Socialmente se le pide demasiado
a la mujer, no ya porque se sepa a ciencia cierta que puede dar más de sí, más
bien por falsos estándares que han impuesto medios masivos de comunicación y
eventos en donde se explota su sexualidad y estética. El rol femenino, claro está, es mucho más
vasto, versátil y profundo que esto; Desde todo lo que implica
ser mujer (con beneficios y limitantes), -madre, esposa, trabajadora y
ciudadana- hasta los aspectos más delicados y sensibles de ser humano, con todo
y sus inquietudes existenciales hasta las aspiraciones espirituales más altas
como ser o individuo.
Aquí encuentro dos problemas.
Primero: Lidiar con esos patrones en extremo moralistas que de antaño han
oprimido la libertad de ser de la mujer, viviendo en un mundo machista y
cerrado. Luego, intentar encajar en esas reglas sociales exigentes de
perfección, formando a mujeres inseguras de sí, que luchan día a día contra esa presión por no
poder ser ellas mismas sin tantas ataduras. Sumando los ya mencionados
estándares ridículos de belleza y de lo que se supone “que es ser una mujer”.
A todo ello se le agrega el otro
problema que veo en esto: La mala interpretación de la famosa igualdad de
género, transformando la preciada libertad en libertinaje; Si queremos equidad,
hay que partir por respetarse a sí mismo. Confundir la capacidad de expresar sus
gustos, personalidad y derechos de
igualdad, poniéndose al nivel de las vulgaridades en el habla o modo de actuar, no hace a un mundo más equilibrado;
Hay que encontrar el punto medio entre la libertad como persona respetable,
inteligentemente rebelde y una osadía ridícula y poco útil para tu género. No
puedo evitar mencionar el pensamiento feminista mal enfocado al desprecio por
el hombre; Repudiando al otro no se consigue nada. El feminismo es respetable
en cuanto a sus ansias de libertad, exigir respeto hacia sus derechos, de
abolir la opresión y aplacar el machismo. Ambas posturas, es decir, machismo y
feminismo llevados de forma extremista, sólo nos dañan y agotan las posibilidades de compañerismo,
justicia, igualdad y respeto mutuo.
Me gustaría que la mujer no sólo
fuese apreciada por su evidente belleza y atributos físicos, sino por sus
extensas aptitudes. La fortaleza, casi inherente al género, es impresionante y
evidente en muchas sobrevivientes de traumas terribles y duros de la vida; El
amor incondicional innegable que brota del corazón femenino es prácticamente
ilimitado especialmente en las madres, y ese espíritu soñar y romántico no sólo
pertenece a poetas, ni las interrogantes universales a los filósofos griegos,
nosotras también queremos conocer los misterios del universo, los otros planos
de la vida, todas sus dimensiones. Esas ansias por mejorar al mundo no sólo la
poseen los varones. Queremos aportar con nuestras propias visiones, ofrecemos
nuestras capacidades creativas, con una mentalidad, quizás, más abstracta y
menos estructurada, pero no limitada en opciones o alternativas.
Ser mujer es difícil, por los
propios procesos biológicos y facetas de vida, contando las etapas que toda
persona tiene que sobrellevar: Niñez, adolescencia, adultez y vejez. A todo
ello agreguémosle la subestimada inteligencia del género y las injusticias
propinadas hacia el mismo, sobre todo en el campo laboral, con malas pagas,
incluyendo chantajes prometedores de éxitos y ascensos a cambio de favores
sexuales: ¿Soportar acoso sexual para ganar más? ¿a caso no es humillante, un
indicador de menosprecio a la calidad
intelectual y emocional como persona? Es un atentado contra tu integridad como
individuo. ¿Dónde está el respeto y valoración como persona parte de la sociedad?
Existen muchas mentes brillantes y corazones fuertes, a quienes no les dan las
oportunidades de demostrar su valía…
Además de las constantes
injusticias y abusos sociales, hay que destacar la problemática espiritual. Sí,
esos anhelos de más, de crecer, de explorar, de entender, de encontrar tu lugar
en el mundo. También nos afectan los asuntos propios del alma.
Así que no se debe pensar en la
mujer como un cuerpo vacío, incapaz y débil, ni como un ente que debe ser
explotado, menospreciado o subestimado. Hay tanta habilidad y talento, tanta
riqueza en este género, qué es tonto no admirarse y no aplaudir.
3 comentarios:
No sé dónde leí que el peor enemigo de una mujer es otra mujer...
La verdad es que nunca me he sentido inferior por ser mujer. La vida, en ese sentido, me ha tratado muy bien.
De nacer mil veces, mil veces querría ser mujer.
Un abrazo
Cuánta razón tienes!. Los extremos pierden la razón, porque siempre intentan anular al otro.
No se trata de destruir ni de menospreciar al otro, sino de crear juntos, de enriquecernos y respetarnos.
Todavía queda mucho por aprender, y comentarios como el tuyo ayudan a ser conscientes en nuestra vida cotidiana a ponerlo en práctica.
Y por ello te estoy agradecida!
Un gran abrazo!
Qué guay, Kadannek :) Sólo decir que estoy totalmente de acuerdo y me encanta el optimismo con el que acabas todo esto. Simplemente, brillante. Mis más sinceros aplausos, mi amiga :)
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