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domingo, 26 de julio de 2020

Orden para retomar el control II: El pasado




Encontré este post que tenía preparado desde el año anterior, pero que no subí debido a que en mi país surgió un movimiento social muy intenso en el que me estaba enfocando. Corresponde a la segunda parte de Orden para retomar el control I: Entrar en el caos

Remover el pasado a veces duele, avergüenza e incomoda, pero también nos da perspectiva e informa sobre cuánto hemos crecido y avanzado en el camino, así como de cuánta culpa, decepción y otros males arrastramos.
Es necesario mirar nuestros recuerdos, hacer la paz con ellos, o al menos, un trato formal para que no nos golpeen durante toda la vida cuando les dé la gana.

Hace unos días atrás, cuando organizaba mis diplomas y documentos, me encontré con papeles sobrevalorados, y con muchos otros que olvidé por completo con el tiempo. Habían cosas que no miraba desde que salí del colegio y años posteriores, que a la hora de la verdad, eran inútiles de guardar. Ni siquiera me traían bonitos recuerdos como para conservarlos, porque eran trámites engorrosos u obligatorios en su momento, y como es de esperar, nada divertidos de hacer. Luego hallé documentos del funeral de mi padre, entre ellos, tarjetas “en memoria de...” que jamás usamos, junto con el libro de condolencias lleno de saludos, pésames y palabras vacías para mí. Sabía de su existencia, claro, porque yo misma le oculté en mi closet para que nadie sintiera dolor al verlo, pero, irónicamente, a mí me dolía conservarlo. Creí que correspondía tenerlo siempre, sin embargo, cuando miré todas estas cosas, me di cuenta que sólo sirven para rememorar lo triste de ciertos momentos, haciendo bulto, no sólo en mi armario, sino como un pensamiento no resuelto en algún rincón de mi cabeza. Así que mi acto “psicomágico” fue rescatar las fotos de mi papá y romper una a una las páginas con dedicatorias superficiales, junto a las tarjetillas de pésame. Esa fue mi manera de encontrar tranquilidad con esa etapa de mi historia, al menos, con lo que se refiere a lidiar con los malos consejos de la gente. Las cosas suelen complicarse por las intromisiones y aportes innecesarios de personas imprudentes.

Eliminar lo que nos causa emociones negativas y quedarse con lo importante, es lo que vale en verdad.
Era necesario darle un nuevo orden, una nueva carpeta y un mejor lugar a estos recuerdos en forma de documentos. Fue bueno verlos, reorganizarlos y seleccionar los que verdaderamente importan. Me dio nostalgia, claro, pero pude dimensionar qué tan encadenada o en paz estoy con mi pasado.
También regresé papeles ajenos que me quitaban espacio, y decidí no ser nunca más un depósito para guardar cosas de otros, pues cada quien debe sobrellevar su propio pasado e historia personal. Quiero mi espacio bien utilizado y que no sea invadido por recuerdos, momentos y pertenencias de nadie más.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Revolución


(Fotografía de Susana Hidalgo, actriz)

Estos meses han sido, como suele decirse, “una montaña rusa de emociones”, tanto a nivel personal como a nivel país. Puede que algunos no lo sepan, pero vivo en Chile, en donde se ha producido un estallido social tremendo. No pretendo hacer un resumen cronológico de lo que ha ocurrido porque abunda información por internet, y respecto a ello, estoy muy agradecida por la existencia de las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, ya que de esta forma hemos podido mantener circulando la información más cruda y real, y no maquillándola como lo han hecho descaradamente los noticieros y programas nacionales. 

Cuando todo inició me fue necesario, no sólo participar en las protestas, marchas y distintas manifestaciones en mi ciudad, sino también hacer una reflexión, por decirlo de alguna forma, “sociológica”, para poder comprender lo que estaba ocurriendo: Lo que sucede en Chile es el enfrentamiento con el inconsciente colectivo que al fin ha salido a flote. Cuando hay tanto descontento en nuestro interior y no lo atendemos más que con parches momentáneos, tarde o temprano explota de todas las formas posibles, ya creativa o destructivamente. Hay que mirar todas las capas de lo que pasa y escuchar lo que nos quiere decir su mensaje de fondo; más allá de la pérdida material y la incertidumbre, nos hablan de un pueblo frustrado, dolido y cansado. Pero ¿por qué tardamos tanto en reaccionar? Probablemente fue el miedo de las generaciones pasadas, las que vivieron la dictadura de Pinochet. Desde ahí, el Chileno promedio se acostumbró a vivir en silencio, oprimido y temeroso. Era mejor vivir de forma indigna pero conservar tu integridad. Cuando el estado no te ampara, sino que te secuestra, te tortura, te viola y te asesina, sólo cuentas contigo mismo. ¿Se dan cuenta del gran desamparado que ha soportado el país? Y esto, amigos, se repitió en pleno 2019. Ya somos uno de los países con índices más altos en cuanto a la violación de los derechos humanos. Nuestra policía y milicia, una vez más, mostró su verdadera cara, una de psicópatas.

(Fotografía de Ramón Monroy Aton)

Las barricadas, las quemas y los saqueos provocados por el pueblo, de cierta forma son "un mal necesario" para que esta sombra ignorada, de una parte de Chile, tuviese visibilidad. Evidentemente se nos fue de las manos, se mezclaron la disconformidad social con las miserias personales y los montajes de carabineros para desvalorizar el movimiento social y propagar el temor.
Es momento de replantearnos la forma en que vivimos y pedimos lo que creemos justo. Y exigir cambios, pero partiendo por nosotros mismos también. Desde la transformación de cada quien podemos traer una realidad más sana y satisfactoria a nuestro entorno. Unámonos con fuerza, con sentido común y balance para que todos obtengamos mejoras y tranquilidad.

Siento dolor, tristeza, indignación e impotencia y quisiera hacer más, por ahora la forma más creativa y amorosa con la que me siento capaz de contribuir, es con esta clase de reflexión que les comparto, además de mantener la información real circulando, por más dolorosa que sea. No podemos tapar el Sol con un dedo.
Fuerza para toda latinoamérica, especialmente para Bolivia, Ecuador, Paraguay y Colombia que también comenzaron a protestar con valentía y firmeza. No podemos parar ahora, hay que resistir hasta lograr verdaderos cambios, se lo debemos a nuestros heridos, a nuestros baleados, a nuestros detenidos desaparecidos y a nuestros muertos. ¡Por los de entonces, por los de ahora y por los de mañana! ¡Por todos!



viernes, 13 de enero de 2017

La abuelita Bertha


Analy y su abuelita Bertha (en vestidos perfectamente combinados)

¿Alguno de ustedes ha experimentado las bondades de conocer una “abuelita de cuento”? ¿Esas abuelitas que parecen poseer las respuestas a las interrogantes más enigmáticas de la vida?, ¿esas que son mágicas en su mirada, dulces en sus sonrisas, sabias en sus palabras, eternas en sus abrazos? Analy tiene el privilegio de llevar en su interior la sangre de Bertha, su abuela paterna y su amiga. Bertha siempre estuvo al pendiente de su cumpleaños, de darle muñecas durante todas las Navidades de su niñez y perfumes especiales cuando comenzó su juventud. El de la Navidad pasada es hermoso, se llama “Villa Navideña” y tiene forma de casita, de esas casitas de pradera, blanca con techo triangular, con su puerta principal acompañada por ventanitas iluminadas. Me imagino a la abuelita Bertha escogiendo con especial dedicación este perfume para su nieta, y otro con mucho cariño para su novio, “el nuevo nieto” que tan contenta la puso.

Analy me cuenta que su abuelita siempre tenía algo para dar; dinero, dulces y muchos abrazos. Le contaba historias con lujo de detalles, ¡pues tenía una memoria de elefante admirable! Me la imagino conversando con ademanes y risas, enfatizando los momentos claves y más únicos de sus relatos, y a una Analy con brillantes ojos intrigados, haciendo algunas preguntas para profundizar en la historia de tanto en tanto, casi que con elevada prudencia, para no interrumpir las narraciones de las aventuras de Bertha. ¡Qué regalo más grande!, ¡qué privilegio!

Hoy supe que en su juventud tenía el paso ligero y le encantaba bailar. Pienso que habría sido una gran partner de mi abuela materna, quien ama estar en la pista de baile y sobre escenarios. Seguro habrían creado coreografías que las llenarían de aplausos.

Hace dos Navidades hablé por primera vez con la abuelita Bertha, recuerdo ese momento con emoción, pues me llegó su tierno saludo de forma inesperada. Me encontré con una voz pausada, levemente rasposa y profunda, un poco nerviosa y alegre al mismo tiempo, que me brindó sus bendiciones repletas de buenos deseos. Tragué en seco, pues una persona importante para “mi hermana” en México, me estaba considerando. Me hizo sentir cerca de la familia y logró conmoverme, aunque lo disimulé bien. Con algo de torpeza y timidez correspondí a sus saludos, comentándole, de paso, lo mucho que quiero a su nieta. Agradezco mucho a mi amiga Analy, por permitirme ser parte de su familia, por darme el honor de poder haber interactuado con su amada abuela. 

Hoy ha sido una mañana triste y extraña. Te oí llorar amargamente por la querida abuelita Bertha, quien ha ido hacia otro plano y no sabemos con certeza si volverá. Y en ese llanto había tanto dolor como amor ahogado. No puedo impedir que sufras, pero aquí estoy, en un intento -quizás vano- de acompañarte y aligerar el peso. 

Agradezco a Bertha, porque ella te ayudó a ser la maravillosa persona que eres hoy. La mujer fuerte y sensible, hermosa y sincera, la gran madre y amiga que eres. 

Te quiero mucho, Analy.


lunes, 29 de febrero de 2016

¿Cómo lidiar con un duelo?


¿Ha muerto tu mejor amigo, tu padre, un primo, el profesor al que admirabas o una persona que era tu fuente de inspiración? Debes estar sumido en la tristeza, tratando de hallarle sentido a este evento, repasando los recuerdos tanto como las culpas. Quizás debiste abrazarle más, perdonarle, desesperezarte y regalarle una visita sorpresa. ¿Nunca le dijiste cuánto le querías o lo hiciste pero no fue suficiente? El remordimiento debe de estar mordiéndote las entrañas. Extrañar a alguien querido puede llegar a encolerizarte tanto que te saca de quicio, batallas noche a noche con tu desesperado dolor; el insomnio es ahora tu confidente tanto como tu enemigo.

Tal vez te caerán como patada en el estómago los “pésame” de personas que ni conoces, y cualquier lágrima ajena se sentirá como una burla. Tú cariño por esa persona era el más fuerte, el más sincero y el más valioso, aunque les haya faltado tiempo juntos.

¿Ya te cansaste de las pláticas motivadoras, de esas frases que dice un familiar sabiondo que trata de darte razones religiosas o espirituales para que encuentres el balance?, ¿pudiste leer libros relacionados como “El libro tibetano de la vida y la muerte” o “El Libro Egipcio de los muertos”?, ¿encontraste consuelo en una película basada en hechos reales, en donde una familia enfrenta la pérdida de un miembro y lo superan juntos con mucho amor?, ¿ya desahogaste tu pena con un hombro amigo, el único que realmente te dijo lo que necesitas oír y te abrazó tan fuerte en un intento por reconstruir tu corazón? Es probable que sigas mirando al cielo preguntando “por qué” y que visites su tumba con frecuencia para tu tranquilidad psicológica, sabiendo que realmente “no está ahí”; es muy posible que nunca te recuperes del todo y que le extrañes por el resto de tus días, sobre todo si fue una persona que consideras irreemplazable.
A lo mejor no le lloraste nunca y tu temple sorprendió a todo el mundo. Quizás te trataron de un ente frío por no hacer berrinche y escándalo como hacen los demás. Tal vez te recomendaron “desmoronarte para volver a reconstruirte” y tú agradeciste con una cortés sonrisa para no rechazar de frentón tan poco sensato consejo. La verdad, ignoro tu situación, si quieres contármela bienvenida sea, porque este es un espacio de liberación.
Pero déjame hacerte una recomendación al respecto: Debes tener presente que tu sufrimiento no es el único, incluso pueden existir personas a las que les cuesta más que a ti lidiar con esto, si te sienta bien reunirte con ellas, hablen de sus emociones, traigan de regreso episodios emblemáticos de la persona que partió antes que ustedes. Lloren juntos si se sienten cómodos, pidan ayuda si la requieren, porque hay ocasiones en que las penas pesan menos en compañía. También analiza si te estás victimizando o sobredimensionando tu dolor. No uses como excusa el fallecimiento de este ser para dañar al resto y de paso exigir paciencia porque “tienes derecho ya que estás triste”, tampoco te permitas postergar tus proyectos o limitar los de otros, porque esto no te permitirá sanar ni a ti ni a los demás, y ello no es justo, ni noble ni hace bien. Puedes desahogarte, pero no te desbordes. Puedes hacer “celebraciones” en su honor si te ayuda, pero respeta si alguien se siente lo bastante frágil como para no participar. No obligues ni te obligues a asistir a eventos sociales de consuelo mutuo. A veces se necesita tiempo, espacio y soledad para equilibrarse en silencio y toca dejarlo en claro.

No hay tiempo estimado en el que se supere un duelo, pero habitualmente en el transcurso de un año sería aceptable ya retomar tus actividades. Es un tiempo “razonable” para haber desarrollado el autocontrol, haber superado las culpas y dejar de echar en cara cosas que se hicieron o faltaron, y me refiero a ti, al fallecido o a otro, porque no sirven más que para causar aflicción. Algo que funciona es realizar actos simbólicos de despedida, de perdón, de agradecimiento o similares. Eso trae tranquilidad para todos los implicados. 
Estudia el tema de la vida, la muerte y el más allá, pero no te obsesiones, detente cuando te llegue lo que crees que debías saber. No sufras más de la cuenta porque no sólo te duele a ti y a las personas que te quieren, sino que, bajo mi creencia, perturba y bloquea la ascensión del fallecido; de hecho, su proceso es más complejo que el tuyo. Así que sigue viviendo y avanzando por él. Quizás no son los mejores consejos del mundo, pero sé que cada persona tiene un proceso diferente para lidiar con estas situaciones, y sé que si se toma como un evento traumático, los bloqueará por años o de por vida, y de paso dañarán mucho a los que están a su alrededor. Quiero que sepas que empatizo contigo y que si necesitas un poco de apoyo aquí estoy.
Dedicado con especial cariño a mi amiga Lorena. Un abrazo para ti.

sábado, 2 de febrero de 2013

En recuerdo a Juan M.


Ayer se cumplieron dos años desde que mi querido amigo Juan M. Falleció. Hoy le recuerdo al encontrarme con un poema de Óscar Hahn que desconocía:

Rulfo en la hora de su muerte

Había una luna grande en medio del mundo
Era vieja de muchos años y flaca
Como si le hubieran estirado el cuero
Ésta es mi muerte dijo
Si usted viera el gentío de ánimas
Que andan sueltas por la calle
Estoy aquí boca arriba
Pensando en aquel tiempo para borrar mi soledad
Me mataron los murmullos
Y se fue montado en su macho sin mirar hacia atrás
Dejándonos la imagen de la perdición
El duerme
No lo despierten
No hagan ruido
Duró varias horas luchando con sus pensamientos
Tirándolos al agua negra del río
Y se fue desmoronando
Como un montón de piedras

sábado, 19 de enero de 2013

¿Qué es morir?



En honor a mi padre a un año de su partida, unos breves versos de Elías Nandino y de Ángel González respectivamente:


¿Qué es morir?

-¿Qué es morir?
-Morir es
Alzar el vuelo
Sin alas
Sin ojos
Y sin cuerpo.

(La creación de Adán, en la capilla Sixtina pintado por Miguel Ángel)


Cumpleaños  
 
Yo lo noto: cómo me voy volviendo  
menos cierto, confuso,  
disolviéndome en aire  
cotidiano, burdo  
jirón de mí, deshilachado  
y roto por los puños.  
  
Yo comprendo: he vivido  
un año más, y eso es muy duro.  
¡Mover el corazón todos los días  
casi cien veces por minuto!  
 
Para vivir un año es necesario  
morirse muchas veces mucho.  
 
 

miércoles, 16 de enero de 2013

La Tumba y la Rosa (V. H.)


A mi padre




LA TUMBA Y LA ROSA

La
tumba dijo a la rosa:
-¿Dime qué haces, flor preciosa,
lo que llora el alba en ti?

La rosa dijo a la tumba:
-de cuanto en ti se derrumba,
sima horrenda, ¿qué haces, di?

Y la rosa: -¡Tumba oscura
de cada lágrima pura
yo un perfume hago veloz.

Y la tumba: -¡Rosa ciega!
De cada alma que me llega
yo hago un ángel para Dios.


Autor: Victor Hugo. 

miércoles, 9 de enero de 2013

A mi madre en nombre de mi padre


A través de este poema de Victor Hugo:





LA BELLEZA Y LA MUERTE

La
belleza y la muerte son dos cosas profundas,
con tal parte de sombra y de azul que diríanse
dos hermanas terribles a la par que fecundas,
con el mismo secreto, con idéntico enigma.

Oh, mujeres, oh voces, oh miradas, cabellos,
trenzas rubias, brillad, yo me muero, tened
luz, amor, sed las perlas que el mar mezcla a sus aguas,
aves hechas de luz en los bosques sombríos.

Más cercanos, Judith, están nuestros destinos
de lo que se supone al ver nuestros dos rostros;
el abismo divino aparece en tus ojos,

y yo siento la sima estrellada en el alma;
mas del cielo los dos sé que estamos muy cerca,
tú porque eres hermosa, yo porque soy muy viejo.