias vitales, y a su vez, para compartir con otras almas el trozo de realidad que lleva con ella.

Ahora bien, todos esos pensamientos melodramáticos que podemos tener, nos los genera la personalidad, nutrida por la crianza, las experiencias vividas y la cultura, incluso hasta la fase de tu vida en la que te encuentres.
Según tengo entendido, antes de nacer uno hace un acuerdo, algo así como un contrato con un grupo de almas, en donde mutuamente se proporcionarán experiencias, lecciones y aprendizajes. Aquí es donde se caería la teoría inmadura sobre la no escogencia de nuestros familiares. Por más loco que parezca, todos somos maestros, para bien o para mal, con nuestras ligerezas, torpezas, aciertos y desatinos. Una persona iracunda puede enseñarte la importancia del autocontrol o la paciencia, y una persona ruidosa, la relevancia de respetar los espacios personales y el silencio, o al revés, alguien introvertido te mostrará lo necesario de expresarse y a la vez de ser prudente, por dar unos ejemplos. En ocasiones todos somos lo que llamo “Torpes Maestros Inconscientes”, tema sobre el que hablé hace un tiempo y el cual te invito a leer para que entiendas más a fondo lo que intento decir.

Por otro lado, no miremos esto desde un tinte filosófico-existencialista-espiritual si no te apetece, veámoslo bajo el prisma del sentido común: ¿Es realmente justo, sabio y sensato responsabilizar a un tercero por tus propias decisiones y sus resultados?, ¿es realmente inteligente decir que por fulano o mengano no te va bien en la vida? Cada quien está donde está por sus méritos o falta de ellos, tenemos que asimilarlo por más que nos duela en el ego. La psicología humana es compleja y siempre teje velos ilusorios llenos de justificaciones, críticas y juicios, ya hacia sí mismo o hacia el otro para no enfrentar aquello que le causa pesar. Es cierto que los demás influyen, es cierto que los demás nos lastiman, es cierto que ocurren muchas injusticias, pero dentro de lo posible, es necesario comprender que si queremos cruzar el puente, nadie debería cargar con el peso que supone llevarnos en su espalda hasta el otro lado. Nadie te debe nada, nadie tiene el deber, el compromiso o la obligación de salvarte; muy distinto es apoyarnos en el desarrollo o fases de nuestras evoluciones personales e ir juntos, lado a lado, por el camino, pero sólo tú y nadie más, es capaz ni merecedor de sufrir en tu nombre o de quemarse en tu infierno cuando lidia con el suyo también. ¿Me entiendes?.  No se trata de que vivas tus penas a solas, pero sólo tú puedes digerirlas, los demás te aconsejaremos, te ayudaremos, te amaremos, pero no podemos vivir tus procesos ni sanar por ti, cuando eres tú el de la herida.

11 comentarios:

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Muy pero muy cierto, asumir que somos responsables de la vida que hemos elegido y que por ello no somos víctimas, es un paso necesario en el camino de la luz

Te saludo

Isaac

lunaroja dijo...

Una vez leí que el alma necesita de un cuerpo denso para poder vivir las experiencias terrenales,ya que es la única forma que tiene de aprender y evolucionar.Y también como bien dices,en nuestra experiencia terrenal nos encontramos con almas afines con las cuales transitaremos esta vida.
Ellas nos ofrecerán la oportunidad de evolucionar, sea desde el dolor,o desde el amor. Como bien dices, hemos hecho un pacto de almas previo a la encarnación.
Pero hablando desde un punto más psicológico y menos transpersonal, creo que como dices,no se puede culpar a terceros de nuestras decisiones,o de nuestros actos porque siempre tendremos la oportunidad de elegir. Nada es casual, somos nosotros los dueños de nuestras decisiones.
Me ha encantado tu post Kadannek! Muy claro y muy bien explicado, sin vueltas, de forma sencilla y amorosa.
Un besazo!

BEATRIZ dijo...

Sobre todo durante la adolescencia se tiende a renegar de lo que somos...unos y otros, y apuntamos con el dedo para abandonar la responsabilidad.
Estuvo bueno leer tu entrada.

Saludos y feliz fin de semana.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

No puedo estar de acuerdo con el sentido común.

Y planteo que hay padres nefastos, con falta de empatía con sus hijos. No les muestran aprecio, hay quienes le exigen mucho y no valoran sus esfuerzos.

Y está el tema del libre albedrío. Suele pasar que es dificil ejercerlo, por circunstancias externas. O suele ser estorbado por como otros ejercen su libre albedrío.

Besos.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Kadannek, impresionante tu reflexión, amiga...Ser conscientes de nuestra propia vida, de nuestra responsabilidad y nuestro destino. Cuerpo y alma unidos con una misión determinada, aceptando las circunstancias y aprendiendo a superarnos, sin culpar a nadie, asumiendo nuestro errores y aciertos...A esta madurez debemos llegar todos, compartiendo y dando lo mejor de nosotros mismos.
Te dejo mi felicitación agradecida por tus buenos posts.
Mi abrazo y mi cariño, Kadannek.

Anónimo dijo...

Creo que tienes parte de razón en lo que planteas sobre la responsabilidad personal y el no culpar, pero hay infancias muy duras, padres que maltratan a sus hijos o los abandonan. Algo así no es fácil de superar y en ocasiones se arrastra de por vida.
Pero puede que no te refieras a eso si no a algo menos dramático y más general.
Saludos, Kadannek

AMALIA dijo...

Muy bueno tu escrito.
Creo que cada uno es responsable de su forma de vivir y nunca se debe de culpar a nadie de las cosas negativas o los fracasos.
Un abrazo.

Beauséant dijo...

Has sacado un tema complicado, complicado y, como me suele ocurrir contigo, me plantea más preguntas que respuestas.

Como dices es absurdo culpar a terceros de nuestras decisiones, es verdad, la vida es eso, tomar decisiones con la información que tenemos. Incluso aunque una decisión nos parezca mala al ver el resultado no podemos saber si el haber hecho lo contrario habría sido mejor. Soy muy fan de las películas con saltos temporales donde todo se acaba complicando y acabas pensando, joder, mejor haberte quedado quieto sin hacer nada.

Pero, por otra parte, creo que tampoco existe la justicia, no sé si llamarla divina universal o qué. Me refiero a que el lugar donde naces, la gente que te rodea marca mucho. A veces personas menos dotadas parecen tener mejores vidas por ese factor...

Hace tiempo que he logrado hacer las paces conmigo mismo, no amargarme por ese tipo de decisiones y asumir mis propias decisiones, incluso a reírme cuando las cosas parecen salir justo al revés de lo que me gustaría (cuando son pequeñas desgracias, claro)

Pero entiendo esa rabia, esa frustración que veo sobre todo en los adolescentes cuando han seguido el que parecía el camino cerrado y no hacen sino encontrarse puertas cerradas...

Hoy me explayado demasiado, como digo, me has dado que pensar.

Un abrazo.

María José Flores dijo...

Interesante. No hay que victimizarse, sino más bien hacerse cargo.

Saludos!

AlmaBaires dijo...

Finalmente tengo el tiempo de comentarte...

Creo que esas frases con las que inicias esta entrada, están bien, o las podría aceptar en boca de un adolescente... hormonas en revolución y rebeldía a los máximos niveles. Luego no. Luego son excusas.
Como planteé unas semanas atrás en una entrada, creo que muchos están muy acostumbrados, y les resulta más fácil, "culpar" a otros de las (malas) decisiones. Lo más común es que hagan eso o se escuden en el "hice lo que debía"... y no, yo de lo que estoy convencida, es que uno elige. Tal vez sólo sean dos opciones, pero elige. Lo hace en base a dónde y cómo creció, a su educación, a aquello en lo que cree... pero elige. Y uno debe hacerse responsable de lo que elige.
¿No te gusta tu familia? ¿No te llevas con ellos? ¿No te gustan sus modos? ¿Crees que te son tóxicos? Pues vete. No eres un árbol. Y no creo exista -realmente- un vínculo tan fuerte que no pueda romperse. Y hazte responsable de esta elección; porque no puedes pretender hacerla y querer ser el "bueno" de la película para el otro, o para quien no te conoce. Uno debe tomar conciencia que todos somos "el malo" en la película de alguien, a veces en más de uno. Pero bueno, es ley de vida... como decía mi nonno, "no puedes estar bien con dios y con el diablo"...
Yo elijo, decido lo que me hace bien, tratando de hacer el menos mal posible... pero priorizando ser feliz yo. Aunque suene egoísta... es lo que llamo "sano amor propio".

Este tema, como todo lo que te he leído (porque he paseado por tu blog) sería para conversar tardes enteras con una buena taza de té de por medio... :)

Te deseo un fantástico fin de semana... besotes!

**kadannek** dijo...

-Sólo el amor es real: Totalmente de acuerdo con tu comentario, en esencia ese es justamente el mensaje que quiero transmitir. Gracias.

-Lunaroja: Me alegra que te haya gustado esta reflexión y la manera en que la expuse, me alivia saber que el mensaje llegó con fuerza y claridad. Comparto por completo lo que dices, hay que ver a las personas en nuestra vida como seres que nos aportan a nuestra evolución y a la vez, nosotros a la suya, a veces toca desde el dolor o desde el amor, como bien dices. Aún así, no debemos culpar a otros por nuestras elecciones, porque nosotros somos quienes deciden seguir ciertas rutas. Un gran abrazo de luz!

-Beatriz: Me alegra tu lectura y visita. Comparto tu apreciación. UN abrazo.

-El Demiurgo de Hurlingham: Cada quién decide cómo llevar sus relaciones y permitir que les afecten en distintos niveles. Como dije, es cierto que los demás los lastimas, pero va en ti mismo quedarte viviendo desde el trauma o salir adelante. El libre albedrío no es difícil de aplicar, lo aplicas todos los días, prácticamente que a cada hora, desde lo que quieres vestir hasta expresar cómo te sientes. Son pequeñas decisiones que marcan la diferencia. Pero no tienes que creerlo, cada quien tiene su propio proceso. Saludos.

-M. Jesús Muñoz: De verdad me conmueven tus palabras y aprecio. Soy yo quien agradece tus aportes tan contundentes y profundos. Comparto también tu forma de ver las cosas, en donde somos dueños de nuestros camino y por ende, de nuestro destido. Un gran abrazo de luz!

-Palomamzs: Es cierto, hay muchas cosas difícil de superar, pero cada quien decide vivir desde el trauma o desde la sanación. Nadie nos enseña que en realidad todo es cuestión de elecciones. Gracias por venir, un abrazo.

-Amalia: Recalco tus palabras: Cada uno es responsable de su forma de vivir", totalmente de acuerdo con esto, sobre todo en edad adulta es cuando más conscientes debemos ser sobre este tema. Saludos.

-Beauséant: Jajajajaj también me gustan ese tipo de películas, pero al final te das cuenta que la mejor guía que puedes tener es tu brújula interior; si pones atención a tu intuisión jamás errarás, aunque sea tu primera impresión en apariencia. A veces los resultados tardan un poco en vislumbrarse.
Al contrario de ti, si creo tanto en la justicia como en la misericordia divina, pero más allá de eso, me enfoco en las decisiones y acuerdos que tomamos antes de nacer. Y aunque no lo hiciéramos, cada quien tiene capacidad y derecho a elegir, ahí está la clave de todo.
Haz hecho bien en relajarte con los resultados de tu travesía, viene lo que tiene que venir y se va lo que debe irse.
No te explayas demasiado, me alegran leer tus reflexiones. Un abrazo.

-María José Flores: Gracias por tu visita, exactamente, no hay que victimizarse.

-Alma Baires: No podría estar más de acuerdo con tu reflexión. La comparto completamente, de principio a fin.
Estamos muy mal-enseñados como dices, se los ha dicho que tus problemas, tus miserias, tus dolores, siempre te los genera un tercero, cuando en realidad, uno sufre en la medida que se permite a sí mismo sufrir. Le damos las cargas y culpas a los demás, incluso ponemos nuestra salvación en manos ajenas.
Hace mucho entendí que todos seremos el villano en la vida de alguien, pero no por eso debemos bajar la cabeza y arrepentirnos de escoger lo que es mejor para nosotros. Si alguien te trata de villano, usualmente es porque se trata de una persona incapaz de encargarse de sí misma.
Sería fascinante poder tomar un té o un café y ahondar más en éste y otros temas. Te envío un abrazo entrañable y luminoso.