martes, 21 de agosto de 2018

Interconectividad forzada



Experimenté por un par de meses la desconexión de algunas redes sociales, incluyendo programas de mensajería instantánea, y también, rehuí a eventos socio-familiares. No me fui precisamente a un retiro espiritual ni hice un voto de silencio, pero hasta cierto punto tuve los mismos efectos como si así lo hubiese hecho; lo más destacable es que pude enfocarme casi al 100% al aquí y al ahora, a estar muy presente para personas que requieren mi ayuda o mi simple, pero cariñosa compañía. 
Quisiera decir que tuve muchísimo tiempo para mí, pero la realidad es distinta; esta desconexión, que por un lado necesitaba, se dio casi a la fuerza por la cantidad de tareas y circunstancias que me empezaron a rodear de un tiempo para acá. Cambios notorios que le agregaron intensidad a mi vida, incluyendo a mi entorno cercano, según el rol. Los resultados son buenos y el proceso fue prácticamente un viaje de crecimiento y aprendizaje, un poco agotador o potente, pero gratificante también. Hoy en día actúo más rápido y con mayor eficacia que antes. Y aunque en general me siento cansada, a la vez percibo una gran nutrición interna.

Sumado a las labores, mi celular comenzó a fallar hasta que finalmente decidió apagarse para nunca más volver a encender. No me preocupó, lo vi venir y no me molesté en repararle, aunque claro está, estoy agradecida de haberle tenido y de todo lo que me proveyó. Pero a cada cosa le llega su hora. Este evento me separó aún más de la interconectividad que a veces nos mal-consume a la mayoría, pues vivimos en una época que implícita -o incluso, directamente-, nos compromete a estar ubicables, comunicables y disponibles todo el tiempo. Hace bastante oí a un psicólogo comentar el caso de un grupo de agentes que trabajaban para una empresa, la cual  les había regalado un Blackberry a cada uno, a esto el psicólogo les dice: “¡Qué bien! ¿están contentos?, ¡es un gran obsequio!”, a lo que los trabajadores respondieron que no, ya que ello no les permitía desconectarse del trabajo, aunque estuvieran fuera de su horario. Estando en casa, el jefe siempre podía llamarles para preguntar o pedir cosas relacionadas con el trabajo. “¿Cómo dejar en visto al jefe? Nuestra imagen con él entra en juego”. Y traslado este asunto a la familia y a los amigos también, que pueden ser igual o más intrusivos. Es casi imperdonable un momento de ocio o de simplemente no querer responder; se lo toman como una grosería o una ofensa personal. Algunas personas se han molestado conmigo por ignorar sus cadenas y memes, pero tampoco se dan el tiempo de entender que esas cosas me aburren e incluso molestan, aunque se los diga de frente. No es que no tenga sentido del humor, lo que no tengo es mucho tiempo ni interés para dedicarme a ello. Ya lo sabía bien Charles Bukowski cuando dice: “Entiéndeme. No soy como un mundo ordinario. Tengo mi locura, vivo en otra dimensión y no tengo tiempo para cosas sin alma”. 

Me atreví a negarme a reuniones las cuales significaban, para mí, una pérdida de energía y tiempo, y que seguro sólo traerían incomodidad y compromiso banal. Y fui sincera: “No tengo tiempo”. Una respuesta directa y eficaz. Sí, quizás pude organizar mi horario, mover alguna cita, pero es importante rechazar lo que no quieres hacer ni ver a quien no quieres ver. Debes ser honesto contigo mismo, aunque a veces suponga algún tipo de represalia, aunque ésta se entienda como habladurías o cuestionamientos.  Tu núcleo más íntimo es el que lo vale todo, y es a ese núcleo al que le pongo toda mi energía, atención y amor. Ahora realmente no quiero repartirme entre grupos o individuos, aunque también les tenga afecto. Lo que mantengo con mucha claridad es mi escala de prioridades y me muevo conforme a ella. Se vale la ausencia, el respirar, el despejarse, el darte tu tiempo y espacio.

10 comentarios:

lunaroja dijo...

Realmente es de mucho aprendizaje tu post.
Estoy totalmente de acuerdo contigo,y creo que has hecho un trabajo arduo,porque lamentablemente la sociedad en la que vivimos,nos aboca siempre hacia la otra dirección,la de embebernos en cientos de tareas que nos desconectan y nos alejan de lo verdaderamente importante.
Me gustó mucho tu exposición!
Un abrazo!

Beauséant dijo...

De nuevo pones encima de la mesa temas que todos conocemos de sobra, y sobre los que nunca nos hemos puesto a pensar en serio ni, mucho menos, actuar.

Al final tenemos poco tiempo, es duro darse cuenta de una verdad tan grande, y cuánto más tiempo pasemos haciendo cosas que no queremos menos tiempo tendremos...

Pero sí, es complicado pensarlo.

Gracias !!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hiciste bien en decir que no tenías tiempo, hay que defender el derecho a elegir como se usa el propio tiempo.
Besos.

Maite-volarela dijo...

Kadanek, suscribo y aplaudo cada una de tus líneas. Franqueza, fidelidad a una misma, espacio interior, aire... para desarrollarse libres...
La frase de Bubski es genial, sencillamente.
Justo hace poco me han regalado un móvil de éstos y créeme, le tengo verdadero pánico por la dependencia que veo que crea en los demás. Intentaré seguir tus consejos por mi bien.
Un verdadero placer recrearse en tus inteligentes y clarísimo textos.

Yo retomo mis venas poéticas y las pongo a desentumecer. Espero que te guste mi nuevo trabajo en Viento de paz. Creo que ahí seguiré publicando en adelante.

https://maiteia.wordpress.com/2018/08/23/simple-poesia/
Muchos besos

Recomenzar dijo...

Se puede ser feliz escribiendo
comunicándose
hablando sin aislarse de la riqueza que la vida nos da a diario
Lo importante es ser feliz con uno mismo
yp lo soy
¿y vos?

**kadannek** dijo...

-Lunaroja: Muchas gracias por tu apreciación tan atenta y un comentario tan bien formulado. Concuerdo en que culturalmente vivimos atareados sin darnos el tiempo suficiente para abocarnos a lo verdaderamente esencial. Ese es justamente el trasfondo de este post. Besos.

-Beauséant: Exacto, la cosa es dedicar más tiempo a lo que nos enriquece de verdad, a lo que nos llena y ayuda a ser mejores y más felices, en vez de gastar tiempo absurdamente en banalidad y cosas que ciertamente no nos aportan.

-El Demiurgo de Hurlingham: La idea principal es ser dueños de nuestro tiempo y dirigir la vida a nuestro antojo, con el mejor criterio posible para hacer de nuestra vida algo mejor.

-Volarela: Ya te lo dije, pero vale la pena repetirlo: Una alegría inmensa que vuelvas a escribir y compartir la esencia mágica que mora en tu corazón. Gracias, de verdad.
Justamente esto se trata de ser fiel a sí mismo, con total honestidad y apertura mental. Aprender a discernir qué nos hace bien y cuándo debemos parar o poner límites. Gracias, porque lo entendiste por completo. Un abrazo de luz.

-Recomenzar: Parte de la felicidad es saber comunicarse e interactuar, pero también tomarse un tiempo para sí mismo si así lo quieres, sabiendo que te bastas en tu completud sin depender de otros.

lanochedemedianoche dijo...

Hay muchas maneras de ser feliz.
Abrazo

**kadannek** dijo...

-María del Rosario Alessanfrini: Sí, hay muchas formas de ser feliz. Saludos.

tanci dijo...

Leyendo esta entrada te entiendo. Y entonces más me entiendo. Gracias.

**kadannek** dijo...

Tanci: Y agradezco que así sea. A veces las historias de otros pueden llegar a resonar en nuestro interior. Por eso es esencial escucharnos entre nosotros.